ALBERTO Y EL BOLA
¿Cuáles son las características de un educador o educadora?
LUCHÍN ¡Alberto, Alberto!… El Bola me está molestando. Todos los días hace lo mismo. Le voy a sacar la madre si me sigue fregando…
ALBERTO ¿Qué te pasa, Bola? Como sigan peleando los voy a castigar. Y ya saben cómo.
BOLA ¿Y quién eres tú, ah? Porque te pagan crees que tienes derecho a castigarme. Vete de aquí.
NARRADORA Alberto no supo que hacer. Hacía años que era educador, pero estaba cansado. Algunos chicos habían pasado por la casa de acogimiento, con unos pocos pudo entenderse, hasta sentir cariño y responsabilidad por ellos. Pero con el Bola se había vuelto muy difícil…
BOLA A mí no me mandas, si yo quiero fumar, fumo. Y si quiero pelear, peleo. ¿Qué me puedes hacer, ah? Tú no eres mi padre.
NARRADORA Alberto recordó cuando llegó a esa casa…
DIRECTORA Ven, Alberto, vas a conocer a Lupe, ella es la tía de la casa. Y ellos son Julio, él es Bola, y también viven acá Lucía, Aleja y Rosita.
NARRADORA Alberto estaba feliz y empezó a poner todo su empeño y sus conocimientos para vincularse de la mejor manera con los chicos y las chicas de la casa.
ALBERTO ¿Les juego una carrera entre hombres y mujeres?
NARRADORA Todos parecían felices… menos el Bola.
BOLA Son unos estúpidos, tramposos.
NARRADORA Alberto trató de hacerse amigo del Bola. Era un chico que venía de una familia rota. Su madre se había ido y su padre no quería saber de él. Vivía con su abuela, y a sus 14 años era rebelde y solitario.
ALBERTO Cuenta, Bola, ¿qué te gusta hacer?… ¿Jugamos cartas?… Mira esta revista de aventuras… ¿Vamos al cine?… ¿Tienes pelada, Bola?
NARRADORA Al principio, Alberto consiguió un poco de confianza del muchacho. Todo cambió cuando llegó Luchín. El Bola se aisló. Se escapaba de la casa y llegaba tarde a dormir.
ALBERTO Bola, estás descuidando tus estudios.
BOLA ¿Y a ti qué te importa? Mi vida es mía.
ALBERTO Juguemos a las cartas.
BOLA “Juguemos a las cartas, huevón.”
ALBERTO Mira, Bola. Ya me estás cansando.
BOLA ¿No me digas… “profe”?
ALBERTO Te lo digo. ¿Y sabes qué? Hoy te quedarás en tu cuarto y sin comida. No hay televisión ni nada.
BOLA ¿Cómo?
ALBERTO Lo que escuchaste.
NARRADORA Alberto se sintió mal por el castigo, pero más por el camino que había tomado su relación con Bola. Él pensó que había logrado ser amigo del chico, ganar su confianza y hasta su cariño. Pero…
BOLA ¿Y quién eres tú, ah?
NARRADORA Al día siguiente, lo llamó la responsable de la casa.
TÍA Dime, Alberto, ¿qué fue? ¿Dejaste encerrado y sin comida al Bola?
ALBERTO Pues sí. Bueno, la verdad es que ya no sé cómo actuar con este muchacho. Hace todo para molestar. No quiere cumplir sus trabajos de la escuela, no colabora en la casa, y se pelea con los demás, sobre todo con Luchín.
TÍA Imagino lo que sientes. ¿Sabes? A todos nos sucedió.
ALBERTO Pero…
TÍA Es así, Alberto. Estos chicos y estas chicas vienen de situaciones violentas, angustiantes y no saben cómo relacionarse.
ALBERTO El Bola es muy agresivo.
TÍA Tenemos que enseñarles con el ejemplo, Alberto. Sigue siendo amigable, conversa con él, juega, dale atención.
ALBERTO Creo que no sirvo para esto. Pero… trataré.
NARRADORA Al día siguiente…
ALBERTO Hola, Bola, buenos días… Dije buenos días.
BOLA Tengo hambre.
ALBERTO Bueno, loco. Tampoco es que tú sabes respetar. Ya deja la cara larga, ¿qué te está pasando?
BOLA ¿A mí? Nada.
ALBERTO Ese cuento no lo crees ni tú, Bola.
BOLA Pues… pregúntele al Luchín, a la Rosita y a la Lucía. Con ellos sí se juega, tiene tiempo de conversar.
ALBERTO A ver, a ver… O sea que… ahora comprendo. Somos panas, ¿no?
BOLA No.
ALBERTO Cuenta, Bola.
