RADIALISTAS INTEGRALES

Radioclip en texto sin audio grabado.

La comunicación se ha vuelto multimedial. Por lo tanto, los comunicadores y comunicadoras también deben multimedializarse.

Hay locutores y locutoras… ¡que sólo saben locutar!

No les hables de manejar la consola ni ajustar los micrófonos. Eso lo hace el técnico. Ellos se sientan al otro lado del vidrio a esperar que se encienda el bombillito rojo de EN EL AIRE.

Tampoco les pidas que redacten un libreto o piensen el tema de un comentario. Eso corresponde al departamento de producción. Ellos esperan, tranquilamente, a recibir el texto que deberán leer cuando la señal lo indique.

Ni hablar de pautar los discos que sonarán en su programa. De eso se ocupa el software que automatiza la música. Ellos sólo tienen que anunciar el tema y el intérprete cuando corresponda.

¿Salir a la calle a hacer entrevistas? No tienen tiempo. ¿Participar en una radionovela? No tienen ganas. ¿Grabar una cuñita para el Día de las Madres? No tienen madre.

Pero un buen locutor, una buena locutora, no se conforma con serlo. Por supuesto, hay programas complicados, con muchos recursos, en que la división entre locutor y operador se justifica plenamente. Pero en otros, no. En muchos espacios musicales sencillos los animadores se estimularían manejando directamente los equipos o programando los discos. Con la planificación y los guiones del programa pasa otro tanto. Es necesario que los locutores se integren al equipo de producción, que no queden reducidos a una máquina de palabras.

Hoy en día, la comunicación se ha vuelto multimedial. Por lo tanto, los comunicadores y comunicadoras también deben multimedializarse. Es decir, aprender un poco de todo lo que ocurre en una emisora.

Un médico se especializa en el corazón después de conocer la medicina general. De igual manera, un locutor o una locutora pueden haber conseguido más destrezas en un campo o en otro, pero siempre se puede contar con ellos para…

  • Preparar libretos
  • Editar digitalmente
  • Manejar la consola
  • Programar música
  • Salir a la calle a hacer entrevistas
  • Moderar debates
  • Conducir una revista
  • Actuar en radioteatros
  • Narrar cuentos
  • Redactar noticias
  • Animar festivales
  • Transmitir un partido
  • Grabar cuñas

… para participar en todos los formatos y en todos los desafíos tecnológicos que la radio moderna necesita radialistas integrales.

Integrales e integrados en sus equipos de trabajo. ¿De qué serviría un programa excelente si la programación en su totalidad está floja? Digamos que sus majestades, el locutor y la locutora, no tienen corona propia. La comparten con todos sus compañeros y compañeras que logran sacar adelante, día a día, los mil y un detalles que componen el quehacer radiofónico. Con un grupo de colegas que han aprendido a planificar, a producir, a evaluar, a capacitarse… y a divertirse juntos también. ¡Salud!

Imagen de Benjamin Hartwich en Pixabay