DECÁLOGO PARA UNA BUENA ENTREVISTA

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10 pasos para realizar entrevistas de calidad.

1 – Haz preguntas claras
La entrevista no es tribuna para que demuestres tus conocimientos lingüísticos ni la riqueza de tu vocabulario. (Cuidado: a lo mejor ni siquiera tú entiendes la semántica de tus morfemas y haces un ridículo hiperbólico.)

—¿Qué penurias estiman en este sector periférico?
(= ¿Qué necesidades tienen en el barrio?)

—¿Han conformado alguna articulación para obtener un desenlace satisfactorio?
(= ¿Se han organizado para solucionarlas?)

Habla normal. Habla en sencillo. Aunque estés entrevistando a Habermas o al nieto de Hegel, piensa en el público. Tú te debes a tu púbico. Más bien, la actitud de quien entrevista debe ser la contraria: si quien es entrevistado se embarulla y comienza a emplear palabrejas que el oyente medio no entiende, pídele aclaración (aunque tú sepas el significado).

2 – Haz preguntas cortas
Evita la vergüenza de que te digan aquello de “repita la pregunta, por favor”. (Por cierto, si te dicen esto, no eches la culpa a la ignorancia de quien es entrevistado. La ignorancia es tuya.)

—Sobre las semillas transgénicas, o como se les conoce, los organizamos genéticamente modificados, qué opinión tienen en su comunidad, y no en su comunidad, sino la dirigencia, es decir, qué decisión tomarían si la Monsanto… ¿conocen a la Monsanto, ¿verdad?… esa empresa norteamericana, la de las semillas estériles… pero ustedes, si les propusieran esas semillas, ¿qué harían? Y no las semillas sino los hierbicidas que venden con los transgénicos, ¿qué opinan ustedes de la Monsanto, ah?

A preguntas largas y confusas, respuestas más confusas aún.

3 – Haz preguntas concretas
Evita generalidades que desalientan al mejor atleta de la elocuencia. (Y de paso, si a ti te hicieran esa misma pregunta, ¿la sabrías responder?)

—¿Cómo ve el progreso de la humanidad desde el Big Bang hasta nuestros días?

4- Haz una sola pregunta cada vez
Las preguntas no deben mezclarse, pueden resultar explosivas o, por el contrario, anularse unas a otras. No juntes dos preguntas ni menos tres en una misma intervención. La persona entrevistada se confundirá o responderá solamente a una de ellas, la más fácil.

—Para comenzar, dígame su nombre, su trabajo actual y qué le parece el alza de los precios de la gasolina?
—Mi novia se llama Fifí…

5- Haz preguntas abiertas
Las preguntas cerradas son aquellas que sólo se pueden responder con un sí o con un no. Con estas preguntas apenas habla quien entrevista y quien es entrevistado se limita a afirmar o negar.

—Tiene agua en el barrio?
—No.
—¿Y ya han solicitado el agua?
—Sí.
—¿Y no les han respondido aún?
—No.
—Pero, ¿ustedes necesitan el agua?
—Sí.
—¿Algo más que añadir en la entrevista?
—No.

Preguntas abiertas son aquellas que comienzan por ¿cómo?, ¿qué le parece?, ¿por qué?, ¿qué opina sobre…? Estas preguntas permiten hablar a quien es entrevistado. Las cerradas pueden servir en un determinado momento para precisar una opinión o aclarar un dato. Pero, en general, debemos trabajar con preguntas abiertas.

6 – Combina preguntas de aclaración, de análisis y de acción
Las de aclaración sirven para conocer más datos sobre el asunto que se está tratando. O para esclarecer una respuesta difícil de quien es entrevistado. Por ejemplo, ¿cuántos niños y cuántas niñas se han vacunado en esta jornada de salud? ¿Cuáles son las enfermedades más frecuentes por aquí?

Las preguntas de análisis sirven para comprender mejor la situación, para descubrir las causas de la misma. ¿Por qué los padres y madres no traen a sus niños y niñas al dispensario? ¿Qué le parece la atención que brindan practicantes y enfermeras? También se utilizan estas preguntas para profundizar algunas respuestas simples.

Las preguntas de acción se emplean para arribar a algunas conclusiones, para que quienes son entrevistados expresen la manera que consideran mejor para enfrentar los problemas analizados. ¿Cómo mejorar la salud infantil en esta localidad? ¿Qué se proponen hacer ustedes para asegurar una buena atención médica?

Acuérdate que son tres “A” (Aclaración-Análisis-Acción) y que en ese mismo orden deben ir avanzando las preguntas.

7 – Evita preguntas indiscretas
La oportunidad o no de una pregunta depende de muchos factores: culturales, coyunturales, de quien entrevista, de quien es entrevistado…

—¿Cuáles son sus complejos, tal vez el de feo?
—¿Cuánto dinero gana usted exactamente?
—¿Cómo hace el amor con su pareja?

Entrevistador y entrometido son cosas muy diferentes. Hay que respetar la privacidad de la gente, hay que recordar aquel consejo evangélico de no hacer al prójimo la pregunta que no quieres que te hagan a ti.

8 – Evita preguntas capciosas o manipuladoras
Manipular es hacer decir a la otra persona lo que yo pienso. Es incluir la respuesta en la pregunta. Es formular la pregunta de tal manera que al otro no le queda más remedio que darme la razón.

—Todas las personas decentes afirman que hay que votar por los verdes. ¿Usted qué dice? 1

Tus opiniones, a un bolsillo. Tus persuasiones, al otro. Y esto, no por una falsa neutralidad, sino por respeto al formato que tú elegiste. Después, en el editorial, o en el comentario, o en una revista, dirás y valorarás lo que quieras, incluso discreparás de las opiniones vertidas por quien es entrevistado. Eso después, en otro momento. Durante la entrevista, quien es entrevistado no tiene contrincantes.

9 – Varía la formulación de tus preguntas
No las comiences siempre igual:

—¿Qué opina sobre…?
—¿Qué opina ante…?
—¿Qué opina de…?

Una afirmación que cuestiona lo dicho anteriormente por quien es entrevistado puede ser una excelente pregunta:

—Pero usted ya firmó los papeles para privatizar la empresa eléctrica.

O una pregunta indirecta, apoyada en un dato real o presumible:

—Dicen que los obreros están preparando una huelga. En ese caso, ¿usted qué haría?

10 – No hagas preguntas que hayan sido respondidas
Escucha a quien entrevistas. Atiende a sus respuestas. Lo importante ahora no es el cuestionario que preparaste sino lo que está hablando la persona a quien entrevistas.

—Y dígame, ¿qué clase de música tocan ustedes?
—Bueno, nosotros tocamos de todo, pero lo nuestro es el reggae.
—Estupendo. ¿Y para cuándo tendremos otro CD de Los Tremebundos?
—Ya estamos grabando. Pál verano viene uno muy pegajoso.
—¿Y de qué se trata, qué tipo de música?
—Como le decía, lo nuestro es el reggae.
—Un nuevo disco de este conjunto boricua, sí señor. ¿Y qué ritmos van a incluir en ese estreno?
—Cará… Como le decía, lo nuestro es el reggae.

La gran destreza de quien entrevista radica en encontrar en cada nueva respuesta la materia prima para formular su siguiente pregunta.

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