4 – ¿DEBEN LAS MUJERES CALLAR EN LA IGLESIA?

PERIODISTA Iniciamos un nuevo debate en los estudios de Emisoras Latinas. Frente a frente el apóstol Pablo y María Magdalena. Es incontable la cantidad de mensajes de todo el continente que nos han enviado sobre los primeros encuentros de nuestros invitados. También nos preguntan dónde estamos ubicados y quiénes nos pagan… Esos datos los reservamos por razones de seguridad. Algunos antiderechos ya han intentado bloquear nuestros servidores. En fin, nuestra radio defiende la libertad de expresión religiosa. Bienvenidos, Pablo y María Magdalena.

PABLO Gracias, gracias a Cristo el Señor.

MARÍA Gracias, Pedro Luis… ¿así se llama usted, verdad?

PERIODISTA Mejor Juan Luis… pero eso no tiene importancia. Juan Luis, para servirle a usted y a toda nuestra audiencia. Pero hoy, antes de comenzar, quiero decirles que un grupo de mujeres nos escuchan en vivo y en directo desde Lima, Perú. Pertenecen a una asociación, Mujeres en Marcha, y están llevando a cabo un taller de género. Y allí está nuestra reportera Elena Martínez… ¡Adelante, Elena!

ELENA Aquí estamos, Juan Luis. Quería decirte que la mayoría de los comentarios que hemos leído en las redes sociales destacan la perspectiva de género que se ha dejado sentir desde el primer debate. Y todos, más bien todas, esperan que los programas continúen en esa línea. Ahora, tengo a mi lado a una participante del taller que quiere decirnos algo…

PERUANA Todas aquí sabemos que ese San Pablo es un gran machista… Así que estamos con usted, María Magdalena, a ver cómo lo calla.

PERIODISTA No, no, aquí no queremos callar a nadie, queremos escuchar a ambas partes y que la audiencia saque sus conclusiones. Gracias, Elena.

PERIODISTA Ciertamente, Pablo, usted ha acumulado notoriedad como machista. Es ya famosa su doctrina sobre el silencio de las mujeres en las iglesias.

PABLO Se refiere seguramente a lo que escribí a la comunidad de Corinto.

PERIODISTA Le pediré a Magaly, desde los controles, que lea el fragmento de esa carta suya…

MAGALY Que las mujeres guarden silencio en las iglesias, porque no les es permitido hablar. Y si quieren aprender algo, que pregunten a sus maridos en casa, porque no es correcto que la mujer hable en la iglesia.

MARÍA ¿Cómo? ¿Qué estoy oyendo? ¿Eso escribió usted, don Pablo?

PABLO Es un mandamiento del Señor, como les advertí a los corintios.

MARÍA ¿Del señor? ¿De qué señor? ¿De cuál señor?

PABLO Del señor Jesucristo.

MARÍA Pero, Pablo, usted está perturbado como aquel loco que Jesús curó en Gerasa…

PERIODISTA Ningún insulto, por favor. Respetemos las reglas del debate.

MARÍA Pero, Juan Luis, ¿cómo va a decir Pablo que eso es un mandamiento de Jesús? A ver, ¿cuándo dijo eso Jesús, dígame? ¿Cuándo?

PABLO Eso está ordenado en la ley de Moisés… Que la mujer esté en silencio en la sinagoga, en el templo…

MARÍA Pero Jesús se llama Jesús, no Moisés. Jesús rompió con la ley de Moisés. Por la cola de Belcebú, ¿cuándo dijo Jesús que las mujeres se callaran, ah?

PABLO Admítalo, María Magdalena. Ustedes las mujeres son chismosas, enredadoras, son aficionadas a hablar en lenguas, crean conflictos…

MARÍA Qué curioso, porque Jesús nunca tuvo conflicto con mujeres. Todos los encontronazos los tuvo con hombres. Todos los chismes venían de hombres. Todos los problemas fueron con los maestros de la Ley y con los fariseos como usted…

PERIODISTA Le repito, María Magdalena, que no están permitidos los insultos ni las insinuaciones…

MARÍA Déjeme hacerle una preguntita, don Pablo. Yo recuerdo a mi marido. Aquel infame se levantaba por la mañana y rezaba una oración…

PERIODISTA ¿Cuál era la oración?

