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LOS DESPELOTADOS (8)

Radioclip en texto sin audio grabado.

Aquí aparecen los reyes y las reinas de la improvisación y el caos.


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También conocido como el terror de la cabina, la destripadora de equipos, el asesino de CDs, la patas arriba, el anárquico, los tormentos de la administración.

La especialidad de estos locos y locas es abandonar la cabina. Siempre tienen necesidad de salir a atender una visita, de fumarse un cigarrillo, de ir al baño, de volver al baño… y mientras tanto, el programa queda abandonado. Y ya no dejan baches, sino cráteres.

Cuando están en cabina, no se concentran. Están hablando por el celular y mandando un mensajito a la novia. Están hojeando una revista o pensando en la inmortalidad del cangrejo. Si tienen una computadora, no buscan noticias, juegan al solitario.

Obviamente, cuando abren el micrófono no tienen nada que decir…

Despelotados…

 

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Bueno mis amigos, aquí vamos, como siempre, pura vida, ya saben, este es su programa favorito y a mí me importa un pito, quiero decir, para mí ustedes son lo más importante, gente buena, gente feliz, yo también soy feliz, feliz como una lombriz, ja, ja… ¿se rieron, no? Así es la vida y la movida… ponme un disco, Manolao, un disco bien chévere, pura vida, cualquier disco, Manolao, que me voy pál otro lao… ja, je… qué gracia… pura vida… pura…

El escritorio de los despelotados es un caos. Abres una gaveta y encuentras los periódicos del mes pasado, nunca leídos. Abres otra, y encuentras recibos sin pagar, galletas a medio comer, el último memo del director, un cepillo de dientes, tal vez hasta un calzoncillo o un sostén.

Los despelotados son los reyes y reinas de la improvisación. Entran a cabina con las manos vacías, sin ningún libreto, sin nada preparado. Ellos confían en su gran locuacidad. Ellas confían en que son muy graciosas y simpáticas.

Despelotados…

 

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Pues sí, amigas, amiguitas, ya saben, este es su programa. ¿Por qué les digo que es su programa? Porque lo es. Porque ustedes pueden llamarme y pedir su disco… Con confianza, no sean tímidas… Ahora me acuerdo de ese chiste tan gracioso… ¿Saben en qué se parece un argentino a una vaca?… ¿No saben?… ¿Cómo no van a saber?… En que la vaca da leche… y el argentino “dale che”… Ay, qué gracia… ¿verdad que es gracioso?… Ay, yo me río tanto…

A estos sujetos no les importa llevar su hamburguesa a cabina y ahí la andan mascando. Si el jefe se descuida, meten también trago y esconden la botella bajo la mesa. Algunos invitan a sus amiguitas y amiguitos, pero no para entrevistarlos, sino para conversar, perder tiempo y mostrarles lo chéveres que son.

Cuando acaban su turno, todo es un desorden. Los discos fuera de lugar, los cables sueltos, la compu bloqueada, los periódicos en el piso y un cierto olor a zorrillo.

Necesitamos cabinas ecológicas, limpias, ordenadas y adornadas, donde nadie coma ni beba (salvo agua). Donde todo esté en su sitio y todo funcione. Cuando venga un entrevistado se sentirá bienvenido y a gusto. Y cuando llegue el siguiente colega a trabajar, sonreirá satisfecho y te dará las gracias. No olvides la consigna de la buena amistad locutoril: deja la cabina al salir como quisieras encontrarla al entrar.


¿Conoces a algunos y algunas colegas despelotados?


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BIBLIOGRAFÍA

  • Locución en la radio popular, ALER, Quito 1991.