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56- ¿HOMOSEXUALES?

RAQUEL Homosexuales. Gays y lesbianas. Algunas iglesias cristianas les niegan los sacramentos y les prohíben llegar al sacerdocio. Otras, los consagran como obispos. A lo largo de la historia, han sido perseguidos, ridiculizadas, torturados… Homosexuales. Otro tema crítico y otra entrevista exclusiva con Jesucristo desde Nazaret. ¿Podemos comenzar?

JESÚS Sí, Raquel. Comencemos.

RAQUEL ¿Por qué usted condenó a los homosexuales?

JESÚS ¿Yo? Yo nunca los condené.

RAQUEL Bueno, no los condenó, pero dijo que no entrarían en el Reino de Dios, que no es lo mismo… pero es igual.

JESÚS Creo que te equivocas, Raquel. Yo nunca dije eso.

RAQUEL Leo aquí en el Nuevo Testamento: “No os engañéis. Ni los impuros, ni los adúlteros, ni los afeminados, ni los homosexuales, ni los ladrones, ni los borrachos… heredarán el Reino de Dios”.

JESÚS ¿Quién escribió eso?

RAQUEL San Pablo. Primera carta a los Corintios, 6, 10.

JESÚS Ah, ya, pero no te olvides que Pablo, según me han contado, había sido fariseo. Se ve que le quedaban muchas durezas de las que tenían los fariseos. Yo no hice esa lista de pecadores que él hace, yo nunca hablé contra los homosexuales.

RAQUEL Pero Dios sí habló. Con fuego y azufre castigó a los habitantes de Sodoma, que eran homosexuales.

JESÚS Pues… creo que vuelves a equivocarte.

RAQUEL ¿No eran sodomitas los sodomitas?

JESÚS El pecado de Sodoma, eso me lo explicó una vez un rabino, fue la falta de hospitalidad con los mensajeros de Dios. No fue un pecado sexual, sino social.

RAQUEL Pero, señor Jesucristo, la homosexualidad, ¿no es un pecado contra natura?

JÉSUS La guerra, el hambre, dejar sin pan a las viudas y a los huérfanos… Ése es el pecado contra la naturaleza humana.

RAQUEL Entonces, según usted, ¿Dios no condena a los gays ni a las lesbianas?

JESÚS Dime una cosa, Raquel. ¿Qué hace una madre cuando se entera que su hijo es distinto a los demás? ¿Le cierra la puerta cuando llama? ¿Le tira una piedra cuando pide la bendición? Dios es una madre, no lo olvides.

RAQUEL Entonces, ¿usted los defiende?

JESÚS Muchos los atacan. Para muchos son los últimos. Pero en el Reino de Dios serán primeros.

RAQUEL No sé, oyéndolo hablar… En su grupo de apóstoles, ¿habría también algunos homosexuales?

JESÚS Seguramente.

RAQUEL ¿Tal vez Juan, el más joven de los apóstoles, el que escribió uno de los evangelios?

JESÚS A Juan y a su hermano Santiago yo les puse de apodo “hijos del trueno”, porque los dos eran muy violentos…

RAQUEL Sin embargo, siempre pintan a Juan afeminado…

JESÚS ¡Porque no lo conocieron!… Y porque no entienden la amistad entre dos hombres.

RAQUEL ¿Qué le diría usted a las iglesias homofóbicas que siguen rechazando y condenando a gays y a lesbianas?

JESÚS Que si están libres de pecado, arrojen la primera piedra. Y que con la vara con que hoy miden, un día serán medidos.

RAQUEL Concluyendo, Jesucristo, ¿admitiría usted en su grupo o dirigiendo la comunidad a una persona homosexual?

JESÚS ¿Por qué no? Yo nunca pregunté eso a quienes se sumaban a nuestro movimiento. Yo no colaba mosquitos. Les preguntaba si querían poner la mano en el arado para luchar por la justicia. Sólo eso.

RAQUEL Y algo todavía más delicado… ¿aprobaría usted el matrimonio entre dos hombres, entre dos mujeres?

