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LOS NARCISOS (1)

Radioclip en texto sin audio grabado.

Comenzamos una serie sobre los distintos tipos de locutores y locutoras que se encuentran en las emisoras. ¿A cuál te pareces tú?

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A éstos se les reconoce por la manito en la oreja. Con ella forman una especie de auricular natural y así pueden escucharse permanentemente. Ellos mismos se delatan: esta clase de locutores y locutoras no están hablándole a nadie, sino a ellos mismos. Se están recreando, como el Narciso de la leyenda, en el espejo de su voz.

Tan embelesados quedan con los hermosos sonidos de sus cuerdas vocales que, a veces, ni saben lo que están diciendo o leyendo. Su especialidad es engolar la voz, sacar una “voz de sótano” tan profunda como fingida.

ESCUCHA A UN LOCUTOR NARCISO

Estimados radioescuchas, están escuchando galaxia musical con su estrella de siempre, Miguel Capullo, mío y tuyo, Miguel Capullo, con mi voz te arrullo, Miguel Capullo, deléitate con mi murmullo… Miguel Capullo, el que te acompaña a lo largo del día. Y quiero comenzar hoy con un avance noticioso. Un bus se ha despeñado en la carretera norte y hay 40 muertos y no sé cuántos heridos… En fin, son cosas de la vida… En todo caso, con esta alegría que me caracteriza siempre, presento a la reina de la sala… ¡la inconfundible Celia Cruz! ¡Azúcar!

No satisfechos con las vibraciones de su voz, estos vanidosos se ponen un poco de rever, unos puntos de brillo, para que resuene aún más. Se les olvida que la NATURALIDAD es la regla de oro de toda buena locución.

Narcisos y Narcisas se identifican a toda hora. También graban spots con sus nombres. Se felicitan a sí mismos y a su espléndido programa, se piropean, se echan flores, leen al aire los elogios que les escriben sus admiradores… Se creen lo máximo, la última chupada del mango.

No tienes que estar repitiendo y repitiendo tu nombre. Suena a pedantería. Identifícate a la entrada y salida del turno. O en los cambios de programa dentro del mismo turno. Ya la gente sabe quién eres. Y te aprecia precisamente por tu sencillez.

Estos locutores están hablando ante el micrófono. Pero no le están hablando a nadie. No se están comunicando con nadie. Inclusive, olvidándose de los oyentes, comienzan a utilizar la “tercera persona” (él, ella, ellos):

… tal vez los amigos radioescuchas estén esperando esas bellísimas selecciones que yo siempre les entrego… pero que ellos no se desesperen, porque ya pronto ellos podrán extasiarse con los mejores hits…

¿Cómo que “ellos”? ¿A quién le está hablando este capullo? Un locutor se dirige siempre en “segunda persona” a los oyentes (tú, usted, ustedes) como si los tuviera delante de sus ojos. Está dialogando con su audiencia aunque no la vea.

Por supuesto, estos presumidos no aceptan críticas de nadie. Ahora mismo, cuando están leyendo este radioclip, se sonríen con un tonito burlón. El asunto no es con ellos. Ellos nunca son como los otros les dicen que son. Se sienten superiores al resto de sus compañeros de la radio. Y están convencidos que nada tienen que aprender de ellos.

Esta raza de locutores y locutoras debería recordar lo que le pasó a Narciso: de tanto mirarse, se enamoró de sí mismo y se ahogó intentando besar su propio rostro reflejado en el agua.

¿Quiénes son los narcisos y narcisas en tu emisora? ¡Grábalos y envíanos sus voces!

BIBLIOGRAFÍA

  • Imagen de: PublicDomain
  • Locución en la radio popular, ALER, Quito 1991.