LA PESADILLA DEL SULTÁN

Una sabia leyenda árabe.

SULTÁN (PESADILLA) ¡No, no, no!… ¡Mis dientes, por favor! (SE DESPIERTA)

SIRVIENTA ¡Amo!… ¿Qué le pasa, mi amo?

SULTÁN He tenido una pesadilla horrible… Soñé…

SIRVIENTA ¿Qué soñó, mi amo?

SULTÁN Soñé que había perdido todos mis dientes… Anda, de prisa, busca un sabio que me interprete este sueño.

SIRVIENTA Enseguida, mi amo.

CONTROLSICA ÁRABE

NARRADORA El sultán, sin levantarse de los almohadones donde había sufrido la pesadilla, esperó impaciente la llegada del conocedor de sueños.

CONTROL GOLPE MUSICAL

SIRVIENTA (3 P) Aquí está el sabio, mi amo.

SABIO Su majestad…

SULTÁN Explícame tú, gran sabio. Soñé que había perdido todos mis dientes. ¿Qué interpretación me das?

SABIO Seré sincero contigo, gran señor. Cada diente caído… representa la pérdida de un pariente de vuestra Majestad.

SULTÁN ¿Qué dices?… ¡Impertinente, insolente!

SABIO Pero Majestad…

SULTÁN ¿Cómo te atreves a anunciarme semejante cosa?… ¡Fuera de aquí!… ¡Sirvienta!

SIRVIENTA A la orden, mi amo.

SULTÁN Llévate a este mal agorero y que le den cien latigazos.

CONTROLSICA DRAMÁTICA

NARRADORA El sultán, todavía de mal humor, ordenó que trajeran a otro sabio para interpretar lo que había soñado.

SABIA Su Majestad…

SULTÁN Esta vez es una sabia y no un sabio.

SABIA A la orden, su Majestad.

NARRADORA La mujer sabia, escuchó con atención la pesadilla de los dientes caídos. Y después…

SABIA ¡Excelso Señor! Gran felicidad os ha sido reservada. El sueño significa que sobrevivirás a todos vuestros parientes.

SULTÁN ¡Lo sabía, lo sabía!

NARRADORA El semblante del sultán se iluminó con una gran sonrisa.

SULTÁN A esta mujer que ha alegrado mi corazón, denle cien monedas de oro.

CONTROLSICA DE TRANSICIÓN

NARRADORA Cuando la mujer salía del Palacio, la sirvienta se le acercó admirada.

SIRVIENTA No es posible. La interpretación que has hecho de los sueños de mi amo es la misma que hizo el primer sabio. ¿No es cierto?

SABIA Es cierto.

SIRVIENTA Pues, entonces, no entiendo por qué al primero le pagó con cien latigazos y a ti con cien monedas de oro.

SABIA Recuerda bien, amiga mía. Más importante que decir la verdad es saber cómo decirla.

BIBLIOGRAFÍA
Autor o autora desconocido.