ENTRE CEREMONIOSOS Y GRITONES

Radioclip en texto sin audio grabado.

¿Cuál es el tono correcto para la locúción radiofónica?

En Europa, desde los inicios de la radiodifusión, prevaleció el tono sobrio, casi solemne. Los locutores de la BBC tenían la obligación de leer las noticias con traje de etiqueta. Dicho formalismo buscaba transmitir una sensación de autoridad ante el oyente. Los jefes no ríen, no lloran, no tienen emociones. Los periodistas tampoco. Mientras más seriedad se muestra, más objetividad se demuestra.

En la orilla americana, se instaló otro estilo de locución más acorde con la visión mercantil del medio. Un estilo agresivo, casi gritado. Igual que anunciamos detergente y gaseosas, informamos los sucesos del día. En definitiva, ¿cuál es la diferencia entre el ketchup y la sangre?

La locución informativa se ha desenvuelto entre esos dos extremos, ambos antipáticos.

Infinidad de noticieros latinoamericanos, copiando el modelo norteamericano, mezclan noticias policiales con deportes, propaganda política con calzones, vote por fulano, tome cocacola, un terremoto, dos bombas, tres puñaladas. Los locutores adoptan el mismo tono alterado, sobresaltado, de los vendedores de feria. Como los comerciantes pagan poco, hay que leer rápido para meter más publicidad.

¿Qué velocidad sería correcta para la locución informativa? Esto depende, naturalmente, de los diferentes ritmos culturales. En Brasil se habla más rápido que en Guatemala; en la costa, se aceleran más que en la sierra. En cada país y región, por suerte, se habla distinto. A pesar de ello, podemos establecer un promedio de 150 a 200 palabras por minuto. Más palabras, comienza el atropello. Menos, comienzan los bostezos.

No es cuestión de elegir entre la locución ceremoniosa y la gritada. Las dos se vuelven monótonas si no se varían. Cualquier ritmo uniforme cansa a la oreja, como una carretera sin curvas que provoca accidentes, sin importar a qué velocidad se recorra. De ahí, el indispensable uso de las pausas, de los énfasis, de la buena modulación.

Para lograr esa flexibilidad, es fundamental que locutores y locutoras comprendan lo que están leyendo, sepan de qué se trata la noticia. No se puede informar sobre la masacre de Jenín con la misma entonación del Mundial de Fútbol.

Para asegurar la intención periodística, en muchas emisoras es costumbre que la lectura de las secciones informativas, tanto noticieros como boletines, sean asumidas por el mismo equipo de prensa que las redacta. De esa manera, los locutores y locutoras comunican las noticias, no se limitan a un simple ejercicio de voz.

*Imagen de:* Francesco(enlace)