MARÍA “Gracias te doy, Señor, porque no me has hecho mujer.” ¿Usted también rezaba esa oración, don Pablo?

PABLO Desde luego. Todo judío piadoso la reza.

MARÍA ¿Y la sigue rezando todavía?… Respóndame…

PERIODISTA Hay algo que no entiendo, apóstol Pablo. En sus cartas aparecen nombres de muchas mujeres. Tengo la lista: Febe, Julia, Prisca, Evodia, Ninfa, Apia… ¿Usted las mandaba a callar también?

PABLO Esas hermanas ayudaban mucho en las iglesias…

PERIODISTA ¿Entonces, Pablo…?

PABLO Está bien. Pero no hay que olvidar que la alianza la hizo Yavé con los varones, no con las mujeres.

MARÍA ¡Ya salió el prepucio! Pero si usted mismo cuando vino a Jerusalén dijo que la circuncisión no tenía importancia para los gentiles, que los gentiles no tenían que circuncidarse…

PABLO Pero los gentiles tienen prepucio aunque no se lo corten. La alianza es con nosotros los varones, no con ustedes. Eso lo sabía y lo dijo Cristo el Señor.

MARÍA Creo que hoy la que se levanta y se va soy yo.

PERIODISTA No, no, aquí no se va nadie. Por favor, María Magdalena, cálmese y siéntese…

MARÍA Es que me desespera que este hombre ponga en boca de Jesús cosas que nunca dijo. Escuche, don Pablo: Jesús no creyó en el prepucio ni en la circuncisión ni en ninguna de esas leyes viejas. En el Reino de Dios nada de eso cuenta.

PERIODISTA ¿Y cómo sabe usted, María Magdalena, que Jesucristo pensaba de otro modo?

MARÍA Porque Jesús unas veces llamaba a Dios “abbá”, papá. Y otras veces, comparaba a Dios con una mujer.

PABLO Pero, ¿de dónde te has sacado eso, galilea fantasiosa? ¿Por qué dices una cosa así?

MARÍA ¿Por qué? Porque yo estaba junto a él y lo escuchaba. Una vez dijo que Dios se parece a una mujer que amasa el pan. Y otra vez, que se parece a una mujer que barre su casa buscando la monedita que se le perdió. Muchas veces lo escuché diciendo que el mundo nuevo es como una mujer que va a dar a luz. Primero tiene miedo porque ha llegado su hora. Pero después de parir ya no se acuerda del susto por la alegría del recién nacido. Imagínese, ¡Jesús comparando el Reino de Dios con una parturienta!

PABLO ¿Y dónde deja usted la Ley de Moisés?

MARÍA Escuche, don Pablo. Su ley de Moisés prohibía a los judíos acercarse a una mujer en sus días, ¿no es cierto?

PABLO Sí.

MARÍA Pues Jesús dejó que Melania se acercara a él, una mujer hemorroísa, la más impura de todas. Y su ley de Moisés también prohibía a los judíos hablar con una mujer a solas, ¿no es cierto?

PABLO Sí, lo es.

MARÍA Pues Jesús habló a solas con una samaritana en el pozo de Sicar. ¡Y cuántas cosas importantes habló con ella! Hablaron del Reino de Dios…

SAMARITANA ¡Tú eres un profeta, estoy segura! Y si me descuido, ¡terminas siendo el mismísimo Mesías!

JESÚS ¿Y… y si lo fuera?

SAMARITANA ¿Cómo dices?

JESÚS Que si yo fuera el Mesías, ¿qué harías tú?

SAMARITANA Eso te pregunto yo a ti. ¿Qué harías tú?

