PIES DE LOTO

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Las mujeres chinas fueron condenadas durante siglos a caminar con los pies deformados.

Encantado con el pequeñísimo zapatito de cristal,
el Príncipe salió a buscar a la doncella que lo calzara.
Sólo ella sería su esposa.

LIBRETO

LOCUTORA Los zapatos son protagonistas de muchas historias, algunas románticas como la Cenicienta, y otras patéticas como los “pies de loto” de la China Imperial.

LOCUTOR En el siglo 10, la sociedad china admiraba a las bailarinas de ballet cuando representaban a la flor de loto abriéndose lentamente. Éstas usaban calcetines muy apretados para que al bailar pareciera que sus pies no tocaban el suelo.

LOCUTORA Durante las dinastías Qing y Sung, la clase alta imitó esta costumbre. Empezaron a vendar los pies de las mujeres para lograr pies pequeños y andares vacilantes. Esta práctica se extendió a las clases medias, y desde entonces, durante mil años, se torturó con ella a las mujeres chinas.

LOCUTOR Las madres consultaban a los astrólogos la fecha propicia para iniciar el vendaje de sus hijas. La ceremonia llamada “gin lien” se hacía entre los 3 y los 8 años.

LOCUTORA Se torcían cuatro dedos del pie de la niña y se amarraban fuertemente para mantenerlos en esa posición. Los pulgares se forzaban hacia abajo, formando una media luna, con los talones en alto, como si calzaran zapatillas de ballet. Los huesos del empeine se amontonaban en un amasijo produciendo espantosos dolores.

LOCUTOR La niña nunca volvía a ver sus pies salvo cuando la bañaban. Su madre la vendaba cada vez con más fuerza, calzándola luego con zapatos de un número inferior. Había que conseguir un pie de 7 centímetros, conocido como el “loto dorado”. Para el esposo sería la parte más sensual del cuerpo de su mujer.

LOCUTORA Durante el preludio sexual, los maridos quitaban los zapatos a sus esposas, desatando sus pies delicadamente. Las vendas, de hasta tres metros, servían a veces para amarrarlas en ciertas prácticas sexuales.

LOCUTOR Las chinas ricas poseían centenares de zapatitos de seda y se pasaban la vida bordándolos con símbolos de fertilidad y armonía. Los de la boda eran especiales, ya que llevaban escenas eróticas para instruir a las novias.

LOCUTORA Los chinos adoraban esos zapatitos y los exhibían en exquisitas bandejas lacadas. Sus invitados admiraban el tamaño y refinamiento de aquellos fetiches, mientras las esposas, ocultas, esperaban en las habitaciones.

LOCUTOR La dificultad de caminar con los pies convertidos en muñones condenaba a aquellas mujeres a ser adornos de casa y objetos sexuales.

LOCUTORA Recién en 1912, cuando China se convirtió en República, terminó esta cruel costumbre. En 1949, el presidente Mao Tse Tung la prohibió oficialmente.

LOCUTORA En los museos chinos pueden verse los elegantes zapatitos “pie de loto” que las mujeres chinas, durante diez siglos, fueron obligadas a usar.

BIBLIOGRAFÍA

  • Linda O’Keeffe, Zapatos, Konemann, Hong Kong 1997.
  • Imagen de Trevor M en Pixabay