UN NUEVO FETICHE

Radioclip en texto sin audio grabado.

¿Para qué sirve y para qué no sirve el famoso “power point”?

Asistes a una conferencia… En el centro del salón, ya está entronizado el power point.

Te invitan a un taller de radio… Esperen un momento para instalar el power point.

Charlas, intercambios, clases, reuniones… Y el comunicador o la comunicadora no pueden comunicar nada si no cuentan con el moderno programa llamado power point.

Este nuevo fetiche ha irrumpido en el mundo de la oratoria, en el ámbito académico y hasta en los coloquios informales. Un expositor sin power point se siente desnudo, inseguro, cavernícola. Si el equipo no funciona, la expositora sufre un ataque de nervios y ya no sabe qué hacer ni qué decir.

Es hora de poner al power point en su sitio.

La mayoría de las veces, lo que se proyecta son letras y solamente letras. La expositora no habla con los presentes. Se pone a leer lo mismo que ellos están viendo en la pantalla. ¿Por qué no fotocopiar el texto y que cada quien lo lea en su casa?

La mayoría de las veces, el aparato ocupa el lugar central del salón y el animador se coloca a un costado. Terrible error. De esta manera, los participantes quedan reducidos a espectadores pasivos y el animador a un auxiliar de máquinas.

La mayoría de las veces, el power point, en vez de potenciar la comunicación, la debilita y hasta la mata. Con la vieja pizarra, quien conducía la reunión preguntaba, escribía, borraba, añadía, tachaba, construía el conocimiento colectivamente, interactuando con el grupo. Ahora no. Con el power point ya todo está establecido de antemano. Incluso, si alguien pregunta, el expositor le dirá que espere y seguirá el orden implacable de su presentación.

Para colmo, si la charla dura una hora, es posible que la mitad del tiempo se pierda acomodando el proyector, poniendo la pantalla, dónde pusieron el cable, el foco no funciona, apaguen la luz, enciendan que no se ve nada… Y durante la otra mitad, el charlista estará más pendiente del aparato que de la gente.

El power point es una excelente herramienta si la empleamos bien, como un complemento de nuestra exposición. Pero no debe sustituir a la palabra viva del expositor. Ni menos aún debe ahogar la participación del público.

El power point sirve para presentar un esquema, para hacer comprender unos datos estadísticos, un mapa, un diseño, una fotos ilustrativas. Se proyecta un rato y luego se apaga el aparato. Si se necesita, se prende de nuevo, y otra vez se apaga. No hay que estar todo el tiempo con la pantalla iluminada y la luz apagada. De ser así… ¡pidamos que nos proyecten una película en DVD!

BIBLIOGRAFÍA

  • Imagen de: Pxhere.