LA VOZ RADIOFÓNICA (3)
Solemnidad fatua, acartonamientos innecesarios que no hacen otra cosa que ridiculizar al locutor.
Comenzamos el taller. Locutores y locutoras, en círculo, se iban presentando y expresaban sus deseos de aprender. Cuando le llegó el turno a uno de los veteranos, un locutor de bigotitos recortados, frunció el ceño y ahuecó la voz:
—En mi caso, laboro en esta empresa radial desde hace 20 años…
Carraspeó un poco. Afectó aún más aquella voz de tenor frustrado y continuó:
—Mi experiencia durante estos 20 años ha sido amplia en todas las disciplinas del quehacer periodístico…
—¿20 años… —interrumpió el instructor— … o un año repetido por 20?
Algunos colegas, sea por complejo de superioridad o de inferioridad (que, en el fondo, es el mismo complejo), después de tantos años de práctica, no llegan a descubrir el más elemental e indispensable secreto radiofónico: la naturalidad.
Si buscamos una comunicación familiar, cotidiana, una relación entre emisor-receptor que sea democrática, todos esos fingimientos resultan ridículos. Nadie habla así en su casa ni en una rueda de amigos. Esos tonos engolados se usaron a inicios de la radiodifusión, pero hoy están mandados a guardar. Resultan obsoletos y antipáticos.
Y lo peor es que estas locutoras y locutores tan creídos de sus bellas voces, por andar ensimismados, como los adolescentes, preguntan poco, leen menos y, una vez frente al micrófono, no tienen nada original que decir. A falta de nueces, hacen ruido. Afectan la voz, imaginando que así despertarán la admiración de los oyentes.
Solemnidad fatua, acartonamientos innecesarios que no hacen otra cosa que ridiculizar al locutor. Cada quien tiene el timbre que tiene y todas las voces suenan bonitas si transmiten alegría, vibraciones positivas.
Tenlo por seguro: la primera profesionalidad de un locutor o una locutora consiste en la máxima naturalidad de su voz.
Se trata de alcanzar un tono coloquial, fresco. Poner la voz en mangas de camisa, como decía un amigo colombiano. Olvidar que tenemos un micrófono delante para que el oyente pueda olvidar que le están hablando a través de un micrófono. El mejor locutor es quien no lo parece.
Revisa el resto de la serie:
LA VOZ RADIOFÓNICA 1 * LA VOZ RADIOFÓNICA 2 * LA VOZ RADIOFÓNICA 3