26- ¿EL REINO EN LA TIERRA?

RAQUEL Nuevo contacto con nuestros estudios de Emisoras Latinas. Seguimos aquí, en el Monte de las Bienaventuranzas, junto al hermoso lago de Galilea, entrevistando a Jesucristo, quien pronunció en este mismo lugar uno de los discursos más importantes de la historia de la humanidad.

JESÚS No sé si habrá sido tan importante, Raquel, porque yo dije lo que ya todos los profetas habían dicho antes.

RAQUEL Volvamos a sus palabras. Cuando usted dijo “bienaventurados los pobres” se refería a… a…

JESÚS A los pobres. No des más vueltas porque te vas a marear como cuando remas lago adentro.

RAQUEL Sí, pero…

JESÚS Raquel, es bien sencillo. Dios se indigna cuando ve cómo van las cosas en este mundo.

RAQUEL Por los muchos pecados de la humanidad…

JESÚS El mayor de todos los pecados, ¿sabes cuál es? Que el rico Epulón coma el doble y que al pobre Lázaro lo dejen fuera con el plato vacío.

RAQUEL Recuerdo una parábola suya que hablaba de eso.

JESÚS Dios se llena de cólera viendo tantas injusticias. Niños sin un pedazo de pan, muertos de hambre, niñas sin un trapito que echarse encima, muertas de frío… Ése es el gran pecado del mundo. No, Dios no tolera esa situación.

RAQUEL A algunos esto les sonará a proclama política…

JESÚS Les tiene que sonar. Porque yo proclamé la llegada a la tierra, no al cielo, sino a la tierra, del Reino de Dios, un reino de justicia donde a nadie le falte lo que a otro le sobra. Y declaré que Dios toma partido en esta lucha.

RAQUEL ¿Qué significa exactamente que Dios toma partido?

JESÚS Que Dios se pone de nuestra parte, del lado de los pobres. ¿No recuerdas cuando vinieron a verme los discípulos de Juan Bautista? Querían saber quién era yo, si mi mensaje era el mensaje de Dios. Yo les dije: vayan y díganle a Juan que estoy anunciando la buena noticia a los pobres.

RAQUEL Pues anúnciela ahora a nuestra audiencia. ¿Cuál es esa buena noticia?

JESÚS La buena noticia de ayer y de hoy es que Dios quiere que los pobres dejen de ser pobres… ¡Que van a dejar de ser pobres!… ¡Que se liberarán de su pobreza! ¡Que los hambrientos comerán!

RAQUEL Alguno dirá que ese mensaje es demasiado materialista…

JESÚS Para quien tiene hambre nada es más espiritual que un pedazo de pan. Cuando un hambriento come, mastica a Dios en cada grano. No, no son los pobres quienes subirán al reino de los cielos. Es el reino de los cielos el que baja donde los pobres. La buena noticia de Dios no es una promesa para mañana, es una bendición para ahora. Ahora es cuando.

RAQUEL Todo esto que usted dice es muy distinto a lo que muchos predican en las iglesias…

JESÚS No sé qué predicarán ahora, pero me dijeron que en las primeras comunidades vivían con ese espíritu. Todo lo compartían, todo lo ponían en común.

RAQUEL ¿Por qué los primeros entendieron y tantos ahora no lo entienden?

JESUS Muchos se escandalizaron de mí. Cambiaron mis palabras. Las endulzaron. Y lo más grave: olvidaron la segunda parte del discurso que dije aquí, en este Monte.

RAQUEL ¿Hay una segunda parte?

JESÚS Sí. ¿Quieres escucharla?

RAQUEL Por supuesto, señor Jesucristo. Pero después de un breve corte comercial. Raquel Pérez. Emisoras Latinas. Desde el Monte de las Bienaventuranzas. ¡Adelante estudios!

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Otro Dios es Posible. Entrevistas exclusivas con Jesucristo en su segunda venida a la Tierra. Una producción de María y José Ignacio López Vigil con el apoyo de Forum Syd y Christian Aid.

