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LOS ELÉCTRICOS (2)

Radioclip en texto sin audio grabado.

Un segundo tipo de locutores y locutoras que encontramos en las emisoras de radio… ¿a quién se parece?

Aquí están las locutoras y locutores nerviosos, ansiosas, alterados, que hablan atropelladamente, casi gritan, parece que están pregonando frutas en el mercado. Cuando leen no respetan puntos ni comas y no hacen pausas ni para tomar resuello. Sudan los papeles y acaban el turno agotados.

Escucha a una eléctrica

Bien, amigas y amigos, aquí andamos, es decir, aquí estamos para dar inicio, para iniciar este programa sabatino con música y vanidades, quiero decir, variedades… variedades musicales y también noticias… por ejemplo, el presidente erecto de Estados Unidos… perdón, ay Dios mío, el presidente electo… Es que en el departamento de prensa me estaban cacheteando, digo, chateando y me informaron la información, valga la redundancia, de que el nuevo presidente… uff….

La mayoría de estas eléctricas y eléctricos lo son por inseguridad, por baja autoestima. Tal vez, cuando entraron a trabajar, los locutores más veteranos se burlaron de ellos. En vez de animar a la principiante se rieron de su voz. Le dijeron que no era radiofónica. Y la principiante se acomplejó. Ahora trata de compensar sus nervios con un falso dinamismo, como si tuviera electricidad en el cuerpo. Cuando si hubiera fuego en la cabina.

Lo primero es perderle el miedo al micrófono. El remedio contra ese miedo es lanzarse a hablar. A nadar se aprende nadando y a locutar locutando. Olvídate de los nervios y acuérdate que nadie nace sabiendo. La segunda vez te saldrá mejor que la primera. Y la tercera mejor que la segunda. Todo es cuestión de práctica.

Si estás nervioso, si estás aterrada, respira hondo antes de entrar en cabina. Respira tres o cuatro veces profundamente. Siéntate cómodamente en la silla, ni muy doblado hacia delante (porque vas a respirar mal) ni muy echado hacia atrás (porque la voz te va a salir como cansada). Tampoco tengas prendas apretadas que dificulten la respiración: cinturones, corbatas, sostenes…

A muchas personas, cuando están nerviosas, les ayuda tener algo en la mano: un lápiz, una moneda, una piedrita… Por ahí se escapará la tensión y hablarás con más tranquilidad.

Esta clase de locutoras y locutores son los campeones de las muletillas. Repiten y repiten una palabra (¡o más de una!) por pura inseguridad.

Diálogo de muletillas

-Oye, loco, eh, te quería preguntar, eh, que me digas cuál es, eh, la muletilla mía
-¿Cómo, pues?
-La muletilla, eh, la palabra, eh, que uno repite, eh…
-Ya entiendo, pues… yo creo, pues, que repites mucho el eh
-¿El eh?
-Sí, pues.
-Gracias, pues.
-De nada, eh.

Esta es una de las muletillas clásicas de los locutores: “Así es”.

¡Pero así no es! No hay que andar calificando lo que el otro dice o pregunta.

Casi todos tenemos nuestras muletillas. Y como no nos damos cuenta de ellas, lo mejor es pedirle a un compañero que nos las señale.

Si se te traba la lengua estando al aire, si te enredas o equivocas, no pierdas la calma. Pide excusas sin dar demasiada importancia al asunto. Si encuentras una salida humorística, mejor. La audiencia no se fija en esos errores. (¡Claro, si te ocurren a cada minuto, es la Dirección la que se va a fijar en ellos!)

En fin, recuerda siempre que los nervios se parecen a esos perritos que ladran pero no muerden. ¡Ríete de ellos y concéntrate en tu trabajo!


¿Qué otras características tienen los locutores y las locutoras eléctrícas?


BIBLIOGRAFÍA