84- ¿JUDAS EL TRAIDOR?

RAQUEL ¿Ya tenemos conexión con los del National Geographic?… Mántenlos en línea… Amigas y amigos de Emisoras Latinas, nuevamente con ustedes en Jerusalén y en este Viernes Santo…
Disculpe, Jesucristo, hoy vamos a hablar con gente de una revista muy seria que ha hecho un hallazgo sorprendente… ¿Le paso la llamada?

JESÚS Sí, Raquel… ¿de qué se trata?

RAQUEL No, escúchelos a ellos…

NATIONAL Tal vez usted, Jesucristo, como ha estado fuera casi dos mil años, no esté al tanto de los últimos descubrimientos bíblicos. Nos referimos al evangelio de Judas.

JESÚS ¿De cuál Judas, de mi amigo Judas?

NATIONAL Precisamente, en ese evangelio Judas aparece como su gran amigo.

JESÚS En verdad fue mi amigo, sí, un gran compañero.

RAQUEL Sería su amigo, pero lo traicionó…

JESÚS Prefiero pensar que Judas se confundió y…

NATIONAL Lo que ahora hemos sabido es que Judas le hizo a usted un gran favor.

JESÚS ¿Un gran favor? ¿Cuál favor? No entiendo.

NATIONAL Según el evangelio de Judas, usted le pidió a su amigo que lo liberara del cuerpo. Como usted creía que el cuerpo es la cárcel del alma, al morir en la cruz, su alma divina quedaba libre para subir donde Dios.

JESÚS ¿Judas, el zelote, escribió una cosa así?

RAQUEL Él seguramente no, porque se suicidó el mismo Viernes Santo, pero antes de morir se lo habrá contado a alguien…

JESÚS Pero, ¿qué disparate están diciendo ustedes?

NATIONAL Vamos por partes, Jesucristo. ¿Qué le pidió usted a Judas?

JESÚS Nada. Lo mismo que a todos los del movimiento. Que nos mantuviéramos unidos.

NATIONAL Pero usted necesitaba que Judas lo entregara… Recuerde… La última cena, el beso en el Huerto de los Olivos… Todo bien planeado.

JESÚS ¿Planeado por quién?

NATIONAL Por usted, naturalmente. Por Dios. Y Judas prestándose para cumplir los planes divinos. Eso es lo que revela el texto que hemos encontrado en una cueva de Egipto.

JESÚS Ustedes no conocieron a mi amigo Judas. Y el que escribió en esa cueva tampoco.

NATIONAL ¿Quien era Judas, entonces?

JESÚS Un revolucionario, un zelote. Los zelotes luchaban por sacar a los romanos de nuestro país.

RAQUEL Zelote o no, él lo vendió por treinta monedas.

JESÚS Escucha, Raquel. Y usted también, el de la revista… Los zelotes eran muy impacientes. Judas usó una falsa medida. Tal vez pensó que si yo caía preso, el pueblo se sublevaría y llegaría el día de la liberación…

RAQUEL Y no llegó…

JESÚS Llegaron los romanos. Hubo protestas, sí, pero los romanos las sofocaron.

NATIONAL Entonces, según usted, Jesucristo, ¿el evangelio de Judas es falso?

JESÚS Me parece que la falsedad mayor es decir que el cuerpo es una cárcel. El cuerpo es el templo de Dios.

RAQUEL Muchas gracias, colegas del National Geographic. En todo caso, Jesucristo, a usted le decepcionó lo que hizo Judas…

JESÚS Judas fue el más decepcionado. Cuando vio fracasar su plan, se desesperó y…

RAQUEL Se ahorcó y se fue al infierno…

JESÚS ¿Por qué lo mandas al infierno, Raquel?

RAQUEL Bueno, no allí, porque en una entrevista anterior usted dijo que no hay infierno, pero… se condenó, no sé dónde, pero se condenó.

JESÚS ¿Por qué dices eso?

RAQUEL Porque los suicidas, según nos han enseñado, cometen el peor de los pecados. Y como es el último acto consciente que hacen, mueren en ese pecado y quedan automáticamente condenados.

