¿CÓMO LEER FRENTE A UN MICRÓFONO?

Radioclip en texto sin audio grabado.

Cuatro niveles de lectura que debe ejercitar un buen locutor o locutora.

Tengo un texto entre las manos y estoy en cabina. ¿Existen algunos trucos para leer bien?

La mejor forma de leer por radio (y en cualquier situación) es que no suene a leído. ¿Cómo lograr esto?

Veamos cuatro niveles de lectura que debe ejercitar un buen locutor o locutora:

1. LECTURA COMPRENSIVA

Algunos locutores parecen cotorritas o papagayos. Leen un texto y, al final, si uno les pregunta, no se han enterado de nada. A veces, están tan preocupados de colocar la voz, de pronunciar correctamente, que ni saben lo que han dicho.

El primer nivel de lectura es entender lo que está leyendo, hacerte responsable de las frases que salen por tu boca. ¿Qué ejercicios ayudan para desarrollar esta capacidad?

Comienza por las palabras. En esta página que has leído… ¿hay algún término que no entiendes? Pues echa mano al mataburros. Si te acostumbras a leer con un diccionario al lado, en poco tiempo habrás duplicado o triplicado tu vocabulario.

Lee primero en privado, en silencio. Descubre la idea central y resume el contenido en pocas palabras. Si no entiendes, lee de nuevo. Si todavía no entiendes el sentido, pregúntale a un amigo. Pero no cometas la locura de sacar al aire un texto que ni tú mismo entiendes.

2. LECTURA PUNTEADA

Los signos de puntuación son como las señales de tránsito del idioma. Igual que en la carretera, también en un texto se sufren accidentes: correr demasiado puede matar el sentido de lo que está escrito. Al contrario, si frenas a tiempo, las pausas hacen comprensible el texto y lo resaltan.

Un buen ejercicio consiste en leer unos cuantos párrafos delante de un amigo. Sin ver el texto, él deberá indicarte dónde cree que van las comas y los puntos. Si coincide con lo que está escrito, estás respetando los signos de puntuación.

Para conocer cómo se entona cada uno de los signos de puntuación (puntos y comas, dos puntos, suspensivos, interrogaciones con preguntas abiertas y cerradas, admiraciones, paréntesis y comillas) te remito al radioclip siguiente.

3. LECTURA MODULADA

Si para hablar es necesario modular la voz (subir el tono, bajar, hacer pausas, cambiar ritmos), para leer resulta imprescindible. Porque un texto puede ablandarse con un buen juego de voz.

Para modular mejor, los locutores experimentados ganan texto con la vista. Los ojos van por delante captando palabras que todavía la boca no ha pronunciado. Esto permite comprender el sentido de la frase, prever algunos términos difíciles, saber cuándo respirar. Este ejercicio supone gran concentración. Habitúate a adelantar con los ojos tres o cuatro palabras. O incluso más.

También te será útil marcar el texto que vas a leer, subrayar las palabras o cifras principales que dan sentido a las frases y hay que enfatizar.

4. LECTURA LIBRE

El dominio de un texto se logra cuando tiene sabor de improvisación, como si lo estuvieras conversando. ¿Cómo conseguir esto? Despegándose un poco de lo que está escrito, es decir, parafraseando. Fíjate en esta frase:

Si el FMI sigue apretando, la cuerda se va a romper.

Una lectura libre podría ser así:

Si el FMI sigue, si continúa a-pre-tan-do… ¡ayayay!… la cuerda se va a romper.

No hay que hacer esto en cada línea. Ni se trata de inventar o cambiar el sentido de lo que está escrito. Pero con pequeños añadidos de tu cosecha conseguirás darle mucha frescura a tu lectura.

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