BOLA Lo que tú quieres es botarme de esta casa.
ALBERTO ¿De dónde sacas eso, Bola?
BOLA No quiero regresar a la casa de mi abuela. Ahí me encontrará mi viejo y….
NARRADORA Hablaron mucho rato. En la voz del chico se sentía su rabia, su impotencia, su necesidad de cariño. Poco a poco se fue soltando y…
ALBERTO Bueno, ya deja eso… Pero por ahora alegra esa cara, loco. Te voy a contar un cacho que me contó Luchín… Escucha, había una vez un perro que quería ser gato…
NARRADORA Cuando terminaron de conversar, Bola le dio un abrazo a Alberto, sonrió y…
BOLA Alberto, tengo un trabajo de matemáticas que no entiendo. Y es para hoy mismo… ¿puedes?
ALBERTO De una. Para eso estamos los panas.
NARRADORA Esa noche, cada quien pudo dormir tranquilo. El Bola por tener un buen amigo en la casa. Y Alberto por haber recuperado la confianza del chiquillo.
ALBERTO No, no me equivoqué. Esta es mi vida.
GUÍA DE USO
PREGUNTAS PARA EL DIÁLOGO:
– ¿Cuáles son las características de un educador o educadora?
– ¿Con qué criterios se establecen los vínculos con los chicos o chicas de las casas de acogida?
– ¿Es el castigo una alternativa para corregir?
– ¿Qué consecuencias trae para los educadores y las educadoras el trabajar en un ambiente con situaciones problema y carga emocional como las casas de acogida?
ACTIVIDADES COMPLEMENTARIAS PARA MEJORAR EL VÍNCULO ENTRE EDUCADORES Y JÓVENES:
Dinámica: La confianza
Se forma un círculo muy cerrado, hombro a hombro. Un participante sale al centro del círculo y se le vendan los ojos. Con una música suave, los demás lo van empujando de un lado a otro y la persona vendada, sin mover los pies, va balanceándose, confiando absolutamente en los demás que no lo dejarán caer. Así va pasando al centro todo el grupo.
Dinámica: Caricias escritas.
En la casa o en un taller, se dan sobres a cada chico o chica. Ponen su nombre y pegan su sobre abierto en una pared. Cada día, los demás van escribiendo una frase de elogio, cariño, para algún compañero o compañero. Al final del taller se abren los sobres y se leen los mensajes.
CONCEPTOS PARA TRABAJAR LAS ACTIVIDADES COMPLEMENTARIAS:
El vínculo.
Es la relación que el educador social establece con los jóvenes en las casas de acogida y tiene ante todo un carácter afectivo. El vínculo se caracteriza por el cariño, la confianza, el contacto físico y el acompañamiento en lo cotidiano.
El vínculo afectivo tiene una intencionalidad pedagógica, para colaborar con la
educación de los niños y niñas, y enriquece la vida del educador.
La finalidad de establecer un vínculo es el bienestar de las y los chicos. Para los educadores este bienestar significa que los niños y niñas logren cierta autonomía en su vida, que tomen conciencia de la situación en la que viven y puedan decidir el cambio si lo desean.
Cualidades de un educador o educadora para establecer vínculos positivos:
– Demostrar afecto.
– Mantener el humor en las relaciones.
– Comprender y aceptar la cultura de los chicos y chicas.
– Capacidad de mantener un diálogo asertivo: escuchar con atención, hablar sin juzgar.
– Confidencialidad con los problemas de los chicos y chicas.
– Respeto a su persona e intimidad.
Resolución de conflictos
Cuando vivimos un conflicto experimentamos rabia, tristeza y miedo. Resolverlo es expresar adecuadamente estas emociones escuchando las de los demás y buscando alternativas válidas para todas las personas involucradas en el conflicto.
Ayuda a resolver los conflictos:
– Reconocer y aceptar las propias emociones.
– Identificar y respetar las emociones de los demás.
– Identificar nuestros pensamientos ante los problemas: ¿yo tengo la culpa o la culpa la tiene el otro?
– Dejar de buscar culpables y describir: lo que yo he vivido, cómo lo he interpretado, cómo me he sentido, cómo me hubiera gustado que pasara. Y proponer cambios para el futuro.
– Escuchar al otro: Lo que vivió , cómo interpretó los hechos, sus intenciones reales, cómo se sintió, que le hubiera gustado que sucediera , y sus propuestas para el futuro.
Una producción de CONFIE, con el apoyo de la Asociación Huauquipura y el financiamiento de la Diputación del Gobierno de Aragón para la “Implementación del Sistema de Calidad CONFIE , de persona a persona”. info@confie.org.ec
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