JESÚS Si en esa unión hay amor, ¿por qué no? Donde hay amor, ahí está Dios.

RAQUEL Hoy sí, hoy déjeme llamarle Maestro. Gracias, Maestro, por sus palabras. Creo que muchos gays y lesbianas que estén oyendo este programa habrán recibido una buena noticia. Desde Nazaret, reportó Raquel Pérez, Emisoras Latinas.

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Otro Dios es Posible. Entrevistas exclusivas con Jesucristo en su segunda venida a la Tierra. Una producción de María y José Ignacio López Vigil con el apoyo de Forum Syd y Christian Aid.

NOTAS

Sodoma y Gomorra

Sodomita es un sinónimo habitual de homosexual. Y en muchas legislaciones se sigue hablando del delito de “sodomía” al referirse a las conductas homosexuales. Desde el lenguaje mismo, y con increíble frecuencia, se alude a los “hechos” ocurridos en las ciudades bíblicas de Sodoma y Gomorra (Génesis 19) para justificar la homofobia y hasta la violencia contra homosexuales y lesbianas. ¿Existieron realmente Sodoma y Gomorra? “Sodoma” deriva de la palabra hebrea que significa “quemado” y “Gomorra” de la palabra hebrea que significa “aplastado”. En el afán de encontrar alguna base histórica a este conocido y manipulado relato bíblico, el National Geographic ha difundido la investigaciones arqueológicas que descubrieron los restos de dos ciudades de la Edad del Hierro en las cercanías del Mar Muerto, que aparecen arrasadas.

Según los arqueólogos, estos asentamientos humanos pudieron desaparecer a causa de invasiones de pueblos enemigos o por terremotos o por incendios, o por una combinación de estos tres desastres. Lo más significativo, a juicio de los investigadores, es que en esa zona existen lechos subterráneos de gases combustibles (el “azufre” bíblico), lo que permite suponer que el fuego producido por un desastre natural o de otro tipo debió haber provocado incendios incontrolables y llamativos, que la memoria de los pueblos nómadas conservó como hecatombes jamás vistas y cuyos relatos se transmitieron oralmente durante mucho tiempo. Independientemente de lo que sucediera en estas ciudades o de que hayan sido ciudades reales o mitológicas, el relato bíblico cuestiona a los vecinos de Lot por su falta de hospitalidad contra los “ángeles” de Dios, más que por sus intenciones homosexuales. Los cuestiona por su “pecado social”, no por su “pecado sexual”.

Pablo: un fariseo

Al rechazar el texto tan excluyente de Pablo contra los homosexuales (1 Corintios 6, 9-10), Jesús le recuerda a Raquel que Pablo había sido fariseo. Saulo de Tarso ―ése era su nombre y la ciudad donde nació― no conoció a Jesús y nunca leyó ninguno de los textos que sobre Jesús escribieron los evangelistas, porque se escribieron después que él recorriera las principales ciudades del imperio ―Atenas, Corinto, Tesalónica, Alejandría― divulgando su propia interpretación de la vida y del mensaje de Jesús. Con toda probabilidad, una interpretación sesgada por sus orígenes culturales y teológicos. La capacidad viajera y organizativa de Pablo fueron fundamentales para extender el cristianismo por el imperio romano. Pero, ¿el “cristianismo” de Pablo fue en todo fiel a la originalidad del mensaje de Jesús y de su movimiento, caracterizado por la exigencia de relaciones humanas incluyentes y equitativas? Hoy abunda la reflexión que contrasta la tradición de Jesús con la de Pablo y que señala las contradicciones que existen entre ellas.

A diferencia de Jesús, Pablo nació en una familia acomodada y recibió una esmerada educación griega y una educación rabínica con los doctores de la Ley de Jerusalén. En su etapa pre-cristiana, Pablo persiguió violentamente a los primeros seguidores de Jesús por ser muy cercano a la mentalidad farisea, que era severa, intolerante, fanática y excluyente y que fue permanentemente cuestionada y rechazada por Jesús. Desde esta concepción religiosa, y en base a posteriores experiencias personales y emocionales, Pablo interpretó a Jesús y su mensaje. Y siempre quedó en él algo ―o mucho― de sus orígenes fariseos.

