¡LAUDATO SI! – 16. HERMANA LOMBRIZ

FRANCISCO ¡Paz y bendiciones para todas mis hermanas y hermanos! Soy Francisco de Asís y hoy visito un lugar que lleva el nombre de mi señor Jesús… El Salvador… Me han dicho que también lo llaman el Pulgarcito, porque es el país más pequeño de esta región. Tal vez… pero el bosque en el que ahora me encuentro es espléndido, lleno de árboles que se alzan hasta las nubes. ¿Oyen el trinar de los pájaros?… Veo volar mariposas de muchos colores. ¡Ah, alabado seas, mi Dios, por tanta vida que me dejas contemplar!

LOMBRIZ ¡Es mucha más la vida que no contemplas, Panchito!

FRANCISCO ¿Panchito?… Y tú, ¿quién eres?

LOMBRIZ Del fondo de la tierra vengo. Allí vivo. Soy una lombriz.

FRANCISCO ¡Una lombriz!… Espera, mejor me siento junto a este árbol para hablar contigo… Te pondré en la palma de mi mano… Así… Hablemos ahora. Cuéntame de tu vida, hermana Lombriz.

LOMBRIZ Mi familia y yo vivimos en estos bosques. Y como somos tan chiquitas, nadie nos ve ni nos toma en cuenta.

FRANCISCO Una vez mi maestro Jesús habló de la más mínima de las semillas, la de mostaza y la comparó con el Reino de Dios.

LOMBRIZ Pues hoy, Panchito, vengo en representación de miles de millones de “mínimos” que vivimos en el reino de la tierra. Y queremos conversar contigo.

FRANCISCO Conversemos. Pero antes, una pregunta. ¿Por qué eso de llamarme siempre Panchito, como hacía mi madre doña Pica?

LOMBRIZ Porque nos han dicho que a ti te llamaban así: “el mínimo Francisco de Asís”.

FRANCISCO Sí… Un poeta de estas tierras me puso ese apodo.

LOMBRIZ Y te cae bien, porque eres chiquito y simpático. Es decir, Panchito. ¿Te molesta?

FRANCISCO Al contrario, hermana lombriz. Me hace reír. Y la risa es lo que más nos acerca a Dios.

LOMBRIZ Panchito o Mínimo Francisco, como quieras. Tu tocayo, Francisco de Roma, que no es tan chiquito, el que te ha enviado a hacer estos viajes, está preocupado por nosotras.

FRANCISCO ¿Y de dónde le viene la preocupación? Explícame.

LOMBRIZ Por lo importantes que somos y porque no nos dan importancia. ¿Sabías, Francisco-Panchito, que si no fuera por nosotras, las lombrices, la tierra no produciría nada, no sería fértil?

FRANCISCO Pues no, no lo sabía, hermana Lombriz…

LOMBRIZ Nunca descansamos en ese trabajo. Nos comemos la tierra con todos sus minerales,… y después… discúlpame la palabra… cagamos esa tierra ya transformada en abono.

FRANCISCO Todos las criaturas hacemos lo mismo, así que no hay nada que disculpar.

LOMBRIZ Pues con ese come y caga… una vez y otra vez, toda una vida, millones de veces, millones de nosotras hemos hecho fecundas todas las tierras del mundo.

LOCUTOR Miles y miles de lombrices viven sin ser vistas bajo nuestros pies. El científico Charles Darwin calculó unas 150 mil lombrices por hectárea en un buen suelo británico moviendo y removiendo sin cesar toneladas de tierra.

LOCUTORA Estimó también que las lombrices son capaces de renovar la capa vegetal cada diez años.

FRANCISCO Lo que escucho me asombra…

LOMBRIZ Has de saber, Francisco-Panchito, que el suelo respira. El suelo, la tierra del suelo, está viva. Nosotras las lombrices, junto a las termitas y las hormigas, la hacemos respirar. ¿Sabes cómo nos llaman? Las “ingenieras del suelo”.

