3.1.4 SUMAK KAUSAY

Radioclip en texto sin audio grabado.

Con otros nombres originarios, esta es concepción ideal de la vida está presente en todos los pueblos amazónicos. Se traduce en español como el Buen Vivir.

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Este término se refiere a una concepción indígena andina ancestral y viene de dos palabras: Sumak significa lo ideal, lo hermoso, lo bueno, la realización; y kawsay, es la vida, en referencia a una vida digna, en armonía y equilibrio con el universo y el ser humano, en síntesis el sumak kawsay significa la plenitud de la vida.[1]

Cuando se habla del Buen Vivir como un camino presente y futuro por construir estamos entendiendo una relación de armonía entre lo material y lo espiritual, entre los seres humanos, sin violencias y contruyendo una comunidad de mutuo respeto y reciprocidad. Armonía y equilibrio entre la gente y la Naturaleza, sabiendo que somos parte de ella, que la Madre Tierra es la productora de la vida en su totalidad. Las plantas, animales, los seres de las montañas y los ríos, la humanidad, todo viene de ella y merece ser respetada y cuidada. Cuando se rompe este equilibrio llegan los males, la destrucción de la Naturaleza, las guerras, el despojo de los territorios, los crímenes, la explotación, las enfermedades, la muerte.

Vivir Bien o Buen Vivir, es la vida en plenitud. Es saber vivir en armonía y equilibrio, en armonía con los ciclos de la Madre Tierra, del cosmos, de la vida y de la historia, y en equilibrio con toda forma de existencia. Y ese justamente es el camino y el horizonte de la comunidad; implica primero saber vivir y luego convivir. No se puede Vivir Bien si los demás viven mal, o si se daña la Madre Naturaleza.
Sumak Kawsay: El Buen Vivir y sus 13 Principios.

El término Buen Vivir está en boga, de moda, y se usa mucho en los discursos políticos de izquierda. En las universidades estudian su significado, lo adaptan a la realidad actual, lo “resemantizan” (renovar y recuperar su significado) definiéndolo según su propio entender. Según Eduardo Gudynas, investigador uruguayo, el concepto se banaliza: Se utiliza como equivalente de políticas asistenciales a favor de los pobres, se presenta como una reivindicación meramente indígena, o se repite como un eslogan que finalmente pierde sentido.

En algunos países andinos, los gobernantes han usado el término como suyo y hasta lo han puesto en las Constituciones dándole un uso político, pero en la práctica no se cumplió ni siquiera se intentaron acciones que nos llevaran al Buen vivir. Sólo fue un discurso aparentemente progresista para lograr imagen internacional. Los pueblos indígenas rechazan ese aprovechamiento pues se trata de su filosofía de vida a partir de la cosmovisión andina y amazónica. Los proyectos de “desarrollo” que significan crecimiento económico para las empresas y acaso para el Estado, en lugar de construir el Buen Vivir, atentan contra la armonía y el equilibrio de los pueblos y la Naturaleza, destruyen el territorio amazónico y a sus habitantes.

Un ejemplo es el Plan Nacional del Ecuador 2009-2013 donde se dice: No se trata de “recursos naturales”, sino del “espacio donde se realiza la vida”. Por eso, la Naturaleza tiene “el derecho a que se respete integralmente su existencia y el mantenimiento y regeneración de sus ciclos vitales, estructuras, funciones y procesos evolutivos” (art. 71 y 72 ). Contradiciendo las afirmaciones de este Plan, la política económica implantó el desarrollo a base del extractivismo petrolero y minero sin respetar los derechos de la Naturaleza y menos los de los pueblos indígenas. Ese neoextractivismo trajo como consecuencia conflictos con las nacionalidades indígenas, el despojo de sus territorios, la contaminación de la Amazonía, mayor pobreza para la población, la violencia y muerte de líderes ambientalistas.

Según varios estudiosos, el pensamiento del Buen Vivir nos enseña a:

  • Valorar lo espitritual y afectivo. Ni la Naturaleza ni los seres humanos somos mercancías que se compran y se venden. Merecemos la felicidad y una buena calidad de vida. Somos parte de un todo en comunidad con los animales, plantas, agua, tierra, y espíritus. Somos parte de la Naturaleza y la relación con ella es sagrada.
  • Vivir en una sociedad donde hay variedad de saberes y pensamientos. Lo esencial es una interrelación cultural en que ninguna cultura domine a la otra. Lo que yo soy y lo que tú eres vale igual y nos respetamos mutuamente.
  • Aprovechar los conocimientos, adelantos tecnológicos y científicos para, junto a nuestros saberes ancestrales, poder construir un futuro con vida en plenitud. No se trata de regresar al pasado, pero tampoco destruir la Naturaleza e hipotecar la felicidad y el futuro de nuestros hijos e hijas para conseguir dinero y bienes materiales.

Una propuesta en ese sentido es la Región de las Cuencas Sagradas donde viven unos 20 pueblos amazónicos de Perú y Ecuador, que buscan proteger la extraordinaria biodiversidad de estos territorios liberándolo de cualquier tipo de extractivismo. Esta iniciativa ofrece una oportunidad excepcional para crear y demostrar un modelo económico que inicie una nueva era post extractiva, que salvaguarde el corazón de la biosfera de nuestro planeta y mejore el bienestar de la humanidad. Su apoyo es clave para este ecosistema de importancia ecológica y los derechos indígenas, y garantizará un clima habitable para las generaciones futuras.[2]

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BIBLIOGRAFÍA