7- ¿CÓMO DIO A LUZ MARÍA?

RAQUEL Ey, Maestro… ¡Jesús!… ¿Dónde se había metido?

JESÚS ¡Shalom, Raquel!

RAQUEL Lo he estado buscando toda la mañana…

JESÚS Estaba por aquí hablando con unos pastores… Me contaban de las tierras que les han quitado…

RAQUEL Pues yo le cuento que varios colegas han llamado a Emisoras Latinas interesados en coordinar entrevistas con usted… Pero, por lo que veo, usted prefiere conversar con los pastores…

JESÚS No, yo hablo con quien llegue…

RAQUEL Pues hable conmigo… Atención, estudios. Emisoras Latinas en vivo y en directo con Jesucristo con quien tenemos un tema pendiente… Ayer usted comenzó a hablar del parto de su madre María, ¿se acuerda?

JESÚS Sí, recuerdo. ¿Y qué quieres saber?

RAQUEL Pues… eso. Cómo dio a luz la Virgen… Bueno, su mamá… Comprendo que son preguntas muy íntimas, pero…

JESÚS ¿Íntimas? Los partos en mi tiempo no tenían ningún secreto. Cuando a una mujer le llegaba la hora de dar a luz, todo el vecindario se enteraba. Corrían a avisar a las comadronas, a los familiares…

RAQUEL Al no haber hospitales, atenderían a la mujer en su casa.

JESÚS Sí, era la costumbre.

RAQUEL ¿Y la acostaban?

JESÚS ¿Cómo la van a acostar? En mi tiempo se paría de pie.

RAQUEL Ah, claro, de pie… Lo he visto en el Discovery…

JESÚS ¿Sabes cómo hacían? Colgaban del techo una cuerda para que la parturienta se agarrase fuerte cuando le comenzaban los dolores. Otra mujer se paraba detrás para sostenerla.

RAQUEL ¿Y la comadrona?

JESÚS La comadrona se ponía delante, sentada entre las piernas de la madre, ayudándola a respirar. Otras mujeres calentaban agua y bálsamos.

RAQUEL Y mientras tanto, ¿qué hacían los hombres?

JESÚS Esperar. Se quedaban sentados en el campo, en silencio, esperando. A los chiquillos nos mandaban a buscar hinojo para mezclar con vino y dar de beber a la pobre que estaba agarrada de la cuerda, puja que puja… ¡Hasta que aparecía la cabeza y nacía la criatura!

RAQUEL Y ya se iban todos a sus casas.

JESÚS Al contrario, venían más. Las mujeres comenzaban a cantar, a gritar de alegría por el recién nacido… Los hombres a brindar… La comadrona a limpiar la sangre y cortar el ombligo… ¡una fiesta!

RAQUEL ¿Y su madre María dio a luz así?

JESÚS Por supuesto. ¿Cómo iba a dar a luz, si no?

RAQUEL Bueno, yo he leído en algunos catecismos… que usted vino al mundo… como un rayo de luz atraviesa un cristal sin romperlo ni mancharlo.

JESÚS No entiendo qué quieres decir, Raquel.

RAQUEL Ejem… Bueno, que su madre dio a luz sin romper… el sello de la virginidad.

JESÚS ¿El sello? ¿Cuál sello?

RAQUEL Es decir… el himen… Bueno, comprenda que es un tema difícil para mí…

JESÚS No, Raquel, es sencillo. Mi madre dio a luz como todas las mujeres dan a luz. Y rompió aguas y rompió sellos y parió como todas lo hacen.

RAQUEL ¿Eso quiere decir que…?

JESÚS No te enredes, Raquel. La puerta de la vida se santifica cuando se abre, no cuando permanece cerrada.

RAQUEL Pero… Pero si fue así durante el parto… necesitamos preguntarle lo que ocurrió antes y después y…

JESÚS A cada día le basta su afán, Raquel. Y a cada entrevista también.

