MARCAR LA HORA Y LA DIFERENCIA

Radioclip en texto sin audio grabado.

¿Cómo dar la hora por radio? Hay mil formas de hacerlo.

La radio siempre ha sido como un reloj colectivo, un despertador público. Amaneciendo, cuando andamos con prisa para llegar a la escuela o entrar al trabajo, agradecemos la voz del locutor que nos recuerda que son las 6, que son las 6 y cinco, que son las 6 y diez…

En América Latina, el tiempo es más oral que visual. Aunque el público tenga su reloj, es bueno decir qué hora es y hacerlo con frecuencia, especialmente en los programas matinales.

Hay mil formas de dar la hora por radio. La más común es la de la animadora o el periodista que, sencillamente, miran al gran reloj que tienen en el estudio y la dan.

Pero podemos ser más originales. Algunas emisoras, además de estas locuciones, graban cuñitas para sonarlas en las horas pico. Por ejemplo, vean cómo Gisella Echeverría, dinámica directora de Radio Sonorama, en Quito, presenta las horas:

La radio tiene una cuñita similar para cada hora del día. A la una de la tarde, se escucha ésta:

Y a las diez de la noche, ya bien oscuro:

¿Muy poético? Tal vez, por el perfil de tu radio, prefieras algo más bullanguero. Conocí una radio que tenía un lorito para dar las horas. Y otra que lo hacía como narrando un partido de fútbol:

—Avanza, centra, tira al arco…. ¡Cinco en punto de la tarde!

Una emisora hizo lo siguiente: de mañanita, daba las horas con voces infantiles; al mediodía, con adolescentes; por la tarde con voces adultas; y por la noche, con viejitas y viejitos.

Otra emisora, de audiencia multilingüe, daba la hora en diferentes idiomas indígenas con su correspondiente traducción. Y otra, grababa voces de artistas famosos, una para cada hora.

Hay radios que cantan las horas. Y otras que las ambientan con un teléfono, como si estuvieran llamando a la audiencia. En fin, son mil formas de dar la hora, tantas como las vueltas que dan las manecillas del reloj.

Dicen que la calidad de un pastel se conoce en la cereza que lo corona. También una buena programación se descubre en estos pequeños detalles que embellecen el conjunto. Que marcan la hora. Y también la diferencia.

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