“La boda de las semejanzas”

El historiador estadounidense John Boswell, quien dirigió el departamento de Historia de la Universidad de Yale, escribió en 1994 el libro “Las bodas de las semejanzas” (Muchnick Editores). En él, y tras una investigación de doce años, presenta una evidencia desconcertante: documentos de la iglesia cristiana de los siglos VI al XIII, que contienen la liturgia con la que se celebraban las uniones eróticas entre dos hombres. Boswell recorrió las grandes bibliotecas de Europa, incluida la del Vaticano, y encontró decenas de manuscritos originales con las oraciones, gestos, salmos y ceremonial que se practicaban en las bendiciones del amor homosexual celebradas en iglesias y oficiadas por sacerdotes. El libro de Boswell demuestra que el matrimonio no fue declarado “sacramento” hasta el siglo XIII (Concilio de Letrán, 1215) y que sólo a partir de entonces se estableció la relación heterosexual como la única legítima. Es a partir del siglo XIV que en Europa occidental empieza a desarrollarse la obsesión homofóbica, considerando la homosexualidad como el más denigrante de los pecados. En los rituales que halló, Boswell observó páginas arrancadas o mutiladas posteriormente, con el fin de esconder lo que hasta entonces se veía con naturalidad y se celebraba con gozo religioso.

No “contra natura”, sino muy presente en la Naturaleza

El Museo de Historia Natural de Oslo, Noruega, abrió en el año 2006 una sorprendente exposición sobre la homosexualidad entre los animales. Con fotos y filmaciones presentan a los visitantes jirafas masculinas apareándose, ballenas femeninas copulando, monos machos estimulándose genitalmente, insectos, gatos, perros, pulpos del mismo sexo relacionándose, flamencos gays, loras lesbianas… El zoólogo Meter Bockman, uno de los organizadores de la exposición, explicó que los científicos han observado comportamientos homosexuales en mil quinientas especies de animales, lo que permite concluir que la homosexualidad es una realidad natural y frecuente. Refuta Bockman la idea de que estos comportamientos se den únicamente en los zoológicos, donde los animales permanecen encerrados, y afirma que la homosexualidad se observa entre los animales en libertad y en su medio ambiente, señalando que hay parejas gays de aves y mamíferos que duran juntas toda la vida. En la exposición se destaca la frecuencia de la homosexualidad entre los pingüinos. En algunas de sus colonias, una de cada diez parejas es homosexual, un porcentaje similar al que se observa entre los seres humanos. También se expone la bisexualidad: en el caso del chimpancé bonobo ―los animales más próximos al homo sapiens― toda la especie es bisexual. También hay especies de peces transexuales y de peces travestis.

A partir de estas observaciones, Bockman concluye que la idea de que el sexo sirve solamente para la reproducción no es cierta ni siquiera entre los animales, para los que la relación sexual, al igual que para los seres humanos, es más un asunto de placer y de interacción que de reproducción. Con esta exposición, sus organizadores pretendieron rebatir científicamente todos los argumentos y los prejuicios homofóbicos que califican el comportamiento homosexual como una perversión “contra natura”, contra la Naturaleza.

La homofobia en América Latina

Del doctor en Antropología, Luiz Mott, profesor de la Universidad Federal de Bahia, Brasil, fundador y presidente del Grupo Gay da Bahia, autor de 15 libros y más de 200 artículos sobre historia de la homosexualidad, es esta síntesis histórica: “Cuando se descubrió América, España y Portugal vivían su período de mayor intolerancia contra quienes practicaban el “abominable y nefasto pecado de sodomía”. En esa época se instalaron en la Península Ibérica los Tribunales de la Inquisición, que convirtieron la sodomía en un crimen tan grave como el regicidio y la traición a la patria. En América, los Tribunales de la Inquisición persiguieron también a los “sodomitas”. Este delito era uno de los pocos que las primeras autoridades de Brasil tenían autoridad para castigar con la pena de muerte sin necesidad de consultar previamente al rey de Portugal.”

