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LAS CONSEJERAS (7)

Radioclip en texto sin audio grabado.

Ubícate como un amigo, como una compañera, de igual a igual. Así lograrás una comunicación democrática.

Algunas locutoras y locutores confunden cabina con aula. O con púlpito de parroquia. Quieren educar a tiempo y destiempo, dan lecciones, sermones, amonestaciones, y hasta regañan a la audiencia.

Estos consejeros tienen buenas intenciones, nadie lo niega. Y hasta buenas ideas. Pero se sienten superiores a sus oyentes. Sienten una responsabilidad (que nadie les ha dado) de educarlos, de orientarlos. Es que la gente (piensan ellos) es inculta, atrasada, inmoral. Por supuesto, sus temas favoritos son los vicios que pervierten a nuestros jóvenes, la droga, la prostitución, el alcoholismo, el exhibicionismo…

Consejo…

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que la juventud de hoy no respeta nada, ni siquiera los símbolos patrios. Imagínense ustedes, el otro día vi en la playa a una chica en bikini… En la parte de arriba llevaba los colores de nuestra bandera… y en la de abajo… me disculpan… el escudo nacional… ¿No le dará vergüenza? Ojalá que los padres de esta joven la sepan enmendar que estos malos ejemplos no se repitan… Ojalá…

Estos sujetos suelen llegar a las emisoras por dos caminos: las iglesias y el magisterio. Algunos parecen predicadores, monjitas dando catecismo. Otros, profesores de escuela corrigiendo a sus alumnos. Ambos resultan insoportablemente moralistas.

A estos consejeros, generalmente, sólo les gusta poner canciones con mensaje, discos que no contengan antivalores. El reguetón es una vulgaridad. Los vallenatos estimulan a la bebida. Los merengues tienen doble sentido. El hip hop nadie lo entiende…

Algunas canciones, desde luego, son de pésimo gusto, ofenden a la mujer, son homofóbicas, racistas. Son insultos cantados. No hay que censurarlas porque ellas mismas se excluyen. En una radio ciudadana no tienen cabida ests groserías.

Pero esas canciones son las menos. Tampoco hay que ponerse demasiado puritanos en asuntos musicales porque acabaremos prohibiendo hasta los himnos religiosos que suelen ser bastante machistas.

En cuanto a las canciones de mensaje y protesta, hay que aprovecharlas en la programación. Pero sin olvidar que, cuando pasamos música romántica o bullanguera, estamos cumpliendo una misión igualmente importante: entretener, alegrarle la vida a la gente, darle un respiro en medio de tantas dificultades.

Volvamos a los consejeros. Estos locutores adoptan un tono paternalista o maternalista, sobreprotegiendo a sus oyentes. Explican diez veces las cosas evidentes porque sospechan que la gente no las entiende. Aprovechan cualquier pretexto para una nueva amonestación…

Consejo…

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Amiga mía, son las ocho en punto de la noche. Y a esta hora, se me ocurre preguntarte: ¿dónde estarán tus hijos, eh? ¿Regresaron ya a casa? ¿Todavía no?… ¿Qué estarán haciendo, entonces?… Ellos te dijeron que iban a la iglesia… pero, ¿estás segura?… Además, recuerda que Al Capone rezaba antes de ir a cometer sus crímenes…

Por sus mismos prejuicios y temores, por su afán “educativo”, estos locutores se vuelven sosos, apagados, sin humor. No se ríen de nada y menos de ellos mismos. Se toman demasiado en serio y quizás sea ése su mayor defecto.

Nadie aguanta a una persona que esté dando consejos como abuelito cascarrabias. Por eso, cuando hables por radio, no te creas superior a la audiencia. Ubícate como un amigo, como una compañera, de igual a igual. Así lograrás una comunicación democrática.


¿Conoces algunas consejeras y consejeros como éstos? ¿Qué otras características tienen? Opina aquí.


BIBLIOGRAFÍA

  • Locución en la radio popular, ALER, Quito 1991.