96- ¿EL MESÍAS ESPERADO?

RAQUEL Aquí Emisoras Latinas, desde algún lugar del espléndido valle de Galilea, transmitiendo las últimas entrevistas con Jesucristo en ésta su segunda venida a la tierra.

JESÚS ¡Shalim, Raquel

RAQUEL ¿Shalim?… Siempre me saludaba con “Shalom”…

JESÚS Shalim se decía en mi tiempo, en arameo… Shalom se dice ahora en hebreo… Es lo mismo, te estoy deseando la paz.

RAQUEL Pues dígalo como quiera, porque paz es lo que más necesita este mundo. Ya se habrá dado cuenta. Las tres religiones que creen en un solo Dios han llenado de violencia la historia de la Humanidad. Hablo del Judaísmo, la religión de sus padres, del Cristianismo, la religión que usted fundó, y del Islam, la religión que después de usted predicó Mahoma.

JESÚS Te insisto, Raquel, yo no fundé ninguna religión…

RAQUEL Pues la fundaron sin su permiso. Porque ahí está y bastante ruido que hace.

JESÚS ¿Y con qué nombre invocan a Dios en esa religión cristiana?

RAQUEL ¿Con cuál va a ser? Con el suyo, Jesucristo. Por eso yo en todas las entrevistas lo he llamado así, Jesucristo. ¿Usted no es acaso el cristo, y el cristo no es el mesías, el liberador?

JESÚS Escucha, Raquel. Durante un tiempo, mi pueblo esperó un ungido, un mesías, alguien que se pusiera al frente y arreglara las cosas en este mundo. Que rompiera el yugo de los tiranos, que hiciera justicia a los pobres. Primero, lo imaginaban a caballo, como un gran guerrero. Luego, como un siervo sufriente. Y luego…

RAQUEL Y luego llegó usted.

JESÚS No, llegaron muchos. Antes de mí, lucharon muchos. Desde Moisés hasta los Macabeos, muchos dieron su vida para liberar al pueblo. También muchas mujeres, Miriam, Judit, Ester… Tantos profetas que anunciaron un mundo nuevo…

RAQUEL Y entonces, llegó usted.

JESÚS Entonces, algunos fueron descubriendo que el Cristo, el Mesías tanto tiempo esperado tal vez no era una persona, sino muchas, muchísimos.

RAQUEL ¿Un mesías colectivo?

JESÚS Sí, el pueblo. Un pueblo que camina en tinieblas y ve una luz grande. Esa luz es su propio rostro reflejado en el rostro de Dios.

RAQUEL Le confieso que… que no le entiendo.

JESÚS Es que el Mesías no vino, como piensan algunos, ni vendrá, como esperan otros. El Mesías siempre está presente. Donde sopla el Espíritu de Dios, ahí está el Mesías. Donde dos o tres luchan por la justicia, ahí está luchando el Mesías.

RAQUEL Pero, entonces, usted…

JESÚS Escucha, Raquel. Una vez el rabino de Nazaret leyó el libro del profeta Ezequiel. El profeta estaba triste, derrotado, por la miseria en la que vivía su pueblo… Entonces, Dios lo llevó a un campo lleno de huesos y le dijo: soplaré sobre estos huesos secos y tendrán vida. Y los huesos se fueron cubriendo de carne y sangre, y se unieron, y el espíritu de Dios entró en ellos, y revivieron. Era un pueblo numeroso, una muchedumbre incontable, como las arenas de las playas, como las estrellas del firmamento. Siempre me gustó esa historia.

RAQUEL ¿Y ese pueblo era el Mesías?

JESÚS Así lo entendí yo. El Mesías, el Cristo, son los pobres cuando fortalecen las rodillas, son las mujeres cuando levantan la cabeza. Un gran cuerpo que se pone en pie y resucita.

RAQUEL Pero, entonces… ¿usted?}

JESÚS ¿Yo, qué?

RAQUEL ¿Usted es el Mesías, el Cristo, o…?

JESÚS Yo lo soy y tú y todos los hombres y las mujeres que luchan.

RAQUEL Entonces, Jesucristo…

JESÚS Llámame mejor Jesús.

RAQUEL Pues así lo seguiremos llamando en las próximas, y ya las últimas, entrevistas de esta cobertura especial de su segunda venida. Desde algún lugar de Galilea y para ustedes, oyentes de Emisoras Latinas, reportó Raquel Pérez.

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Otro Dios es Posible. Entrevistas exclusivas con Jesucristo en su segunda venida a la Tierra. Una producción de María y José Ignacio López Vigil con el apoyo de Forum Syd y Christian Aid.

