16- ¿JESÚS ANALFABETO?
RAQUEL Continuamos nuestras entrevistas con Jesucristo durante su segunda venida al mundo. Estamos ubicados en Nazaret, el lugar donde él nació, y junto a la vieja sinagoga del pueblo, donde él estudió. Porque usted estudió aquí, me imagino…
JESÚS Estudiar, lo que se dice estudiar… El rabino nos enseñaba algunas cositas de la Ley. Pero como éramos muy traviesos…
RAQUEL ¿Y dónde realizó sus estudios superiores?
JESÚS ¿Cuáles estudios superiores?
RAQUEL Me refiero a filosofía, teología… ¿Tal vez consiguió una beca en Qumran, ese monasterio a orillas del Mar Muerto que ya era famoso en su tiempo?
JESÚS ¿Qumran?… Eso está muy lejos de aquí… Además, que yo sepa, allí sólo llegaban los hijos de las familias de Jerusalén. Juan Bautista sí estuvo ahí, pero yo no conocí ese desierto.
RAQUEL Entonces, Jesucristo, ¿dónde estudió usted?
JESÚS En ninguna parte. Yo no pude estudiar. Mis padres eran muy pobres.
RAQUEL Bueno, al menos en la sinagoga les enseñarían lo elemental, ¿no?
JESÚS En la sinagoga nos enseñaban la Ley, pero la Ley está escrita en hebreo. Y nosotros hablábamos arameo. Entonces, el rabino iba traduciendo y nos hacía repetir…
RAQUEL Pero… ¿usted sabía leer?
JESÚS Como tú dijiste: lo elemental.
RAQUEL ¿Pero no fue aquí en esta misma sinagoga de Nazaret, donde usted se puso a leer un texto de un profeta, creo que de Isaías?
JESÚS ¿Te cuento un secreto? Ese texto yo me lo sabía de memoria… Es mi profecía favorita. Entonces, pasé adelante, desenrollé el pergamino, y comencé: “El Espíritu del Señor está sobre mí. Él me envía a los pobres para anunciarles la Buena Noticia.”
RAQUEL Le confieso que nuestra audiencia debe estar bastante confundida, porque si usted no sabía leer, ¿cómo sabía escribir?
JESÚS Yo no sabía escribir. Los sacerdotes y los escribas eran los que controlaban los libros.
RAQUEL Pero, ¿no recuerda el caso de la mujer adúltera cuando usted se puso a escribir en la tierra y… ?
JESÚS Me puse a hacer palitos, como los presos, haciendo tiempo hasta que aquellos viejos hipócritas se fueran.
RAQUEL Entonces, señor Jesucristo, y discúlpeme si lo ofendo… ¿usted era prácticamente analfabeto?
JESÚS No me ofendes, porque todos los campesinos de mi tiempo, y sobre todo, las mujeres, no leían ni escribían nada, nunca. Mi madre no sabía ni el rabito de la letra Alef.
RAQUEL ¿La virgen María, quiero decir, María sin virgen, analfabeta también?
JESÚS También. Raquel, yo estoy asombrado porque en estos días he visto que niños muy pequeños, que las niñas leen, saben escribir… ¡cuánto ha cambiado el mundo en estos años, verdad!
JOVEN ¡Esperen, esperen!… ¿Es usted Raquel Pérez, de Emisoras Latinas?
RAQUEL ¿Eres tú un periodista de la competencia?
JOVEN No, soy un fan de estos programas… Me gusta como habla Jesucristo… ¡Duro, siga metiendo candela, siga así!… ¿Me da su autógrafo, por favor?
JESÚS ¿Qué me está pidiendo este muchacho, Raquel?
RAQUEL Que le firme en ese cuaderno…
JESÚS ¿Que le firme?
RAQUEL Sí, que le escriba su nombre ahí…
JESÚS Ah, eso sí lo sé escribir…
RAQUEL Tome este lapicero…
JESÚS Mi padre José me enseñó esas cuatro letras… A ver… Espera…
JOVEN ¡Gracias, Jesucristo, my broder!… ¡Lo guardaré como un tesoro!
RAQUEL Y ustedes, amigas y amigos oyentes, ¿quieren también un autógrafo de Jesús? No tienen más que llamar al 144-000, ciento cuarenta y cuatro mil. Continuamos en breve. Emisoras Latinas.Raquel Pérez. Nazaret.
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Otro Dios es Posible. Entrevistas exclusivas con Jesucristo en su segunda venida a la Tierra. Una producción de María y José Ignacio López Vigil con el apoyo de Forum Syd y Christian Aid.
NOTAS
Alfabetización: un derecho reciente
La escritura nació en Mesopotamia hace unos cuatro mil años. Durante la mayor parte de la historia de la Humanidad fue un saber reservado a minorías: la casta sacerdotal y algunos comerciantes. Y aunque siempre hubo más lectores que escritores, la lectura tampoco fue un saber generalizado hasta hace relativamente poco en la mayoría de los países. Hasta el descubrimiento de la imprenta, los libros eran caros y raros. El empleo cada vez más frecuente de la imprenta en Europa a partir del siglo XV favoreció la lectura. Es sólo a partir del siglo XVII que los libros empiezan a ser buscados y apreciados por las minorías ilustradas de cada sociedad.
