BAUTISMO DE PROGRAMAS
Y ya que estamos hablando de religiones… hablemos también de bautismo. Pero del bautismo de nuestros programas de radio. ¿Qué nombre tienen, qué título tienen? Lee estos tips y luego revisa tu parrilla de programación. ¿Algún cambio que hacer?
Los programas de radio, como las personas, salen a la luz pública con un nombre propio. Este nombre los identifica y marca su personalidad.
Si el nombre es inapropiado, confundirá a la audiencia. Si el nombre es sin gracia, desgraciará al programa.
¿Cómo titular un programa? ¿Cómo bautizarlo? Ten en cuenta, al menos, estos tres consejos:
QUE EL NOMBRE SEA CORTO
Un título de más de cuatro palabras comienza a ser sospechoso. Y aunque no lo sea, resulta un fastidio para el locutor o para la animadora del espacio. Los oyentes no recordarán un título largo. Seguramente, lo compactarán en una sola palabra, igual que cuando le ponemos un apodo a un amigo.
QUE NO TENGA GERUNDIOS
Gerundios son los verbos que terminan en ando, endo o iendo. El abuso de gerundios en los títulos responde a la impaciencia de mostrar desde el título los objetivos del programa: Aprendiendo a cocinar, Alegrando la mañana, etc).
Pero la función de un título no es explicar, sino captar el interés. Recuerda las buenas novelas, las obras de teatro, los programas de radio y TV… y notarás que en sus títulos no suelen aparecer verbos, y menos gerundios.
QUE NO TENGAN SUSTANTIVOS ABSTRACTOS
Palabras abstractas son aquellas que no se ven ni se huelen, no se saborean, no tienen peso ni medida. Unas papas fritas te hacen la boca agua. Un nutriente,no.
Las palabras concretas siempre dan buen resultado a la hora de titular porque tocan la imaginación de quien escucha. Y todavía mejor, si empleamos expresiones regionales, típicas de nuestro país o cultura.
QUE SEAN ORIGINALES
Huye como del ántrax de los títulos convencionales, muy manoseados, siempre-lo-mismo. Piensa en nombres con humor, con picardía, sorpresivos, novedosos, que no se hayan oído en otras radios. ¡Originalidad y más originalidad!
Y ahora, revisa tus programas. ¿Con qué nombres han sido bautizados? ¿Feos, bonitos, insípidos, cautivadores? ¿Los podrías rebautizar?
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