NOTAS

En la tradición de los profetas

Las bienaventuranzas proclamadas por Jesús como buena noticia a los pobres dan continuidad a la tradición de los grandes profetas de Israel para quienes la pobreza, como situación de opresión, es un escándalo que va contra la vida y, por tanto, contra la voluntad de Dios. La pobreza de “los huérfanos y las viudas” ―emblema en aquellos tiempos de miseria y de marginación― debía ser rechazada, combatida, eliminada si se quería ser fiel a Dios. Eso es lo que predicaron los profetas, también Jesús, no viendo en esa situación una fatalidad, sino la consecuencia del abuso de poder de unos seres humanos sobre otros.

Lázaro y Epulón

Una de las más famosas parábolas de Jesús es la del rico Epulón (el Opulento) y el pobre Lázaro (Lucas 16,19-31). Hay que inscribirla en las narraciones que en todas las culturas expresan la indignación popular ante las injusticias y el anhelo de que Dios haga justicia a favor de los pobres.

Dios en cada grano

La teóloga feminista coreana Chung Hyun Kung, en su libro “Struggle to be the Sun Again” (Orbis Books, 1990), resume así las ideas de una mujer pobre de una zona de la India, azotada por hambrunas:  “Sin comida, no hay vida. Cuando las personas que están muriendo de hambre comen, experimentan a Dios en cada grano. Conocen y gustan de Dios cuando mastican cada grano. La comida los vivifica. El mayor amor de Dios por quienes se están muriendo de hambre es la comida. Cuando el grano de la tierra sustenta su vida, descubren el significado de la frase: “De tal manera amó Dios al mundo que dio a su Hijo amado”. Cuando Dios les da comida por medio de otros seres humanos comprometidos, Dios les entrega a su Hijo amado, Jesucristo.”

La Teología de la Liberación

Surgida en América Latina en los años 60 y 70 del siglo XX, la Teología de la Liberación encontró en las bienaventuranzas un texto clave para promover y desarrollar una práctica y una interpretación revolucionaria del mensaje de Jesús. Siendo América Latina la única región del mundo mayoritariamente cristiana y con la mayor inequidad entre pobres y ricos de todo el planeta, era coherente que fuera en este continente en donde los ojos de teólogos y de comunidades, de organizaciones, de religiosos, religiosas y hasta de obispos, rescataran el mensaje original de Jesús a favor de los pobres. Son muchas las perspectivas de las que parte la Teología de la Liberación latinoamericana, que buscaba liberar la teología cristiana del cautiverio eurocéntrico. Y que supuso una ruptura de la hegemonía doctrinal, espiritual y moral de la iglesia católica romana en el continente.

La Teología de la Liberación entiende la teología no como un ejercicio teórico sino como una reflexión crítica sobre la praxis. La entiende no como una afirmación o recitación de verdades, sino como una postura ante la vida. Pone lo humano en el centro y ve en la realidad humana, especialmente en las injusticias entre los seres humanos, no sólo un objeto de análisis sino un motivo para el compromiso. Da más importancia a la ortopraxis que a la ortodoxia. Entiende la historia como un proceso permanente de la Humanidad hacia su liberación colectiva e individual y propone vivir en la historia denunciando proféticamente las injusticias y anunciando el camino hacia la liberación. Promueve una evangelización concientizadora, que permita pasar de una conciencia mágica y providencialista a una conciencia crítica y comprometida con la causa de la justicia y de la paz. La Teología de la Liberación rescata al Jesús histórico y asume en profundidad la dimensión política de su mensaje. Revaloriza a los grandes profetas del Antiguo Testamento. Hace más énfasis en el pecado estructural que en los pecados individuales. Insiste en que la relación con el prójimo, especialmente con el prójimo pobre, es el centro de la fe cristiana y enseña que la conversión al prójimo es el sentido último de la espiritualidad.