Como en tantos otros avances de la humanidad, la jerarquía de la iglesia católica romana se puso a la defensiva frente a la masificación de la lectura con la invención de la imprenta. En 1559, la Inquisición creó el Índice de Libros Prohibidos, una lista con los nombres de autores y obras cuya lectura se prohibía bajo pena de excomunión, y con la lista de capítulos que debían de ser censurados en libros parcialmente permitidos. En 1790 se publicó el último Índice, en el que se incluyeron un gran número de obras científicas poco recomendables para el buen católico. Aunque parezca increíble, el Índice no desapareció oficialmente hasta 1966. Si estas entrevistas con Jesucristo se hubieran publicado hace unas décadas, con seguridad habrían entrado en ese Índice de libros prohibidos.
El surgimiento de los Estados-nación a partir del siglo XVI, que tenían la necesidad de unificar a las poblaciones que vivían en un determinado territorio, inició el proceso de masificación de la enseñanza de la lectura y de la escritura. Sin embargo, eso no se ha logrado aún. La UNESCO, Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura, calcula que de seguir las tendencias actuales —empobrecimiento de mayorías y concentración de las riquezas y del conocimiento—, en el año 2010 habrá aún 830 millones de personas adultas analfabetas en el mundo. Serán muchísimas más las personas analfabetas funcionales, las que, aunque alfabetizadas, no tienen las habilidades básicas para la comunicación escrita.
Ser judío es ser lector
Jesús seguramente recibió instrucción y alfabetización, aunque muy elementales, por el tiempo en el que vivió y, especialmente, por haberse criado en una zona rural de la Galilea. Hay que tener en cuenta que el pueblo de Israel era ya, en tiempos de Jesús, un pueblo que se construyó a sí mismo en torno a un Libro, la Torah. La lectura es la actividad esencial del judío —dice el rabino y filósofo Marc-Alain Ouaknin—, ser lector es, desde la infancia, una manera de ser judío, lo que explica que no haya analfabetos entre los judíos.
Sólo los niños varones
Ya en tiempos de Jesús, todos los niños varones debían asistir a la escuela desde los cinco años. Era en la sinagoga, lugar donde cada sábado se reunía la comunidad a rezar y a escuchar las Escrituras, donde los rabinos enseñaban a los niños a leer, aunque no a escribir. La escritura era controlada por los escribas. Las niñas no iban a la escuela, por considerarse que no lo necesitaban para su única ocupación como adultas: los oficios domésticos. Sólo las niñas de mejor posición de la capital recibían alguna instrucción. Por eso, resultan incongruentes con la realidad esas imágenes que pintan a María sentada o arrodillada leyendo. Si Jesús conocía algo de letras, María era totalmente analfabeta.
Para leer las Escrituras
Los niños varones aprendían a leer en los textos de las Escrituras, especialmente en los de la Torah, los cinco primeros libros de la Biblia hebrea, atribuidos a Moisés. La educación general terminaba generalmente a los doce años, cuando el muchacho llegaba a la pubertad y se convertía legalmente en adulto. Esta enseñanza no era concebida tanto como un aprendizaje de letras y de palabras que permitiera después leer otras cosas y aumentar los conocimientos, sino como un camino para familiarizar a los pequeños con las Escrituras sagradas, que contenían la historia, las tradiciones y las leyes del pueblo y que eran prácticamente los únicos textos escritos asequibles. El objetivo era que al terminar la escuela elemental el joven supiera de memoria buena parte de las Escrituras.
Los escribas
Las Escrituras eran controladas por los escribas. La figura del escriba es fundamental en muchas culturas antiguas. Eran hombres instruidos, que sabían leer y escribir, que eran capaces de escribir textos al dictado, poner por escrito transacciones comerciales o documentos históricos. En Israel copiaban las Escrituras, interpretaban la Ley y hasta vigilaban su cumplimiento, y por eso tenían gran autoridad como doctores o teólogos. En tiempos de Jesús estaban muy identificados con los fariseos, por eso en los relatos evangélicos aparecen a menudo asociados con ellos.
Escritas en hebreo
Jesús hablaba en lengua aramea, y la Torah y todas las Escrituras, estaban escritas en hebreo. El alfabeto hebreo (o alefato por el nombre de sus dos primeras letras, álef-bet), tiene 22 caracteres. El hebreo se lee y se escribe de derecha a izquierda, al contrario de como lo hacemos en los idiomas occidentales. En hebreo se escriben sólo las consonantes. En esta entrevista, Jesús se refiere al día en que leyó en la sinagoga de Nazaret un pasaje del profeta Isaías (Mateo 13,53-58; Marcos 6,1-6; Lucas 4,16-28), que naturalmente estaría escrito en hebreo.
Los esenios y los Rollos del Mar Muerto
Los esenios fueron un grupo religioso que comenzó a formarse en Judea unos 200 años antes de nacer Jesús. Eran muy críticos de las prácticas religiosas del Templo de Jerusalén y como expresión de su rechazo, se retiraron al desierto a vivir una especie de vida monástica, en comunidad, en Qumran, a orillas del Mar Muerto. Allí recibían jóvenes como discípulos. Una de sus tareas era copiar las Escrituras. Cuando en los años 70 de nuestra era los romanos arrasaron Jerusalén, los esenios huyeron del monasterio y dejaron enterrados en cuevas de la zona ánforas de arcilla con sus manuscritos. Estos pergaminos, los llamados “rollos del Mar Muerto” —escritos en pieles de animales (pergamino) y uno en una lámina de cobre— fueron descubiertos entre 1947 y 1956. Son los manuscritos más antiguos que se conocen de algunos libros del Antiguo Testamento. Están escritos en hebreo, bastantes en arameo y algunos en griego.