¡A CONCURSAR SE HA DICHO!

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Hay tres clases de concursos. Los de competencia, donde gana el mejor. Los de azar, donde gana la más suertuda. Y los de participación, donde nadie gana y todos gozan.

¿Qué concursos sirven para nuestras emisoras? ¡Los tres! Todos divierten, individuales y colectivos, de saber o adivinar, realizados por teléfono, por chat, con el celular en la calle o con público en la cabina. En este enlace puedes encontrar 100 tipos de concursos para dinamizar tus radiorevistas.

¿Quién no lleva por dentro una niña o un niño que aún no jugó lo suficiente? Así pues, ni cursos ni discursos… ¡concursos!

Hay tres clases de concursos. Los de competencia, donde gana el mejor. Los de azar, donde gana la más suertuda. Y los de participación, donde nadie gana y todos gozan.

¿Cuáles concursos sirven para nuestras radiorevistas? ¡Los tres! Todos divierten, individuales y colectivos, de saber o adivinar, realizados por teléfono, por cartas, con la móvil en la calle o con público en la cabina. La única precaución en los concursos es no humillar al oyente. El asunto es reírse con la gente, no de la gente.

Los concursos en radio aparecieron ligados a las radionovelas. Las empresas jaboneras patrocinadoras regalaban desde un exprimidor de limones hasta un auto último modelo o una casa. El premio podía aparecer en el mismo cartón del detergente o rifarse luego en la emisora, metiendo todas las etiquetas en una tómbola.

Poco a poco, los productores fueron descubriendo el valor del concurso en sí mismo, su carácter lúdico y su objetivo principal: entretener y captar la atención del público por la misma dinámica del juego y no tanto por la expectativa del premio a ganar.

Desde entonces, el listín de concursos experimentados en las emisoras es interminable: adivinanzas, trabalenguas, imitación de personajes, la mentira más grande, quién canta qué, el medio refrán, competencia de chistes, competencia de piropos, bingo por radio, el sonido misterioso, el karaoke radial, el primero que llegue a la emisora vestido de amarillo.

Podemos programar estupendos concursos sin necesidad de grandes premios. La radio ofrece camisetas, calendarios, discos, llaveros… También podemos buscar buenos regalos entre las casas comerciales y canjearlos por publicidad.

Una fórmula interesante son los regalos colectivos para una comunidad o un barrio. O amarrar premios individuales con un equivalente para alguna institución benéfica. Si el concursante gana, la mitad es para él o ella, y la otra mitad para un comedor popular o una aldea infantil.

Image by Miguel Á. Padriñán from Pixabay