LA TENTACIÓN ANCILAR

Práctica aberrante en infinidad de hogares de la clase media y alta.

LOCUTOR Hasta nombre le pusieron, “tentación ancilar”.

LOCUTORA Fue clasificada entre las tentaciones propias de una determinada clase social.

LOCUTOR La “ancila”, es decir, la criada, la sirvienta, la fregona, la buena-para-todo, la esclava.

CRIADA A la orden, mi señora, mande usted…

LOCUTORA Al hogar pequeño-burgués del siglo pasado llegó una presencia tan necesaria como inquietante: la criada.

LOCUTOR Tener empleada doméstica era subir de estatus. Era un criterio social. Cualquier señora con clase debía tener la suya.

SEÑORA Naturalmente, querido. Si no… ¿quién hace la comida, quién limpia los platos, quién barre la casa?… No lo voy a hacer yo, desde luego… ¡Mis manos!

LOCUTORA Había que lavar la ropa, planchar, bañar a los niños, hacerles comer, limpiar el piso, limpiar las cortinas, limpiar 12 horas, limpiar 14 horas, limpiar 16 horas, trabajar día y noche.

CRIADA A la orden, mi señora, mande usted…

LOCUTOR Las señoras de la ciudad contrataban muchachas campesinas de poca instrucción para hacer todo el trabajo de la casa.

LOCUTORA Y los señores…

HOMBRE Tá buena esta muchachita…

LOCUTOR La tentación ancilar estaba ahí, vestida con delantal. La tentación de la carne juvenil y popular.

LOCUTORA A la empleada se la mandaba al cuarto del fondo, o al desván, o a cuartuchos mínimos y sin ventilación. Para los hombres de la casa era muy fácil subir por la escalera de servicio, hacer una corta escapada hasta el rincón donde dormía la empleada doméstica.

CRIADA No, señor, no me haga eso… No… (LLORA)

LOCUTOR El señor de la casa, que pagaba el mísero salario de la criada, entendía que ella estaba a su disposición.

HOMBRE ¿Y cuál es el problema, eh? Uno es hombre y tiene que desahogarse, ¿o no? Además, las criadas son como animalitos… eso les gusta… (RÍE)

LOCUTORA Algunas sirvientas, muy pobres, aceptaban el abuso en silencio, para conservar, al menos, la comida.

LOCUTOR En muchos casos, la esposa se daba cuenta de la situación. Pero se hacía la desentendida para no complicar su matrimonio.

JOVEN Mi papá dice que estás muy buena… (RÍE)

CRIADA Por favor, señorito… No…

LOCUTORA La criada servía también como iniciación sexual para los varones adolescentes. El señorito tenía que desfogar en alguna parte. Mejor que lo haga gratis y sin riesgo de enfermedades venéreas.

LOCUTOR Si la tonta salía embarazada…

SEÑORA ¡Te me largas ahora mismo!…

CRIADA Pero, señora, si fue el señorito el que…

SEÑORA ¡Descarada!… ¿Y todavía te atreves a acusar a mi hijo?… ¡Lárgate, zorra, lárgate de aquí!

CRIADA (LLORA)

CONTROLSICA TRISTE

LOCUTORA La tentación ancilar, la tentación de abusar social y sexualmente de la criada. Esta práctica aberrante continúa hasta nuestros días en infinidad de hogares de la clase media y alta.

CRIADA A la orden, mi señora, mi señor, mande usted…

LOCUTOR A ninguna orden. Si eres empleada doméstica, no aceptes esta humillación. Tu cuerpo es tuyo. No está “a la orden” de nadie. Denuncia a quien lo intente ensuciar. Rompe el miedo, rompe el silencio.

BIBLIOGRAFÍA
Historia de la vida privada, volumen 8, Michelle Perrot, Taurus, Madrid, 1989.