EL CABLE DE LUZ

Radioclip en texto sin audio grabado.

Espeluznante relato de los sucedido con los Cubanos deportados brutalmente de Ecuador y recibidos de la misma forma en Cuba. Un artículo de Cristina Burneo Salazar en Plan V.

Artículo de: http://www.planv.com.ec

_Imagen:_ cortesía del http://www.eluniverso.com/

Llegar tan lejos y caer tan bajo, señores del gobierno nacional. Ustedes acaban de secuestrar personas para ponerlas a merced del código penal cubano. Algunas de ellas ya llegaron a Cuba, por si quieren saber. A un muchacho joven del interior del país lo desnudaron y lo descalzaron cuando llegó el domingo a la Habana en un avión militar ecuatoriano. Luego lo soltaron en medio de la autopista, desnudo, para que encontrara su camino a casa…

Jaime tiene tres perros. Black, uno de ellos, es grande. El edificio en que trabaja como conserje está cerca del campamento cubano de La Carolina, levantado para llevar la espera de solicitudes de visa en la Embajada de México. En gesto de enorme solidaridad, Jaime le pasa al campamento un cable de luz y una toma de agua, por lo cual es amenazado con ser despedido. Como no puede llevarse a todos sus perros, en un inicio se ve obligado a dar en adopción a Black, pero su dueño de casa termina por solidarizarse. Black se salva. El gobierno nacional jamás será capaz de emular el gesto de Jaime, y sus funcionarios tampoco tienen esa valentía. Además, pocos ecuatorianos nos damos cuenta, como Jaime, de que la migración no es algo ajeno a nosotros, y los migrantes tampoco.

La comunidad cubana que acampaba en La Carolina se trasladó luego a El Arbolito. La madrugada del 6 de julio, en un operativo policial violento y desproporcionado, fueron desalojadas 148 personas. Migrar no es un crimen, es una situación límite en la vida de las personas. Quien migra no se va porque quiere, se va porque su vida corre peligro, porque está muriendo de hambre, porque no puede alimentar a sus hijos, porque repudia un régimen dictatorial que le ha perseguido. Su camino le expone, frontera tras frontera, a robos, violaciones, al hambre y al odio de los otros.

Además de todo eso, la comunidad cubana de El Arbolito ha sido expuesta a un fascismo frontal por parte del Estado ecuatoriano que nos muestra su poder de manera obscena. Aquí no sólo están siendo violados los derechos humanos de 148 personas. Aquí estamos expuestos todos a un Estado sin derechos. El despliegue de poder, el maltrato físico, la tortura psicológica, la brutalidad policial repiten lo que se ha hecho durante marchas de la sociedad civil, apresando a dirigentes, amenazando con violación a mujeres, desapareciendo a personas por horas, negando atención médica, persiguiendo a civiles. Los diez de Luluncoto, los 21 de El Arbolito, los Mejía, los Saraguro, los Montúfar, Margoth Escobar. Eso no es ajeno a nosotros.

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