En los tratados de teología moral de la época de la Conquista se leía: “De todos los pecados, la sodomía es el más torpe, sucio y deshonesto, y no se encuentra otro más aborrecido por Dios y por el mundo. Por este pecado lanzó Dios el diluvio sobre la tierra y por este pecado destruyó las ciudades de Sodoma y Gomorra; por causa de la sodomía fue destruida la Orden de los Templarios por toda la Cristiandad en su día. Por lo tanto, mandamos que todo hombre que cometa ese pecado, sea quemado y convertido en polvo por el fuego, para que ya nunca de su cuerpo y sepultura se tenga memoria.”

Al desembarcar en el Nuevo Mundo, los europeos encontraron una gran diversidad de pueblos y civilizaciones, cuyas prácticas sexuales diferían en gran medida de la matriz cultural judeo-cristiana, siendo algunas diametralmente opuestas en cuanto a la desnudez, la virginidad, la poligamia, el divorcio y sobre todo, la homosexualidad, el travestismo y la transexualidad. Ya en 1514 se divulga en la “Historia General y Natural de las Indias” que el gusto por el vicio nefasto se encontraba presente en todo el Caribe y en algunos territorios de Tierra Firme. Hay constancia de que los conquistadores se escandalizaron profundamente por esto y lo atribuyeron a la falta de conocimiento del “verdadero Dios”.

El año 1513 puede ser considerado fecha inaugural de la intolerancia homofóbica en el Nuevo Mundo: el conquistador Vasco de Balboa, al encontrar a un grupo de indios homosexuales en el istmo de Panamá apresó a 40 de ellos y los entregó a perros feroces para que los devoraran, conforme narra Pietro Martire y lo retrata un dramático grabado de la época. En 1548 se registra la primera persecución institucional contra europeos homosexuales: en Guatemala se apresa a siete, cuatro de ellos clérigos. Se salvaron de morir en la hoguera por un disturbio que tuvo lugar coincidentemente. En Brasil, entre 1591 y 1620, 44 hombres y mujeres fueron acusados y procesados por sodomía.

A fines del siglo XVIII habían sido denunciados 283 hombres y mujeres por este delito, 29 eran lesbianas. De ellas, 5 recibieron penas pecuniarias y espirituales, 3 fueron desterradas y 2 condenadas a azotes en público. La más famosa, Felipa de Souza, dio su nombre al premio internacional más importante de derechos humanos homosexuales, iniciativa de la Comisión Internacional de los Derechos Humanos para Gays y Lesbianas. México lideró la persecución a los homosexuales durante el período colonial: en 1658 fueron denunciados 123 sodomitas en la ciudad de México y sus alrededores, 19 de ellos fueron presos y 14 quemados en la hoguera.

Los Tribunales de la Inquisición desaparecieron en 1820 en Perú y México y en 1821 en Cartagena y Brasil. Pero las mentalidades no cambian por decreto y el machismo homofóbico sigue siendo un sello característico de la cultura latinoamericana. En el siglo XX, el suicidio, la total clandestinidad, la baja autoestima, la marginalidad, los asesinatos, pasaron a ser el pan de cada día de millones de gays, lesbianas y transgéneros en América Latina, rechazados por sus familias, humillados en las calles, impedidos de acceder al trabajo. Investigaciones realizadas en Brasil, país que debe albergar a más de 17 millones de homosexuales, revelan que de todas las minorías sociales, gays y lesbianas constituyen la más odiada, observándose un continuo que va del insulto verbal al trato humillante en los medios de comunicación, la violencia física en las calles, las detenciones arbitrarias y los asesinatos. En México, hasta hoy a los gays se los llama “cuarenta y uno”, en recuerdo de los 41 homosexuales presos en una sola noche en 1901, que fueron sometidos a castigos humillantes, obligados a barrer las calles de la capital y a lavar las letrinas públicas.

