20- ¿CAMINÓ SOBRE LAS AGUAS?
RAQUEL Emisoras Latinas en las orillas del lago de Galilea, y Raquel Pérez, enviada especial, cubriendo la segunda venida de Jesucristo. Como en anteriores ocasiones, él mismo nos acompaña. ¡Buenos días, Jesucristo!
JESÚS Buenísimos, diría yo.
RAQUEL ¿Por qué se le ve tan contento hoy?
JESÚS ¡Mira este lago y dime si no es una bendición del Altísimo!
RAQUEL ¡Qué lástima que nuestra audiencia no pueda contemplar hoy la belleza del lago de Galilea!… Veo que este paisaje le trae muchos recuerdos.
JESÚS Es que aquí comenzó el movimiento… Santiago, Juan y Pedro… todos ellos, buenos pescadores…
RAQUEL ¿Y usted?
JESÚS No, a mí me daba miedo el agua. Por Nazaret no pasa ni un riachuelo…
RAQUEL No le daría tanto miedo porque, si mal no recuerdo, fue en este lago donde usted caminó sobre las olas y con un grito calmó la tempestad.
JESÚS ¡Qué cuentista eres, Raquel, si yo no sabía ni nadar!
RAQUEL ¿Cuentista?… Esa historia la conocen muy bien nuestros radioescuchas… Queremos sus opiniones… Está libre nuestra línea 144-000, ciento cuarenta y cuatro mil. Y dígannos: ¿caminó o no caminó Jesús sobre las aguas de este lago de Galilea? Primera llamada…
HOMBRE ¡Por supuesto que caminó!… ¡Así está escrito en la Palabra de Dios y la Palabra no miente!
RAQUEL ¿Y cómo cree usted que fue posible ese prodigio?
HOMBRE Porque para Dios nada es imposible. ¡Aleluya!
RAQUEL Tenemos otra llamada…
MUJER Como todo debe tener una explicación, tal vez era invierno, el lago estaba congelado y Jesús no caminó, sino que patinó sobre las aguas…
JESÚS Esta amiga no conoce el calor que hay en mi tierra todo el año…
RAQUEL ¿Fe ciega o racionalidad científica?… Tenemos una tercera llamada… ¿Aló?
BIBLISTA Ni la una ni la otra. La cosa es más sencilla.
RAQUEL ¿Por qué dice eso? ¿Quién es usted?
BIBLISTA Usted es periodista, yo soy biblista. Dígame, señorita, ¿qué pensaría su audiencia si ahora yo le dijera a usted: “Qué hermosa eres, tus ojos son palomas, tu pelo un rebaño de cabras saltando por las colinas”?
RAQUEL Mi audiencia pensaría que usted es un atrevido…
BIBLISTA Correcto. Pero a nadie se le ocurriría pensar que usted tiene pájaros en la cara ni cabras en sus cabellos, ¿verdad?
RAQUEL Me imagino que no. Pero… ¿a dónde quiere llegar usted?
BIBLISTA Quiero llegar a la Biblia. En el Cantar de los Cantares está escrito: “Tus ojos son palomas, tu pelo es un rebaño”. Y como la Biblia es Palabra de Dios, ¿concluiremos que aquella novia del Cantar tenía animales en su cabeza?
RAQUEL Por supuesto que no. Es una imagen, una metáfora.
BIBLISTA Pues lo mismo ocurre con Jesús caminando sobre las aguas. Es una metáfora, una imagen poética, una comparación.
RAQUEL ¿Una comparación de qué?
BIBLISTA Fíjese en ese lago. Ahora lo ve tranquilo, pero, a veces, se forman grandes tormentas; ¿no es verdad, Jesucristo?
JESÚS Este amigo sí conoce mi tierra…
BIBLISTA Pues bien, los paisanos de Jesús, y Jesús mismo, pensaban que durante las tormentas se soltaban los demonios que vivían en el fondo de las aguas.
