ESTIÉRCOL TELEVISIVO

Radioclip en texto sin audio grabado.

La televisión maquilla la realidad. La modifica según los intereses de las grandes cadenas.

En las bodas del príncipe Carlos con la princesa Diana todo estuvo televisivamente calculado. Desde el palacio de Buckingham hasta la catedral de Saint Paul la ceremonia había sido diseñada para complacer a las cámaras.

El traje de la novia, que tantas molestias causó al príncipe a la hora de sentar a su prometida, no estaba concebido para contemplarlo de frente ni desde el fondo de la iglesia, sino desde lo alto, como se vio en uno de los encuadres finales de la trasmisión.

Los decoradores habían sugerido colores pastel para que el espectáculo respirase un aire de primavera. Los colores fuertes quedaban completamente excluidos. Todo tenía que ser color pastel.

Había un pequeño problema con los caballos de la carroza real. Mejor dicho, el problema no era con los animales, que habían sido adornados con colores pastel, sino con el estiércol que siempre van dejando a su paso.

Sin embargo, quien vio la boda por televisión, pudo observar que las boñigas no eran oscuras ni desiguales. También aparecían de color pastel como todo el decorado.

Después se supo que los caballos reales habían sido alimentados durante una semana con píldoras especiales para que su estiércol tuviera “un color telegénico”. Hasta la caca debía ser televisiva.

¿Qué nos enseña esta historia? Estamos acostumbrados a creer en lo que vemos. Pero una cosa es lo que vemos con nuestros ojos y otra muy distinta la que nos hacen ver los medios de comunicación, especialmente la televisión.

La televisión maquilla la realidad. La modifica según los intereses de las grandes cadenas. En el atentado de las Torres Gemelas, escondió los muertos. Pero en el reciente incendio en Lima, los presentó carbonizados y en primer plano.

La televisión presenta a los colombianos como narcotraficantes. Y a los musulmanes como terroristas. Nos presenta un mundo de vaqueros. Los buenos están en el norte y los malos en el sur. Los buenos viven en occidente y los malos en oriente.

Por suerte, hoy contamos con un canal para escapar de la manipulación televisiva: el internet. A través de la red, podemos enterarnos de muchas cosas que no salen en televisión. Podemos buscar y recibir fuentes periodísticas independientes. Podemos desarrollar una actitud de recepción crítica.

Y a través de la radio, damos a conocer al gran público informaciones más completas y objetivas.

Combinando el internet con la radio, podemos saber que el estiércol es estiércol y que el mundo que ellos nos presentan no es precisamente color pastel.

BIBLIOGRAFÍA
Umberto Eco. Televisión, la transparencia perdida, La estrategia de la ilusión, Barcelona, Lumen, 1986.
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