Cuba se destacó en la década de los años 60 por la violencia con que persiguió, apresó y obligó a exiliarse a centenares de homosexuales, identificando la homosexualidad con la decadencia capitalista. La película “Fresa y Chocolate”, de Tomás Gutiérrez Alea, y el libro testimonial de Reinaldo Arenas “Antes que anochezca”, revelan la intolerancia homofóbica de un período que felizmente ya está siendo superado.

Hasta mediados de los años 90 la homosexualidd seguía siendo considerada un delito en Chile, Ecuador, Cuba, Nicaragua y Puerto Rico. A comienzos del siglo XXI todavía persistían leyes contra la “sodomía” en Puerto Rico. Los obispos y clérigos de la iglesia católica y, últimamente y con mayor rencor, las autoridades de las iglesias evangélicas fundamentalistas, no han dejado nunca de atacar a los homosexuales en los medios de comunicación y en los púlpitos.

La homofóbica doctrina oficial católica

A pesar de los avances de la ciencia y del desarrollo de los derechos humanos en sociedades cada vez más plurales y complejas, las más recientes posiciones vaticanas frente a la homosexualidad siguen siendo las mismas: la orientación homosexual se considera un desorden grave, los actos homosexuales un pecado grave y, en consecuencia, la moral oficial exige a los homosexuales (los documentos oficiales no usan nunca la palabra “lesbianas”) una permanente castidad.

En la “Declaración sobre algunas cuestiones de ética sexual” de diciembre de 1975, el Cardenal Joseph Ratzinger, después Papa Benedicto XVI, al frente de la Congregación para la Doctrina de la Fe, tratando el tema de “la condición homosexual”, distinguía entre “tendencia homosexual” y “actos homosexuales”, calificando éstos como “intrínsecamente desordenados”. Con los avances sociales respecto a la homosexualidad, el Cardenal Ratzinger volvió a escribir sobre el tema en octubre de 1986 en una “Carta a los obispos de la Iglesia Católica sobre la atención pastoral de las personas homosexuales”. Precisaba en ella que la particular inclinación de la persona homosexual, aunque en sí no sea pecado, constituye sin embargo una tendencia, más o menos fuerte, hacia un comportamiento intrínsecamente malo desde el punto de vista moral. Por este motivo la inclinación misma debe ser considerada como objetivamente desordenada. La severidad doctrinal católica se deriva de una idea, persistente en la moral católica: la actividad sexual es aceptable sólo si está abierta a la reproducción. Y de esta otra idea: el placer sexual (“autocomplacencia”) es en sí mismo negativo.

Ratzinger: bases doctrinales para la discriminación

Cuando en varios países del mundo avanzaban legislaciones anti-homofóbicas y se extendía la reflexión sobre la injustísima discriminación sufrida por los homosexuales, en el documento vaticano “Consideraciones para la respuesta católica a propuestas legislativas de no discriminación a homosexuales” (julio 1992), la Congregación presidida por el Cardenal Ratzinger iba en otra dirección al afirmar taxativamente: La “orientación sexual” no constituye una cualidad comparable a la raza, el grupo étnico, etc. con respecto a la no discriminación. A diferencia de éstas, la orientación homosexual es un desorden objetivo.

Recién electo Papa, en junio 2005, el Cardenal Ratzinger, alarmado por la legalización en España de los matrimonios homosexuales, afirmó: Las diversas formas de hoy en día de disolución del matrimonio, uniones libres, matrimonios civiles, así como pseudo-matrimonios entre personas del mismo sexo, son expresiones de libertad anárquica que intentan pasar falsamente como la verdadera liberación del hombre. El primer documento hecho público por Ratzinger, ya Papa, en noviembre de 2005, fue una Instrucción en la que orientaba a no aceptar como sacerdotes católicos a “personas de tendencias homosexuales”.