FRANCISCO Qué maravilla… En ustedes se cumple aquello de que por boca de los pequeños Dios sacó alabanza.

LOMBRIZ Gracias, Panchito-Francisco. Y te diré que también nos apodan “recicladoras” porque cuando no hay tierra comemos papel, cartón, todos los desperdicios de tus hermanos humanos… Nosotras, obreras pequeñitas, sabemos cómo limpiar la basura del planeta.

FRANCISCO Ustedes son como los millones de hermanas y hermanos míos que trabajan en los talleres, albañiles, cocineras, carpinteros, campesinas, artesanos, mujeres y hombres que trabajan invisibles, y son quienes crean la riqueza de la familia humana… Sin ustedes, los pequeños, el mundo no funcionaría.

LOMBRIZ Sí, pero nos están acabando, Panchito. Nos eliminan.

FRANCISCO ¿Cómo? Aunque trabajan tan escondidas en la tierra, ¿también están en peligro?

LOMBRIZ Si, Panchito, también nosotras vivimos con miedo.

FRANCISCO ¿De qué, de quiénes, de los mismos?

LOMBRIZ Sí, de esos mismos, de quienes aman al dinero más que a la vida. Abusan de venenos y eso nos va matando, le va quitando vida al suelo. Arrasan los bosques, la tierra se vuelve desierto. Y sin agua no podemos vivir. Cuando la tierra se seca, nos secamos nosotras.

FRANCISCO Tantos pequeños como ustedes en peligro bajo la tierra. Y tantos pequeños sobre la tierra, descartables, excluidas…

LOMBRIZ ¿Y qué podemos hacer, Panchito, nosotras tan mínimas, ante estos poderosos tan grandes?

FRANCISCO Eso mismo se preguntaba mi tocayo el Papa Francisco… ¿qué pueden hacer ustedes, los pulgarcitos del mundo?

HOMBRE ¿Qué puedo hacer yo, un cartonero, si apenas gano para comer?

JOVEN ¿Y yo que tanto estudié y ahora no encuentro trabajo?

VIEJO ¡Llegar a viejo pá que te escondan en un rincón de la casa!

CAMPESINA ¿Qué puedo hacer yo, campesina, sin tierra propia y con un hombre que me maltrata?

INDÍGENA ¿Y yo, indígena, siempre discriminada?

VECINO En mi barrio, que ni agua ni luz tenemos, ¿qué podemos hacer?
MUCHACHA Sólo de prostituta encontré trabajo, ¿cómo voy a darle de comer a mis hijos?

Dijo el Papa Francisco en el Encuentro con los Movimientos Populares en Bolivia:

Ustedes, los más humildes, los explotados, los pobres y excluidos, pueden y hacen mucho. Me atrevo a decirles que el futuro de la humanidad está, en gran medida, en sus manos, en su capacidad de organizarse y promover alternativas creativas… ¡No se achiquen! … ¡Pueden hacer mucho! ¡Pueden hacer mucho!

Y dice el Papa Francisco dice en su encíclica Laudato Si, Alabado Seas:

Posiblemente nos inquieta saber de la extinción de un mamífero o de un ave, por su mayor visibilidad. Pero para el buen funcionamiento de los ecosistemas también son necesarios los hongos, las algas, los gusanos, los insectos, los reptiles y la innumerable variedad de microorganismos… Dios nos ha unido tan estrechamente al mundo que nos rodea, que la desertificación del suelo es como una enfermedad para cada uno, y podemos lamentar la extinción de una especie como si fuera una mutilación. (Laudato Si 34, 98)

PREGUNTAS PARA EL DEBATE

1- Remueve un poco la tierra y observa las vidas que hay dentro de ella. ¿Podrías reconocerlas?

2- ¿A quiénes se consideran mínimos o descartables en tu país o en tu comunidad?

3- ¿Qué puedes hacer tú, qué podemos hacer en nuestra familia, en nuestro barrio, para que la sociedad cambie de rumbo?

IR AL ÍNDICE | CAPÍTULO ANTERIOR | CAPÍTULO SIGUIENTE