RAQUEL Sí, mejor despedimos el programa. Pero, ustedes, estimados radioescuchas, ¿no quieren saber más sobre María, la madre de Jesús? ¿O tal vez estaremos actuando como paparazzis del micrófono? Desde Belén, cubriendo la sorprendente segunda venida de Jesucristo a la tierra, reportó Raquel Pérez, Emisoras Latinas.

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Otro Dios es Posible. Entrevistas exclusivas con Jesucristo en su segunda venida a la Tierra. Una producción de María y José Ignacio López Vigil con el apoyo de Forum Syd y Christian Aid.

NOTAS

Parir: un acto comunitario

Entre nuestros parientes animales más cercanos, los simios, las madres  pueden ayudar a nacer a sus hijos, guiándolos por el canal del parto con sus manos, limpiándoles la nariz y la boca para que respiren cuanto antes, liberándolos ellas, con una mordida, del cordón umbilical. El parto, entre los simios, es, por eso, un acto solitario. En nuestra especie, no: la madre no puede ver la cara de su criatura ni puede ayudarlo a salir porque podría dañarlo. Por esto, en todas las culturas humanas las mujeres buscan ayuda cuando van a parir, no viven el alumbramiento en solitario. El parto humano es una actividad social, comunitaria, un acto que crea comunidad. La imagen tradicional del nacimiento de Jesús en una cueva solitaria no es histórica ni realista. No surge del relato evangélico sino de la plástica posterior y refuerza el dogma del “parto virginal”.

Parir de pie: un derecho humano

A lo largo de la historia, y en todas partes del mundo, las mujeres no dieron a luz a sus criaturas acostadas, sino en cuclillas. O de pie, agarrándose de un árbol, de una cuerda, o sostenidas por otras mujeres. En el siglo 17 el médico francés Francois Mauriceau comenzó a “acostar” a las mujeres cuando iban a parir. A partir de entonces, empiezan a reemplazarse las casas por los hospitales y las comadronas por los médicos. Y dar a luz acostadas se convirtió en un negocio, porque el médico pasaba a ser el protagonista del parto y un acto natural se convertía casi en una dolencia.

La posición horizontal resulta riesgosa en el parto. Acostada, la pelvis de la mujer se aplana y el canal del parto se hace rígido. Hoy muchas mujeres están volviendo a la práctica tradicional y experimentan las ventajas de parir enposición vertical. Se evitan infecciones al fluir mejor los líquidos, la cabeza de la criatura se encaja mejor y el útero se dilata más rápidamente. En esta postura se facilita también la oxigenación de la madre y del bebé, se producen menos hemorragias y las contracciones son más rápidas, facilitando el parto y la expulsión de la placenta. En posición vertical disminuyen también los dolores del parto. Por eso, cada vez se habla más de un nuevo derecho humano: el derecho a parir de pie.

María parió de pie

Acompañada por otras mujeres y de pie tuvo que parir María a su hijo Jesús. En emotivas imágenes reconstruyó ese momento el documental de Alan Bookbinder que la cadena de televisión británica BBC estrenó el 21 de diciembre de 2002 con el título “La Virgen María”. Así también describe el parto de Maryam y de las mujeres galileas la sicóloga y periodista británica Lesley Hazleton en su libro “María, una virgen de carne y hueso” (Martínez Roca Ediciones, 2005), tal vez la recreación de la historia de María de Nazaret más fascinante, sugerente y fundamentada que conocemos.

Como un “rayo de sol”

La Iglesia católica propone como dogma de fe que María fue siempre virgen: antes, durante y después del parto. Ya en el siglo XV, en un conocido himno de Navidad se empleaba la metáfora del “rayo de sol que atraviesa el cristal sin romperlo ni mancharlo” para referirse a la virginidad de María. Esta imagen fue incorporada siglos después en el Catecismo de San Pío X y desde entonces la popularizaron innumerables catequistas en todo el mundo católico. Entre los protestantes hay diversas opiniones: algunos sostienen la concepción virginal de Jesús, otros no. La mayoría de iglesias protestantes no cree en el parto virginal y cree que María tuvo otros hijos y no sólo a Jesús.