JESÚS Pues mira, lo primero que haría yo sería comprar un cepillo así de grande para borrar las fronteras entre Samaria y Galilea, entre Galilea y Judea, entre Israel y todos los países. Y después, buscaría una llave maestra para abrir las cerraduras de todos los graneros y así el trigo alcanzaría para todos. Y con un martillo grande rompería las cadenas de los esclavos y los grilletes de los presos. Y después, llamaría a todos los albañiles de la tierra y les diría: Ea, compañeros, desmonten piedra a piedra el Templo de Jerusalén y el templo del Garizim y todos los templos. Porque Dios ya no está en los templos sino en las calles y en las plazas. Y los que de veras buscan a Dios, lo encontrarán ahí, entre la gente. Y también compraría la mejor lejía de batanero para borrar todas esas leyes y todas esas normas que durante años nos han cargado sobre las espaldas… y escribiría una sola ley adentro, en el corazón: la libertad. Sí, todo eso haría.

SAMARITANA ¡Ahora estoy segura, tú eres el Mesías que esperamos! Ven, ven a mi casa y a mi pueblo y que todos te oigan… Ven, anda…

PERIODISTA Nos llega un mensaje de texto desde Lima de las mujeres que están haciendo el taller de género, que dice así: Si María Magdalena lo hubiera obedecido a usted, Pablo, tal vez no hubiera cristianismo.

PABLO ¿Pero qué disparate es ése?

PERIODISTA Espérese… Déjeme terminar el mensaje. Dice: Porque fue ella la primera que habló, y habló con fuerza, para decir que Jesús había resucitado. Tenemos otra llamada… ¿Aló, quién?

LEZLEY Soy una periodista judía, Lesley Hazleton.

PERIODISTA Pues mucho gusto, colega. Adelante.

LESLEY Confirmo lo que ese mensaje ha dicho. El cristianismo comienza con las mujeres. Ni con Pedro ni con Santiago ni con usted, Pablo, ni con ninguno de la larga serie de santos y papas varones, sino con el grupo de mujeres que estuvieron al pie de la cruz y fueron el domingo a la tumba. Ella, María Magdalena, es la fundadora de lo que llamamos cristianismo. Si ella no hubiera hablado, nada hubiera ocurrido después. Gracias.

PERIODISTA Gracias a usted, Lesley Hazleton. ¿Qué dice usted, san Pablo? Porque me parece que está quedando muy mal ante las mujeres que son la mitad de la humanidad y, por cierto, madres de la otra mitad.

PABLO Bueno, Tal vez exageré un poco cuando escribí…

MARÍA ¿Un poco…?

PABLO Bueno, en mi tiempo no sabíamos algunas cosas…

MARÍA Pues como ahora ya las sabe, dígalo en voz alta, reconozca que se equivocó con el cuento de las mujeres sin cabeza y las mujeres en silencio y las mujeres sometidas a los hombres…

PABLO Bueno, yo… Es decir… O sea…

PERIODISTA Amigas, amigos, esto es una primicia periodística. San Pablo, el apóstol de los gentiles, va a rectificar su idea sobre las mujeres. ¿Se arrepiente, apóstol Pablo, de lo que usted dijo sobre ellas en sus epístolas? ¿Reconoce su error?

PABLO Está bien, sí… Ejem… Lo reconozco.

MARÍA ¡Cuánto me alegro de oír eso, don Pablo!

PERIODISTA Pues así llegamos al final de nuestra trasmisión. Saludamos a las amigas de Lima, Perú, que han seguido muy atentas el programa, y a todas las amigas y amigos de América Latina y el Caribe, y de todo el mundo, porque ya tenemos cobertura mundial. Nos encuentran en la web: www.emisoraslatinas.net ¡Hasta la próxima! Y recuerden: quien tiene preguntas, piensa; quien sólo tiene respuestas, obedece. Estuvo con ustedes, Juan Luis.


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  • Lesley Hazleton. María, una virgen de carne y hueso, capítulos 10 y 11. Ediciones mr 2005
  • Elisabeth Schüssler Fiorenza. En memoria de ella. Una reconstrucción teológico-feminista de los orígenes del Cristianismo. Editorial Desclée de Brower 1989
  • María Salas. De la promoción de la mujer a la teología feminista. Editorial Sal Terrae 1993