RAQUEL Sigo sin entender.
BIBLISTA ¿No dicen que una imagen vale más que mil palabras? Pues las primeras comunidades admiraron tanto a Jesús, lo quisieron tanto, que lo convirtieron en un héroe. Y se les ocurrió esa imagen: lo pusieron a caminar sobre las aguas, dominando a las fuerzas del mal escondidas en las profundidades. Como diríamos hoy, lo convirtieron en un superman.
RAQUEL Entonces, Jesucristo, ¿es mentira que usted caminó…?
JESÚS ¿No oyes lo que está explicando ese señor? Es una comparación. Como las palomas y las cabras de la novia del Cantar.
RAQUEL Gracias al amigo biblista que nos llamó. Y ustedes, queridos radioescuchas, ¿están preparados para encontrar otras metáforas en los evangelios? Quédense con Emisoras Latinas. Desde el Lago de Galilea, Raquel Pérez.
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Otro Dios es Posible. Entrevistas exclusivas con Jesucristo en su segunda venida a la Tierra. Una producción de María y José Ignacio López Vigil con el apoyo de Forum Syd y Christian Aid.
NOTAS
Una especie simbólica
“Homo sapiens”, la especie a la que pertenecemos todos los seres humanos, tiene como sello característico un cerebro muy desarrollado que le permite, entre otras muchas posibilidades, crear un mundo simbólico a partir de la realidad que le rodea. Somos lo que somos, y también somos lo que soñamos, lo que imaginamos, lo que simbolizamos a partir de las realidades que vemos y conocemos. Un texto simbólico puede tener más fuerza que un texto informativo. Inspira, explica, transforma. Es ahí donde encontramos la raíz del arte y es también éste uno de los nichos en donde anida y se desarrolla la religión y los sentimientos religiosos.
Un relato simbólico
En los evangelios encontramos narraciones históricas, esquemas de catequesis, relatos organizados para que evoquen historias del Antiguo Testamento, tradiciones y también muchos símbolos, comparaciones y metáforas… El relato de Jesús caminando sobre las aguas es una de las más claras metáforas de estos textos.
El temible y peligroso mar
En la cultura de Jesús se creía que el mar era un abismo a donde habían ido a parar, derrotados por Dios al comienzo del mundo, los demonios y los espíritus malignos. Entre ellos destacaba Leviatán, monstruo terriblemente peligroso. El sentido negativo del mar atraviesa todas las páginas de la Biblia. Y así, cuando el Apocalipsis, el último libro de la Biblia, describe cómo será el mundo futuro dice que ya no habrá mar (Apocalipsis 21,1). En la cultura religiosa judía, Dios domina sobre el mar y sobre los espíritus que están en sus profundidades y Leviatán es para Dios como un juguete (Job 40,25-32). Jesús seguramente temía a las aguas del lago y no sabría nadar. Ni caminó sobre las aguas ni nadó en ellas. Pero el evangelista quería usar una metáfora para decir que Jesús tiene poder sobre el mal. Ése es el mensaje, la metáfora, que los evangelios quisieron compartir con las primeras comunidades cristianas al poner a Jesús a caminar sobre las aguas.
El poder de las métaforas
En la obra teatral del chileno Pablo Skármeta, “El Cartero”, llevada al cine (“El cartero y Pablo Neruda”, de Michael Radford, 1995), el cartero le dice a Neruda que las metáforas no son de quienes las escriben sino de quienes las necesitan. Las metáforas de los evangelios fueron escritas por los evangelistas para que las comunidades las utilizaran como herramientas estéticas, simbólicas, para afirmar la fe en Jesús y en la idea de Dios que Jesús había proclamado. Si hoy leemos esas comparaciones simbólicas como si fueran hechos ocurridos realmente, si leemos los evangelios como leemos la información de los periódicos, perderemos el sentido y el valor de esas imágenes y anularemos el poder de su inspiración.