ESQUIZOFRENIA RADIOFÓNICA
Acabo de diagnosticar una enfermedad que yo llamaría “esquizofrenia radiofónica”. ¿La conoce usted? Se refiere a esa doble personalidad tan frecuente en locutores y locutoras. Pertenece a la serie: Consultorio Radiofónico.
LIBRETO
TIMBRE TELÉFONO
JI Consultorio radiofónico a la orden.
B Oiga, ¿y ahí es donde resuelven todas las dudas sobre la radio?
JI Por supuesto, muchacha. Aquí quien no sabe es porque no pregunta.
GOLPE MUSICAL
JOSÉ IGNACIO Radialistas apasionadas y apasionados, ¿cómo están, cómo les va la vida y la movida? Estoy seguro que con las mejores energías. Pura vida, como dicen en Costa Rica. Y es que de Costa Rica nos llega la pregunta de hoy. Clarita…
CLARA Yo soy doctor. Y acabo de diagnosticar una enfermedad que yo llamaría “esquizofrenia radiofónica”. ¿La conoce usted?
JOSÉ IGNACIO Claro que la conozco, doctor. Mi imagino que usted se refiere a esa doble personalidad tan frecuente en locutores y locutoras.
CLARA ¿Y en qué consiste esa enfermedad, José Ignacio?
JOSÉ IGNACIO Atiendan bien. Mira, ahí tienes a un locutor y una locutora tomando una gaseosa. Se ríen, cuentan chistes, hablan muy sueltos y desenvueltos. Ahora entran a cabina. El uno carraspea (CARRASPEO) y la otra ordena los papeles y ensaya una sonrisa fingida. El técnico levanta la mano y comienza el programa.
LOCUTOR Buenos días, amables radioescuchas. Una vez más ingresamos a sus hogares para acompañarles en esta mañana primaveral… Ella lo mismo. Seria, ceremoniosa, formal, circunspecta. ¿Qué pasó? Antes de entrar a cabina eran dos jóvenes alegres, pícaros, chéveres. Detrás del micrófono, cambiaron totalmente de personalidad. Se crisparon, olvidaron la frescura y la sabrosura de la vida.
CLARA ¿Esa es la esquizofrenia radiofónica, José Ignacio?
JOSÉ IGNACIO Esa misma. Puede ser que el micrófono nos asuste. O puede ser que nos han contagiado el virus de la solemnidad. Es un virus antiguo. Se contagia en las universidades, en las iglesias y partidos políticos. En los medios de comunicación también. Nos enseñaron que quien ríe pierde autoridad. Que la sencillez es simplonería. Por eso, en el ejército y en las
catedrales y en los congresos nadie ríe ni sonríe. Mientras más títulos tengan, mientras más uniformes se pongan, más serios y acartonados hablarán.
CLARA Pero tampoco el otro extremo, José Ignacio. Esas risas falsas de algunos locutores, una alegría gritada y sobreactuada.
JOSÉ IGNACIO Qué bien que lo digas, Clarita. Locutores y locutoras sobreactuados que hasta la noticia de un crimen la dicen riendo, sin saber lo que dicen. No, no, ni tan cerca que
queme al santo ni tan lejos que no lo alumbre. Naturalidad. Un tono alto, alegre, contagioso, pero que sea verdadero, que emocione de verdad. La máxima profesionalidad es la naturalidad.
Amigas y amigos radialistas, será hasta el próximo consultorio. Envíen sus preguntas y opiniones a: radialistas@radialistas.net
Y recuerden: No hay preguntas tontas. Hay tontos que no preguntan. ¡Hasta la próxima!