JESÚS Quienes enseñan eso no conocen el corazón de Dios. Tampoco saben nada de la desesperanza. ¿Quién puede juzgar lo que había en el corazón de mi amigo Judas aquel viernes cuando se quitó la vida?

RAQUEL Por lo que escuchamos, el caso Judas da para mucho… ¿Amigo, traidor, evangelista? ¿Cómo lo llamaremos?

JESÚS Llámalo Judas, el de Kariot, la ciudad donde se crió. Judas, ése fue su nombre. Y te aseguro que su nombre también está escrito en el Libro de la Vida.

RAQUEL Un corte y regresamos. Raquel Pérez, Emisoras Latinas, Jerusalén.

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Otro Dios es Posible. Entrevistas exclusivas con Jesucristo en su segunda venida a la Tierra. Una producción de María y José Ignacio López Vigil con el apoyo de Forum Syd y Christian Aid.

NOTAS
Un texto perdido y hallado

En su obra “Adversus haereses” (Contra los herejes), escrita hacia el año 180, Ireneo de Lyon menciona la existencia del Evangelio de Judas, al hablar de un grupo gnóstico, los llamados cainitas, que lo empleaban como referencia. Ireneo lo rechazaba porque para entonces Judas ya era visto como un maldito y en el texto era alabado. Dice Ireneo: Y dicen que Judas el traidor conoció estas cosas y que solamente por haber conocido antes que los otros la verdad, consumó el misterio de la traición. Por él dicen, además, que fueron disueltas todas las cosas, celestiales y terrenas. Y aducen una ficción de este estilo, dándole por nombre Evangelio de Judas.

Hasta la década de los años 70 del siglo XX este evangelio gnóstico se daba por desaparecido, hasta que fue encontrado entonces y casualmente en una cueva de Egipto. Es uno más de los textos gnósticos del siglo II, similar a la mayoría de los “evangelios apócrifos” hallados en Nag Hammadi en 1945. El texto hallado tiene unas 250 líneas del ancho aproximado de un folio, aparece en un códice de 66 páginas, más de un tercio ilegibles, y contiene otras tres obras gnósticas: el Primer Apocalipsis de Santiago, la Epístola a Felipe, atribuida a San Pedro, y un fragmento titulado provisionalmente Libro de Alógenes. El Evangelio de Judas apareció en un códice escrito en copto, supuestamente traducido de un original griego. Mediante varios métodos, entre ellos el del carbono14, fue datado como un códice escrito entre los años 220 y 340. Después de ir de museo en museo y de mano en mano, la National Geographic Society hizo público su contenido en el año 2006, después de restaurarlo y traducirlo.

Cómo aparece Judas en “su” Evangelio

A diferencia de la idea negativa de Judas, generalizada desde muy pronto en la iglesia primitiva, en este texto se le valora positivamente. Judas aparece como el discípulo preferido de Jesús, a quien por esto Jesús le habría confiado sus planes y le habría solicitado que fuera él quien lo entregara a la muerte. La introducción indica que el texto recoge las revelaciones que Jesús hizo a Judas, en conversación privada, tres días antes de la Pascua. Escrito en tercera persona, el texto es un diálogo entre Jesús y sus discípulos, especialmente con Judas, de quien Jesús habría profetizado: Tú serás el décimotercero y serás maldito por generaciones, y vendrás para reinar sobre ellos. Jesús le está agradecido a Judas y lo elogia: Tú los superarás a todos ellos. Porque tú sacrificarás el hombre que me cubre. Al final del relato, poco después de entrar en una nube luminosa, Judas recibe “algún dinero”. Jesús le agradece lo que ha hecho: ya libre del cuerpo podrá regresar al reino grande e ilimitado cuya inmensidad no ha visto ninguna generación de ángeles. Aunque la imagen negativa de Judas cambia en este texto, la perspectiva fatalista de la muerte de Jesús no sólo no cambia, sino que se refuerza: Jesús quiere morir, lo desea para quedar libre de su cuerpo, del “hombre que lo cubre” y él mismo diseña el plan con su amigo, pidiéndole que lo ejecute.

