UNA DULCE VIEJITA

Radioclip en texto sin audio grabado.

¿Te aburre el programa de radio que haces? Entonces, es bastante seguro que tus oyentes anden también aburridos.

El público aplaudió. El conferencista sonrió satisfecho y bajó de la tribuna. Había sido una excelente exposición, un discurso brillante. El anfitrión lo llevó a tomar un café.

—Muy bien, doctor. Muy preciso y elocuente.
—Gracias…

En eso, una dulce anciana, con ojos algo extraviados, se acercó al conferencista:

—En mi vida he escuchado a alguien tan aburrido como usted.

El conferencista quedó perplejo. El anfitrión, visiblemente incómodo, acompañó a la señora a la puerta de salida.

—Discúlpela, doctor. Aquí la conocemos bien. Es una pobre infeliz, una persona sin criterio propio. No hace más que repetir lo que dicen los demás.

Esta sarcástica anécdota se la escuché a Benjamín Fernández Bogado, rector de la Universidad Americana de Asunción, Paraguay. Benjamín no es nada aburrido cuando expone. Al contrario, habla con fuerza, juega con las imágenes, sube y baja los tonos, seduce al auditorio. (Antes de ser rector, fue locutor de Radio Libre y tras los micrófonos aprendió la magia de la palabra).

—Pero tenemos que andar prevenidos, me dice Benjamín. Si nos descuidamos, si confiamos más en el “power point” que en la aventura de comunicarnos, si nos dormimos en los laureles…

¿Cuántos meses, cuántos años llevas haciendo el mismo programa, redactando las mismas notas, grabando los mismos libretos, elaborando los mismos editoriales? ¿Dónde quedó el entusiasmo, el primer amor?

La sinceridad ante todo. ¿Te aburre el programa de radio que haces? Entonces, es bastante seguro que tus oyentes anden también aburridos.

Estás a tiempo. Frena. Redescubre la palabra creadora, lúdica, inconforme, como le gusta decir a Benjamín. Hazlo, antes que veas a una dulce viejita acercándose a ti.

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