LENGUAJE ACTIVO Y PASIVO

Radioclip en texto sin audio grabado.

¿Cómo hablas? ¿Qué palabras empleas? ¿Cuáles son las más radiofónicas?

Para hablar por radio hay que usar palabras sencillas. Palabras que se entiendan sin necesidad de agarrar un diccionario. Que se entiendan a la primera (¡porque no hay cómo llamar al locutor y decirle que repita!).

En los medios de comunicación masiva, el lenguaje sencillo resulta ser el más culto, es decir, el más adecuado para sintonizar con el gran público al que nos dirigimos.

Cuando estamos ante una pantalla o detrás de un micrófono, no hablamos para una élite o un grupo de expertos, ni siquiera para los colegas periodistas. Nuestra audiencia es la gente común y corriente, los ciudadanos y ciudadanas de a pie, el pueblo.

Ahora bien, ¿cómo saber si una palabra es sencilla? Pues muy sencillo. Clasifiquemos las palabras en tres clases:

Lenguaje activo
Son las palabras que la gente usa en su vida diaria.
Por ejemplo, “dolor de barriga”.

Lenguaje pasivo
Son las palabras que la gente no usa frecuentemente, pero sí entiende.
Por ejemplo, “malestar estomacal”.

Lenguaje dominante
Son las palabras que la gente ni usa ni entiende.
Por ejemplo, “complicaciones gástricas”.

¿Qué lenguaje es mejor para la radio? Sin duda, el activo. El que se habla en el mercado, en la cocina, en el autobús. En las radiorevistas y otros programas de animación, los locutores y locutoras utilizarán este lenguaje si quieren sintonizar con su público.

(No nos referimos a las “malas palabras” ni otras chabacanadas que también empleamos. De eso hablaremos en otro momento.)

El lenguaje pasivo también lo podemos utilizar en radio. Hay formatos (sobre todo, los noticieros) donde podemos trabajar con un lenguaje más forma, menos cotidiano. Pero siempre es indispensable que las palabras puedan ser comprendidas por la audiencia a la que se dirige.

En ese lenguaje pasivo tenemos un tesoro de palabras que se entienden, aunque no se utilicen demasiado, pero que irán enriqueciendo el vocabulario de nuestros oyentes. Conocer más palabras es poder expresar más ideas.

¿Y el lenguaje dominante, el que ni se usa ni se entiende? Ese lo dejamos fuera. Que lo empleen los profesionales en sus círculos cerrados. O que lo empleen los pedantes que piensan que por hablar más raro son más “cultos”.
Esas palabritas extrañas sólo sirven para humillar a la gente, para sugerir que el pueblo es bruto y nosotros somos los listos.

Este asunto del lenguaje depende de las formas de hablar en cada país, de los diferentes niveles de instrucción, de mil cosas. Lo que en Paraguay suena habitual a lo mejor en Honduras resulta una rareza. No importa. Cada emisora conocerá el lenguaje de su audiencia y se acomodará a ella. Porque no es la gente la que se tiene que adaptar a la radio, sino la radio a la gente.

Y tú, ¿cómo hablas? ¿Lenguaje activo, pasivo o dominante? ¿Seguro, segura?

BIBLIOGRAFÍA