DESCUBRE Y ELIMINA TUS MULETILLAS
Nos apoyamos en ellas como el inválido se apoya en las muletas para poder avanzar. Cuando los nervios nos ganan, especialmente al hablar en público o por la radio, recurrimos inconscientemente a algunas palabras y las repetimos una y otra vez. Nos apoyamos en ellas como el inválido se apoya en las muletas para poder avanzar. Por eso, se llaman muletillas.
Algunas muletillas frecuentes:
— Entonces… entonces… entonces…
— … o sea … o sea … o sea
— … pues … pues … pues
— … este … este … este
— … ¿no?… ¿viste? … ¿verdad?
A veces, una frase entera se reitera oportuna e inoportunamente, y se vuelve un muletón:
— … por supuesto que sí… por supuesto que sí…
— … como ustedes saben… como ustedes saben…
— … en el mismo orden de cosas… en el mismo orden de cosas…
Dejémoslo ahí, porque la lista sería interminable. En realidad, cualquier palabra o expresión dicha muchas veces, se convierte en muletilla, en una especie de “tic nervioso del lenguaje”.
Lo peor es que el público, en vez de atender a lo que estás diciendo, se distrae y se pone a sumar las impertinentes palabritas.
Como nadie se da cuenta de su propia muletilla, como viene a la lengua automáticamente cuando estás pensando en otra cosa, lo más práctico para eliminarla es preguntar a una amiga o un amigo cuál es la tuya. Graba tus programas, escúchalos y reconoce tu muletilla.
Toma conciencia de qué palabra estás repitiendo innecesariamente. Concéntrate y haz el propósito de no decirla nunca más. Cuando se te escape y te des cuenta de que se te ha escapado, ya estás a medio camino de resolver esta manía.
BIBLIOGRAFÍA
- Imagen de: Pxhere.