96- CARTA DE UNA “PERVERTIDA”
LIBRETO
LOCUTOR A continuación, nuestro habitual espacio “El consultorio sexual de la doctora Miralles”.
CONTROL CARACTERÍSTICA CONSULTORIO
DOCTORA Amigas y amigos, nuevamente con ustedes y con un montón de cartas… Aquí tengo una que viene con un apodo extraño: “la pervertida”. Oigan lo que escribe:
JOVEN Yo sé que las masturbación es cosa de hombres. Pero a mí me pasa que, aunque quiero controlar las manos, no puedo. Comienzo y ya no me aguanto. ¿Cómo salgo de este vicio, doctora? ¡Ayúdeme, por favor!
DOCTORA Y firma: La pervertida. Bueno, ojalá que esta muchacha y otras que se consideran como ella, “pervertidas”, me estén escuchando. Ya lo he repetido en otros consultorios. La masturbación no tiene nada de malo. Es una cosa inocente, natural… Ya empezó a repiquetear el teléfono, como me suponía…
EFECTO TELÉFONO
DOCTORA ¿Sí, aló?
MUJER ¿Doctora Miralles?… Pues yo pienso, doctora, que la masturbación es… ¿cómo le diré?…. un asunto de hombres. Esa muchacha debe ser un caso muy especial…
DOCTORA No lo crea, mi amiga, no lo crea. Las mujeres se masturban igual que los varones. Y en todas las edades. Los numeritos no mienten.
MUJER ¿A qué numeritos se refiere usted?
DOCTORA El famoso informe Hite estudió testimonios de 3 mil mujeres. 4 de cada 5 dijeron que se masturbaban. La quinta… bueno, la quinta… ¡no sabe lo que se pierde!
MUJER Ay, doctora, no hable así… Una mujer decente, como usted y como yo, no hace esas cosas…
DOCTORA Gracias por lo de decente… Pero fíjese, mi amiga, las mujeres tenemos todavía mayor razón para masturbarnos que los hombres. ¿Y sabe por qué?
MUJER No sé, la verdad…
DOCTORA ¿Usted se ha puesto a pensar que el clítoris es el único órgano del cuerpo humano cuya única finalidad, la única, es brindar placer?
MUJER Pero también lo de los hombres…
DOCTORA No, no. El pene de los hombres sirve como aparato reproductor… (MEDIA VOZ, SE RÍE)… y también como varita para orinar, ¿verdad?
MUJER ¡Doctora!
DOCTORA Pero el clítoris de nosotras tiene un solo propósito: darnos placer sexual.
MUJER ¿Y qué me quiere usted decir con eso?
DOCTORA Bueno, si Dios lo puso ahí será para algo. Para usarlo, digo yo.
EFECTO TELÉFONO
DOCTORA ¿Aló?
HOMBRE ¡Ni aló ni alá!… Pero, ¿usted se da cuenta lo que está diciendo, doctora?
DOCTORA Me doy cuenta, señor, perfectamente.
HOMBRE ¿O sea, que usted está recomendando a las mujeres que… hagan esa cochinada?
DOCTORA La masturbación es una práctica inofensiva, amigo mío. Incluso está comprobado que ayuda al equilibrio emocional.
HOMBRE ¡Qué equilibrio ni qué burundanga!
DOCTORA Pues para que lo sepa, las caricias genitales comienzan desde el primer año de vida… Y es muy bueno que los niños y las niñas, conozcan su propio cuerpo…
HOMBRE Me repugna, me da asco escucharla, doctora…
DOCTORA Usted, mi amigo, habría sido feliz naciendo en el siglo 19.
HOMBRE ¿Cómo dice?
DOCTORA En aquel siglo, para que no se tocaran, a los chicos les ponían unos anillos con puntas metálicas alrededor del pene… Si el chico tenía una erección, si el pajarito alzaba el vuelo, se daba unos pinchazos muy dolorosos y se le quitaban las ganas…. ¿Aló?… ¿Me estará oyendo… o habrá ido a comprarse un cinturón de éstos…?
EFECTO TELÉFONO
JOVEN ¿Doctora?
DOCTORA Sí, dime…
JOVEN Es que me da vergüenza…
DOCTORA Tú debes ser la “pervertida”…
JOVEN Doctora, es que de niña a mí me dijeron que… que…
DOCTORA … que masturbarse era algo sucio, impúdico… ¿no es así?
JOVEN Sí.
DOCTORA Y que si lo hacías te saldrían pelos en las manos y granos en la cara y que te volvías estéril, ¿no es así?
JOVEN Sí.
DOCTORA (EXAGERA) Y que si lo hacías, cometías pecado y el diablo te llevaba con su tenedor gigante a las calderas del infierno, ¿verdad?
JOVEN Sí.
DOCTORA ¡Cuánto daño le han hecho a la gente, cuántos miedos absurdos!… Escúchame, muchacha: no creas ninguna de esas mentiras. Ninguna.
JOVEN ¿Entonces, doctora?
DOCTORA Entonces, libérate. No estás haciendo nada malo, no hay ninguna perversión en eso. Mira tu cuerpo, toca tu cuerpo… Tu cuerpo es hermoso, todas las partes de tu cuerpo… Tenemos que aprender a amar nuestro cuerpo… Y si eres creyente, piensa esto: ¿no fue Dios quien te lo regaló? Pues disfrútalo. ¡Hasta la próxima!
BIBLIOGRAFÍA
- Lorena Berdún, En tu casa o en la mía, Punto de lectura, Madrid 2000.
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