PAREJAS DISPAREJAS

Radioclip en texto sin audio grabado.

¿Cuál debe ser el equilibrio de quienes conducen una radiorevista?

Muchas radiorevistas están conducidas por una pareja, ella y él. O dos por animadoras. O por dos animadores. Como en la vida real, estas parejas deben armonizarse para que la audiencia se sienta a gusto escuchándola.

Lo fundamental es que la pareja haga una conducción equilibrada. Que no haya un machito que ridiculiza a la compañera o no la deja hablar. Que no haya una colega que se las sabe todas y mantiene al compañero como un simple florero a su lado.

¿En qué tiene que equilibrarse la pareja radiofónica? Veamos seis puntos básicos:

1- Volúmenes de voz. Cuiden que los dos micrófonos sean de igual calidad y que ambos conductores estén situados a una cuarta de los mismos y que tengan y mantengan la misma intensidad de voz.

2- Ánimo. Los conductores deben comunicar igual entusiasmo, alegría, chispa. ¿Qué pasaría si una habla con pasión y el otro está alicaído? ¿O al revés? Ambos tienen que botar la misma corriente, no puede estar uno en 110 y la otra en 220. Si uno decae, que la otra lo levante, y viceversa.

3- Lenguaje. Los dos emplearán palabras sencillas, coloquiales, sin petulancias. ¿Cómo sonaría si él habla de “hospitales” y la otra de “nosocomios”? ¿Qué pasaría si ella se refiere a los “alcaldes” y él a los “burgomaestres”?

4- Cantidad de intervenciones. No es cuestión de cronometrar quién habla más y quién habla menos. Pero, en conjunto, ambos conductores tendrán un buen equilibrio en sus intervenciones. De lo contrario, en vez de un diálogo será un monólogo con palabritas de confirmación de la pareja.

5- Calidad de intervenciones. ¿Quién tiene la autoridad, el peso de opinión en la radiorevista? Ni sabelotodos ni sabelonadas. Más bien, que ambos preparen el tema, que consulten, que tengan ideas propias para exponer en el programa.

6- Un verdadero diálogo. Y no dos conversaciones paralelas, yuxtapuestas. De nada sirve que un conductor se eche el rollo solito y luego la otra haga lo mismo. La clave de la buena pareja radiofónica está en las frases incompletas, las ideas construidas entre ambos. Éste comienza una frase y la otra la completa. Ésta lanza una idea y el otro la concluye. Así, a dos voces, se va construyendo el diálogo radiofónico. De los pies se aprende: el derecho se apoya en el izquierdo y, a su vez, brinda a éste el impulso necesario para avanzar.

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