NI TAN CALVO NI CON DOS PELUCAS
Reserva los fondos musicales para los momentos más emocionantes del programa.
¿Para qué sirve la música instrumental en la producción radiofónica? Para muchísimas cosas. Por ejemplo, para separar las secciones de un programa. Para dar brillo a los momentos más importantes de un reportaje. Para reforzar el tema de un comentario con unos acordes adecuados. Para ambientar una dramatización. Música romántica si la escena es amorosa. Música de suspense si la escena es misteriosa.
Entre los múltiples usos de la música instrumental, hay uno que estorba. ¿Qué suelen hacer muchísimos conductores de radiorevistas? Ponen un fondo musical a lo largo de todo el espacio. Si el programa dura una hora, toda la hora estará “fondeada” con esa música en tercero y, a veces, hasta en segundo plano. Siempre que habla el locutor, la locutora, o ambos, el operador técnico mete el dichoso fondo musical. (O todavía peor, pone una música cantada y hasta gritada.)
—Es para que suene más animado, ¿comprende?
No comprendo. Si dejas el programa desnudo de música, todo sonará muy frío. Pero si le pones ropaje musical todo el tiempo, saturas y aburres. Ni tan calvo ni con dos pelucas.
Eso hacían en las antiguas radionovelas que usaban y abusaban de los fondos musicales. O en el cine mudo, donde la película entera llevaba música. Pero en la actualidad, destacar con música toda la radiorevista, todo el programa, equivale a no destacar nada, igual que si en una carta subrayamos cada uno de los renglones.
Los fondos musicales resaltan las palabras. Si los administramos bien, suben la temperatura y contrastan las secciones. Resérvalos para los momentos más emocionantes de la radiorevista. En el resto, habla en seco, sin ninguna música.
Recuerda, radialista impaciente, que no por mucho resaltar, se anima más el programa.
Image by Steve Buissinne from Pixabay