MANIFIESTO CONTRA LA INVASIÓN DE UCRANIA
Manifestamos nuestra plena solidaridad con el pueblo ucranio; exigimos a las autoridades rusas que detengan inmediatamente sus ataques y acaben con la invasión de un Estado soberano; y apoyamos las medidas justas que tomen los gobiernos europeos para ayudar con eficacia a ponerle fin.
Tomado de: Reflexión y liberación
Fecha: Marzo 18, 2022
Tenemos la firme convicción de que la invasión rusa de Ucrania liderada por Putin no tiene justificación y que es moralmente condenable desde cualquier punto de vista. La consideramos un acto criminal porque es cruel, inhumano, contrario a todas las normas del derecho internacional, innecesario y de consecuencias y riesgos extraordinarios y graves, pues puede provocar una guerra mundial que acabaría con nuestra civilización.
Sin embargo, con la misma convicción y firmeza creemos que no se puede condenar este acto criminal sin contextualizarlo; olvidando acciones similares, por no decir idénticas, que se han realizado en el pasado o incluso en estos mismos días, por otros Estados; utilizando la mentira y la manipulación para combatir al contrario; o mientras se sigue haciendo negocios con el patrimonio de los oligarcas rusos.
Una izquierda jurásica
Por: Sergio Ramírez
Fecha: 16 de marzo 2022
Tomado de: El tiempo.
Así como desde lejos es imposible apreciar los relieves de un paisaje, hay que adentrarse en los meandros de la izquierda latinoamericana para darse cuenta de que está lejos de representar un todo homogéneo. Una izquierda que tomó en algún momento las armas y creyó en la revolución; una izquierda que nunca se desapegó del credo de la tercera internacional; la izquierda populista, que llegó al poder para quedarse. La nueva izquierda.
Pero lo que un examen cercano mejor nos deja ver es la división entre izquierda autoritaria e izquierda democrática. Entre la que considera anatema todo lo que se oponga a la hegemonía de un solo partido o de un solo líder y la que busca rescatarse a sí misma afirmando su fidelidad a la democracia sin apellidos. Ni democracia proletaria ni democracia burguesa. La democracia.
“Izquierda cobarde”, llama Nicolás Maduro a esta izquierda que se atreve a desembarazarse de los ropajes del pasado que huelen a naftalina. Y la invasión de las tropas rusas a Ucrania ha servido para dejar patente esta diferencia fundamental, que desde las concepciones ideológicas del poder se extiende a los alineamientos geopolíticos. Lo vemos mejor al comparar las declaraciones de Evo Morales con las de Gabriel Boric.
El lamentable papel de Europa en la guerra Rusia – Ucrania y las lágrimas que desató
Por: Boaventura de Sousa Santos
Fecha: 10 de marzo de 2022
El reconocido sociólogo portugués analiza cómo se llegó al conflicto y la incapacidad de los dirigentes europeos para desarmar una guerra largamente preparada. El papel de Estados Unidos y lo que le espera a la política y la economía internacional.
Debido a que Europa no ha sido capaz de hacer frente a las causas de la crisis, está condenada a hacer frente a sus consecuencias. El polvo de la tragedia está lejos de haberse asentado, pero, aun así, nos vemos obligados a concluir que los líderes europeos no estaban ni están a la altura de la situación que estamos viviendo. Pasarán a la historia como los líderes más mediocres que Europa ha tenido desde el final de la Segunda Guerra Mundial.
Seguí en vivo el minuto a minuto de la guerra entre Rusia y Ucrania
Ahora están haciendo todo lo posible en la ayuda humanitaria, y no se puede cuestionar el mérito de dicho esfuerzo. Pero lo hacen para salvar las apariencias ante el mayor escándalo de este tiempo. Gobiernan los pueblos que, en los últimos setenta años, más se han organizado y manifestado contra la guerra en cualquier parte del mundo donde sea que esta se haya producido. Y no fueron capaces de defenderlos de la guerra que, al menos desde 2014, se venía gestando en casa.
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¿Todavía es posible pensar con complejidad?
Por: Boaventura de Sousa Santos
Fecha: 8 de marzo de 2022
Como la crisis global causada por la pandemia no es suficiente, el mundo acaba de entrar en una nueva y grave fase de deriva bélica, que podría sumergirlo en una crisis aún mayor. La causa próxima de este agravamiento es la invasión de Ucrania; el autor próximo es Rusia y el autor remoto es Estados Unidos, habiendo ignorado las preocupaciones rusas sobre su seguridad durante tres décadas. Hay un momento de tensión extraordinaria que se expresa en la cobertura mediática de la crisis de Ucrania, especialmente en el eje del Atlántico Norte, que también incluye a Australia, Japón y Brasil.
En otras partes del mundo, la crisis de Ucrania o se relativiza porque se refiere a agresiones armadas (invasiones, bombardeos, muertes de civiles inocentes) de las que han sido víctimas repetidamente o porque ahora se enfrentan a otros problemas que parecen más graves o al menos más cercanos a ellos (hambre, falta de agua y vacunas, violencia yihadista). Y cuando la crisis de Ucrania adquiere algún dramatismo es por cuestiones que no son visibles o no tienen sentido cuando se miran desde la perspectiva de la opinión pública en el eje del Atlántico Norte. Por ejemplo, el 28 de febrero la Unión Africana emitió una declaración vehemente contra el comportamiento “escandalosamente racista” de las autoridades fronterizas ucranio-polacas, al discriminar a los ciudadanos africanos que viven en Ucrania y tratan de huir de la guerra, sometiéndolos a un trato desigual debido a su color.
La invasión de Ucrania es inaceptable. Lo que no se puede decir es que no fue provocada.
Por: BOAVENTURA DE SOUSA SANTOS
26 febrero, 2022
¿Cómo hemos llegado hasta aquí? La soberanía de Ucrania no puede cuestionarse. La invasión de Ucrania es ilegal y debe ser condenada. La movilización de civiles decretada por el presidente de Ucrania puede considerarse un acto desesperado, pero presagia una futura guerra de guerrillas. Putin debería tener en cuenta la experiencia de Estados Unidos en Vietnam: el ejército regular de un invasor, por poderoso que sea, acabará siendo derrotado si el pueblo en armas se moviliza contra él. Todo esto augura pérdidas incalculables de vidas humanas inocentes.
Apenas recuperada de la pandemia, Europa se prepara para un nuevo desafío de proporciones desconocidas. La perplejidad ante ello no podría ser mayor.
La pregunta es: ¿cómo y por qué hemos llegado hasta aquí? Hace treinta años Rusia (entonces la Unión Soviética) salió derrotada de la Guerra Fría, se desmembró, abrió sus puertas a la inversión occidental, desmanteló el Pacto de Varsovia (el equivalente soviético de la OTAN), los países de Europa del Este se emanciparon de la subordinación soviética y prometieron democracias liberales en una amplia zona de Europa. ¿Qué ha pasado desde entonces para que Occidente vuelva a enfrentarse ahora a Rusia? Dada la diferencia de poder entre Rusia y las potencias occidentales en 1990, la respuesta más inmediata apunta a que esto se debe a la absoluta ineptitud de los líderes occidentales para capitalizar los dividendos del colapso de la Unión Soviética. Sin duda, la ineptitud es evidente y define bien el comportamiento de la Unión Europea a lo largo de estos años.