El desprecio del cuerpo

El Evangelio de Judas se inscribe en los textos gnósticos que circularon durante siglos entre las primeras comunidades cristianas, especialmente en la iglesia de Alejandría. Algunos estudiosos dicen que a la experiencia que constituye el núcleo de la “gnosis” ―sentimientos de soledad y de destierro existencial, “conocimiento” del origen del mal en el mundo y anhelos de superarlo por vías espirituales― se sumó la decepción de algunas comunidades cristianas ante el retraso del fin del mundo que muchas esperaban y a esa frustración sucedió un voluntarioso y tenso estado de
“resistir hasta el final”. Todos estos sentimientos habrían favorecido el nacimiento de ciertas
expresiones de vida monástica, en las que el desprecio al cuerpo y la renuncia al amor conyugal habrían encontrado espacio. El desprecio de Jesús a su propio cuerpo, como “cárcel de su alma” motiva la complicidad de Jesús con Judas en este evangelio gnóstico.

Judas: el gran condenado

La doctrina tradicional ha contrastado siempre a Pedro, que traicionó a Jesús negándolo y después se arrepintió, con Judas, que lo traicionó entregándolo y después se desesperó, para rescatar a Pedro y condenar a Judas. Rescatando a Pedro, naturalmente, se rescataba el primado del Papa romano, que se presentaba como sucesor de Pedro. Judas es el réprobo, el maldito, el pecador insalvable. San Agustín habla de él así: Con su muerte ahorcándose más agravó que expió su traición criminal, porque desesperando de la misericordia de Dios cerró toda posibilidad de un arrepentimiento salutífero. La “perversidad” que tradicionalmente se ha atribuido a Judas contribuyó también al antisemitismo que ha dominado el cristianismo oficial. El nombre de
Judas está ligado etimológicamente con “judío” (“Yehudi”, “Ioudaios”), lo que permitió identificar a Judas con el judío por antonomasia. San Agustín sostenía que así como Pedro representaba a la Iglesia, Judas representaba a los judíos, que eran los enemigos de la Iglesia. Esta idea fue explotada en la literatura y en el arte presentando siempre a Judas con exagerados rasgos semíticos y enfatizando su codicia, alimentando así el estereotipo del judío avaro y usurero.

La ópera rock “Jesucristo Superstar”, obra de Tim Rice y Andrew Lloyd Weber (1970), llevada al cine (Norman Jewison, 1975), trata de reivindicar a Judas, superando el estereotipo tradicional, mostrándolo lleno de cariño por Jesús (No sé cómo amarlo…) y, por eso, lleno de dudas sobre qué es lo que debe hacer. Sin embargo, la obra cae en un estereotipo racista al presentar a Judas como el único negro de todos los personajes. Recientemente, una película de tercer orden, “Judas”, dirigida por Charles Robert Corner (2005) construye una biografía de Judas más creíble. El film remata con la escena en donde Pedro y los demás del movimiento entierran a Judas, sin condenarlo, con camaradería, rezando por él un Padrenuestro, con la compasión que aprendieron de Jesús. Una novedad. 

“Más le valiera no haber nacido”

Judas ha sido hasta tal punto presentado como el más malo entre los malos que cierta tradición cristiana afirma que si de alguien se puede decir con certeza que está ya en el infierno es de él. Se apoya esta tradición en una frase de Jesús sobre Judas en la última cena: Más le valiera no haber nacido (Mateo 26, 24). Pero esta frase se la atribuyó a Jesús quien escribió el evangelio, pero no fue dicha por él. Es un añadido en forma de dramática advertencia a las primeras comunidades cristianas para que no traicionaran a sus compañeros. Mateo y Marcos la pusieron en boca de Jesús ―para darle más autoridad― y la relacionaron con Judas para darle un marco histórico.

Los años en que los evangelios tomaron su forma definitiva fueron para los cristianos tiempos de clandestinidad. Eran perseguidos por el poder romano en las provincias del imperio. A veces, se producían delaciones y si no, cualquier descuido podía ser causa de muerte para alguno de los miembros de la comunidad. La frase que añadieron los evangelistas no debe leerse como una
sentencia de condenación, de “infierno” para el individuo Judas, sino como una norma para la colectividad: más vale no haber nacido a la comunidad cristiana si al final vas a traicionar a los hermanos, más vale no entrar si vas a causar daño a otros.