¡LAUDATO SI! – 12. HERMANA NIEVE
FRANCISCO ¡Hermanas y hermanos, los saludo con la bendición y la paz del buen Dios! Soy Francisco de Asís… Ah, por fin llegué… Durante un buen rato a lomo de burro y otro buen rato trepa que trepa, estoy casi en la cumbre del Huayna Potosí, en Bolivia… ¡Qué vista tan hermosa desde esta altura! ¡Y qué frío tan espantoso!… Te saludo, hermana Nieve.
NIEVE Una muy calurosa bienvenida a nuestra fría casa, Hermano Francisco. Te esperaba.
FRANCISCO ¿Cómo? ¿Sabías que vendría?
NIEVE Mi primo el Hielo me dijo que andas recorriendo el mundo… Y como es tan famoso lo que dijiste de mí, de la nieve, pensé que…
FRANCISCO Me falla la memoria. Recuérdame qué dije.
NIEVE Le dijiste a Fray León que “la perfecta alegría” era que te despreciaran y después te empujaran y te revolcaran en la nieve. Tú querías sufrir por Dios.
FRANCISCO ¿Eso dije?… Pues fui muy vehemente y exaltado… Ahora ya entendí que Dios no quiere el sufrimiento y que la “perfecta alegría” consiste en luchar por un mundo justo donde a nadie le sobre para que a nadie le falte…
NIEVE ¡Como has cambiado, Francisco!
FRANCISCO Olvídalo, ya no vengo a revolcarme en la nieve, vengo a escucharte. ¿Cómo te va? Cuéntame…
NIEVE Me va muy mal, Francisco. Estoy agonizando.
FRANCISCO No puede ser, te veo tan radiante…
NIEVE Si subieras a todas las montañas que están cerca, a las de Perú, las de Colombia, las de Chile, todos los glaciares te dirían lo mismo. Estamos en agonía.
FRANCISCO ¿Cómo es eso, hermana Nieve?
NIEVE Mira, Francisco, las nieves podemos vivir millones de años tranquilas, alimentando en silencio los manantiales y llenando el mundo de agua cristalina cuando la temperatura se entibia…
FRANCISCO Así era en Asís. Llegaba la primavera y los ríos y los arroyos rebosaban con el agua que nos regalabas, hermana Nieve.
NIEVE Así fue siempre, Francisco. Las cumbres nevadas somos generosas, somos la cabeza de la anciana madre Tierra, su cabeza canosa y sabia…
FRANCISCO ¿Y ahora?
NIEVE Ahora vamos a morir. Pero no por viejas, no de muerte de años, sino de muerte matada.
FRANCISCO Te creo, pero te veo tan abundante todavía…
NIEVE Se nota que nunca habías subido tan alto. Hace muy poco mi blancura llegaba hasta más allá… Se perdían tus ojos contemplándola. Y ahora, mira en lo que he quedado. Me estoy derritiendo, Francisco, poco a poco me acabo. En unos años ya no me verás. Dime, Francisco, ¿tú tienes hijos?
FRANCISCO No, yo no tuve…
NIEVE Pues tal vez los hijos de las hijas de quienes nos están oyendo, nunca verán nieve en las montañas… Mira, fíjate en aquellos que suben por ahí…
ANDINISTA 1 Ey, padrecito, ¿qué hace usted ahí tan solitario y temblando? Venga con nosotros, tenemos chocolate caliente.
FRANCISCO Después, después… ahora estoy conversando.
ANDINISTA 1 ¿Con quién está conversando si está más solo que un huérfano?
FRANCISCO Con Dios, converso con Dios.
ANDINISTA 2 Déjalo, está loco. Al menos, no morirá de frío, parece bien abrigado con esa túnica oscura que lleva encima… ¡Adiós!
NIEVE Son escaladores que siempre vienen a visitarme. Cada vez llegan más pronto a la cumbre porque cada vez hay menos nieve en las laderas.
FRANCISCO Hermana Nieve, ¿también tú me dirás que el responsable de tu agonía es el cambio climático?
