¿CÓMO ACABAR UN DISCURSO?

Radioclip en texto sin audio grabado.

Algunos ejemplos de cómo terminar bien o mal un discurso o programa de radio.

Lo mejor de un discurso es que sea breve. Si usted habló y habló, y siguió hablando sin darse cuenta de la impaciencia del público, cualquier final que intente dar a sus palabras será malo. Ya sus oyentes se habrán escapado de la sala o habrán cambiando de emisora.

Ahora bien, supongamos que usted ha controlado bien el tiempo y su charla ha sido amena y con buenas ideas. ¿Cómo terminarla?

Bueno, esto es lo que quería decir… Así que, muchas gracias.

Mal final. ¿No se supone que usted dijo lo que quiso decir? Entonces, no hace falta que diga que quiso decir lo que dijo.

En fin, no sé si he sido lo suficientemente claro… Yo traté de explicar los puntos que me parecían más importantes…

Otra salida pésima. Por favor, no se justifique si no se lo piden. No sugiera que no fue claro porque su discurso resultará todavía más oscuro. Si se dieron cuenta de su confusión, ya no hay arreglo. Y si no se dieron cuenta, ¿para qué mencionarlo?

Me dijeron que hablara diez minutos y… caramba, cómo corre el reloj… todavía tenía otros asuntos que explicar, pero…

No pierda tiempo diciendo que le faltó tiempo. Esto indica que usted calculó mal su exposición. Si se le olvidó un punto o se extendió mucho en otros, no se justifique por lo que no logró decir. Esto frustrará al público.

Espero que hayan podido comprender lo que les he explicado…

¿Por qué mejor no se calla? Diciendo eso, usted insinúa que el público es bruto y no ha podido comprender sus profundas ideas. Cuidado no se ahogue usted mismo con tanta profundidad.

Amigos y amigas, gracias por su paciencia… y disculpen si no cubrí las expectativas…

Tampoco se subestime ni se tire huevos usted mismo. En todo caso, espere que lleguen del público.

Antes de terminar, quisiera subrayar 4 puntos….

Estos epílogos desesperan al público que ya estaba levantándose para salir.

Todos estos cierres —y otros más que no mencionamos— son lamentables. Dejan un mal sabor de boca entre los asistentes o los radioescuchas.

Y ahora, en positivo, ¿cómo finalizar una charla, una conferencia, un discurso?

Piense en una frase atractiva, sorpresiva. Tal vez una cita célebre. O una expresión ingeniosa. Incluso, llévela escrita para no olvidarla y rematar con ella sus palabras.

Algunos oradores redondean el discurso haciendo referencia al comienzo. Si empezó contando una anécdota sobre las hamburguesas como símbolo de la homogenización cultural, puede acabar mencionando este grafiti: Cuando ya todo sea occidente, ¿por dónde saldrá el sol?

Esa última frase es como una campana que queda resonando en los oídos del público. Es como el broche del collar. Como la fresa del pastel.

 

BIBLIOGRAFÍA