LA PAREJA RADIOFÓNICA

Radioclip en texto sin audio grabado.

Igual que en la vida, en la cabina de radio suelen aparecer comportamientos autoritarios, machismos, dependencias, rivalidades.

La mejor combinación para animar una radiorevista es una pareja de conductores, ella y él.

Ahora bien, no basta con designar a dos personas para que lleven adelante el programa. Hay que lograr que ambos se armonicen, se acoplen. Las parejas radiofónicas suelen vivir situaciones y problemas muy semejantes a los de las parejas en la vida real.

En primer lugar, hace falta un tiempo de conocerse, de hacerse amigos, de saber cómo reacciona él, qué carácter tiene ella, qué temas domina cada uno, cómo habla él, cuándo calla ella, cómo mantener entre los dos el ánimo general del programa. Es decir, conocer las mañas del lobo. Y de la loba.

Al poco tiempo de conducir juntos un programa, suelen aparecer los comportamientos autoritarios. O las dependencias. O las rivalidades buscando sobresalir.

Abunda el machismo radiofónico. Salta a la oreja cuando el conductor está acaparando el micrófono y no deja hablar a la compañera. Ésta se limita a repetir con otras palabras lo que ha dicho el Gran Jefe, como un eco que lo confirma, como “dama de compañía”.

ÉL – Hoy hablaremos sobre el reciente aumento de la gasolina….
ELLA – Sí, la gasolina ha subido en estos días…
ÉL – La gasolina que antes estaba a 40, hay que pagarla ahora a 48…
ELLA – Antes a 40 y ahora a 48… ¡una barbaridad!
ÉL – No, Laurita, no es una barbaridad. Es una tremenda injusticia.
ELLA – Claro, es muy injusta un alza así porque…
ÉL – Porque lo que está ocurriendo en este país es….

También se da el fenómeno contrario, que ella roba el micrófono y él queda como “caballero sin caballo”.

Este desequilibrio llega, a veces, a límites insoportables. Es el esquema del vivo y la boba. O de la viva y el bobo. En estos casos, uno de los dos conductores, adopta un tono engreídoo, habla todo el tiempo, opina sobre todos los temas, demuestra su estrellato. Y el segundo, o la segunda, queda relegado a hacerle preguntas, a reírle los chistes, a leer un dato que le ordenan, a presentar el siguiente disco.

Es indispensable una pareja equilibrada. Cada quien tendrá su personalidad y su forma de hablar. Pero ambos aparecerán ante la audiencia con igual autoridad y simpatía.

Lo dicho sobre parejas de hombre y mujer, vale también para parejas formadas por dos hombres o dos mujeres.

En cualquier combinación, si la pareja radiofónica no logra este equilibrio, mejor pensar en divorcio.

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