NIEVE Sí, Francisco, lo tengo que repetir. Es el calentamiento del mundo el que enloquece al clima.
FRANCISCO El mar me dijo que con el calor subía de nivel, la lluvia me dijo que con el calor andaba descontrolada, el aire que lo estaban envenenando…
NIEVE Y ese calor, además de derretirnos, nos ensucia. Desde las montañas nevadas del Himalaya hasta el Illimani, que es más alto que este Huayna Potosí, desde los glaciares del norte hasta los del sur, verás nieve oscura.
FRANCISCO ¿Nieve oscura, dices?
NIEVE Sí, cuando el clima no está enfermo, nosotras, las nieves, somos blancas blanquísimas, pero con estos cambios nos estamos opacando, y así ya no podemos cumplir con la tarea que le debemos a la Madre Tierra.
FRANCISCO ¿Y cuál es esa tarea, hermana Nieve?
NIEVE Refrescarla. Ya sabes, la ropa oscura, como esa que llevas encima, calienta, absorbe los rayos del Sol. La ropa blanca refresca, rebota esos rayos.
FRANCISCO ¿Y de dónde viene la cochinada que te cae encima?
NIEVE Del hollín de los incendios, del polvo negro que botan los motores… Estoy quedando como un espejo sucio, empañado. Ya no logro reflejar bien la luz del Sol. Y entonces, me derrito antes. Calor que llama a más calor.
CIENTÍFICO En los últimos 40 años, los glaciares andinos se han reducido a la mitad. En pocos años más los de Bolivia habrán desaparecido y el lago Titicaca se quedará sin agua. En el Perú, los glaciares por debajo de los cinco mil metros ya desaparecieron. Ecuador, Perú y Bolivia dependen de esas fuentes de agua. Hasta el río Amazonas, el mayor del mundo, nace en esos glaciares.
FRANCISCO Era fiero y cruel aquel lobo que logré detener en Gubbio… ¿Quién podrá detener esta calamidad?
NIEVE Para detenerla, Francisco de Asís, tienes que pregonar que el mundo no se ha recalentado así porque sí.
FRANCISCO Ni tampoco porque Dios quiere castigarnos.
NIEVE Hay responsables, Francisco.
FRANCISCO Y ya los conozco. Son los empresarios del petróleo, los políticos que lo permiten y los banqueros que lo financian.
NIEVE Son quienes adoran al dios dinero y no quieren renunciar a nada.
FRANCISCO Pero, dime, hermana Nieve, ¿qué mundo querrán ellos dejarles a quienes vienen detrás, a tantos jóvenes que están creciendo?
Dice el Papa Francisco en su encíclica Laudato Si, Alabado Seas:
Los glaciares son pulmones del planeta repletos de biodiversidad… El ambiente natural está lleno de heridas producidas por nuestro comportamiento irresponsable. También el ambiente social tiene sus heridas… El deterioro del ambiente y el de la sociedad afectan de un modo especial a los más débiles del planeta. Tanto la experiencia común de la vida ordinaria como la investigación científica demuestran que los más graves efectos de todas las agresiones ambientales los sufre la gente más pobre. (Laudato Si 38, 6, 48)
Y dijo el Papa Francisco en el Encuentro con los Movimientos Populares en Bolivia:
La casa común de todos nosotros está siendo saqueada, devastada, vejada impunemente. La cobardía en su defensa es un pecado grave. Vemos con decepción creciente cómo se suceden una tras otra cumbres internacionales sin ningún resultado importante. Los Pueblos y sus movimientos están llamados a clamar, a movilizarse, a exigir –pacífica pero tenazmente– la adopción urgente de medidas apropiadas. Yo les pido, en nombre de Dios, que defiendan a la Madre Tierra.
PREGUNTAS PARA EL DEBATE
1- ¿En tu país hay problemas con el derretimiento de los glaciares? ¿Qué consecuencias provoca?
2- ¿Cómo explicarías a otra persona el grave problema de la nieve oscura?
3- ¿A Dios le agradan los sacrificios, los ayunos y las penitencias? ¿Qué nos pide Dios a los seres humanos?