NOTAS
La espera del Mesías

La palabra “mesías” es una palabra hebrea que significa “ungido”. En la tradición bíblica, el rey es ungido por el profeta con óleo en la cabeza y eso lo legitima ante el pueblo. El primer ungido en la historia del pueblo de Israel fue el rey Saúl. Después, David y Salomón. Por eso, el significado primordial de Mesías es un significado político. Desde el siglo VI antes de Jesús, y después de su cautiverio en Babilonia, el pueblo de Israel empezó a nutrir muchas esperanzas en la llegada de un Mesías liberador. En tiempos de Jesús la espera del Mesías era un tema presente en las conversaciones populares. El cristianismo reconoció al judío Jesús como el Mesías esperado y anunciado. Y por eso lo llamó Jesu-cristo. “Cristo” es la traducción al griego de la palabra hebrea “mesías”. El judaísmo esperó que el Mesías sería una persona individual. Y también lo esperó como un colectivo. Igualmente, se esperaba una era mesiánica y se hablaba de acontecimientos mesiánicos. De la era mesiánica habla el profeta Isaías.

La expectativa en la llegada del Mesías ha influido siempre en la historia del judaísmo. En los períodos sombríos de su historia, el pueblo de Israel siempre ha encontrado consuelo y esperanza en la promesa de que ese ungido llegará para liberarlos. Esta creencia ha dado lugar a la aparición de falsos mesías. Uno de los más famosos fue Sabbatai Zevi, quien en el siglo XVI atrajo en su seguimiento a judíos de toda Europa. Al final, fue forzado a convertirse al Islam.
En nuestro tiempo hubo rabinos que vieron un acontecimiento mesiánico en la instalación del Estado de Israel en 1948.

El proletariado mesiánico

Edgar Morin, filósofo, antropólogo y sociólogo francés explica así cuánto arraigo tiene y ha tenido la idea del Mesías como liberador, y también la del Mesías colectivo, en la cultura judía:
La idea de pueblo elegido es fundamental para la religión judía, al igual que la  idea de un Mesías salvador. En el pensamiento profano del judío Marx, el “elegido”, el “ungido” es el proletariado y su misión mesiánica es la de salvar a la humanidad: la clase proletaria la salvará. La noción de Mesías, que es el punto de unión entre el mundo judío y el mundo cristiano, reaparece en Marx. El Mesías llegará, pero a diferencia de la espera indeterminada judía del  Mesías, la clase proletaria está ahí ya y va a realizar el trabajo mesiánico, es decir, la salvación. La salvación cristiana es una salvación post mortem y supraterrestre. La salvación marxista es una salvación en la Tierra.

En la tradición de los profetas

Jesús le habla a Raquel de su confianza en un Mesías colectivo. Sus palabras tienen base en textos proféticos y especialmente en el relato de “los huesos secos”, una de las páginas más sugerentes del profeta Ezequiel (37,1-14). También Pablo retoma la idea de un Mesías colectivo (1 Corintios 12,1-29 y 13-11). Desde el profeta Miqueas (Miqueas 2,12-13) comenzó a abrirse paso en la mentalidad israelita la idea de un mesianismo de los pobres: un “resto” del pueblo de Israel, cautivo en Babilonia, sería el portador de las promesas mesiánicas (Sofonías 3,11-13). Fiel a esta tradición, Jesús no pretendió nunca el monopolio de la acción mesiánica. Se reconoció integrado a ese mesianismo humilde del pueblo pobre y no al mesianismo personalizado individualmente y triunfalista que esperaban muchos de sus paisanos.

Los cristianos son Cristos, son Mesías

Jesús de Nazaret fue un hombre. Y también es un símbolo de la Humanidad y para la Humanidad. Afirmarlo como símbolo significa que él es más que Jesús de Nazaret, que es más que el individuo Jesús de Nazaret, porque miles y miles de personas a lo largo de estos dos mil años están incluidas en él. Si etimológicamente la palabra “cristiano” viene de “Cristo” ―traducción al griego de la palabra hebrea “mesías”―, cristianos son quienes ya no esperan a ningún Mesías individual, sino que son ellos mismos mesías: mesías los unos para los otros, los unos con los otros, liberadores unos de otras y otras de unos, construyendo todos y todas un mundo de relaciones humanas inspiradas en las actitudes aprendidas de Jesús: el pan y los bienes se comparten, los enfermos son cuidados, las diferencias se celebran, los extranjeros son acogidos, las mujeres viven en equidad con los hombres… No realizan señales extraordinarias ni hacen milagros, no las esperan tampoco de “alguien” especial, de un salvador individual, de un líder o un caudillo, sino que son actitudes que se construyen y deciden, que se debaten y organizan en comunidad. Una comunidad de mesías, una comunidad mesiánica.