¡MÚSICA, MAESTRO!

Radioclip en texto sin audio grabado.

¿Cómo elaborar el perfil musical de una emisora? Es un juego de demandas del público y ofertas de la radio. Dale una leída a este radioclip.

Cada radio tiene su perfil musical, es decir, la mezcla de canciones que suenan a lo largo de la jornada e identifican a la emisora.

¿De qué depende este perfil? ¿Quién lo diseña?

La programación musical depende, fundamentalmente, de los gustos del público que queremos alcanzar. A partir de sus preferencias (¡no de las tuyas!) establecerás el estilo musical de tu radio.

Pero no únicamente mandan los gustos de la audiencia. Si sólo ofrecemos lo que nos piden, solo nos pedirán lo que ofrecemos.

Un perfil musical elaborado exclusivamente a partir de los gustos primarios del público acabará moliendo los mismos discos, repitiendo las 30 ó 40 canciones de moda que las disqueras quieren imponer. En este caso, la radio no tiene oferta.

En el otro extremo, están las emisoras que no toman en cuenta el parecer del público. Los locutores y programadoras deciden la música en base a lo que a ellos les gusta. O en base a un software que combina a su antojo los temas que hay en la discoteca. Estas emisoras no toman en cuenta la demanda.

¿Cómo se establece, entonces, el perfil musical? Es un juego de demandas del público y ofertas de la radio.

La música que la audiencia reclama obliga a ampliar la discoteca de la emisora. Y la música que la emisora suena, tal vez todavía no muy conocida, amplía el paladar musical del público.

Ocurre como en un restaurante. Si vienen muchos clientes pidiendo hamburguesas, usted incluirá hamburguesas en el menú (aunque a usted personalmente no le gusten). Pero si los clientes descubren en la carta que hay cebiche de pollo, algunos lo pedirán para probar, lo saborearán, lo recomendarán a sus amigos y amigas. Poco a poco, el nuevo plato competirá con las grasientas hamburguesas.

De esta manera, entre conocidas y desconocidas, entre solicitadas y ofrecidas, todo el mundo quedará musicalmente satisfecho. Así que, ¡música, maestro!

BIBLIOGRAFÍA