PERIODISTAS VAMPIROS
¿Qué hacer frente a esta carrera descontrolada hacia lo más sórdido de la naturaleza humana?
Drácula ya no necesita tirarse al cuello de las personas. Le basta con ir al kiosco de la esquina, comprar unos cuantos periódicos y exprimirlos. Chorrean sangre.
Crónica roja. Esta es la tendencia del mal periodismo en mucha prensa escrita, en revistas, y en los informativos de televisión y de radio. Noticias truculentas. Primeros planos de violadas y descuartizados. Locutores de radio que crispan el tono y se regodean en los sucesos. Periodistas vampiros que revolotean en busca de cadáveres, tripas y sesos.
¡Loco de ira le clavó siete puñaladas en el abdomen!
¡Le partió el cráneo con un ladrillo!
¡Primero la viola y después se suicida!
El pretexto es decir que a la gente le gusta eso. Y como lo que le gusta a la gente da buenos puntos de “rating” y el “rating” trae publicidad… pues seguimos convirtiendo los noticieros en un charco de sangre. Y seguimos alimentando los peores instintos de nuestras audiencias.
Lo peor de la crónica roja es que, de tanto ver atrocidades, te vas volviendo insensible al dolor ajeno. Y te vas convenciendo de que hay más gente mala que buena. Y que es peligroso salir a la calle. Y más peligroso todavía intentar cambiar las cosas.
¿Qué hacer frente a esta carrera periodística descontrolada hacia lo más sórdido de la naturaleza humana?
En nuestra emisora, sin duda, tendremos que informar sobre los sucesos violentos que ocurren en la comunidad, en el país, en el mundo. Pero si somos responsables, si tenemos un código de ética, aplicaremos, al menos, estos tres criterios básicos:
1. Cuidar el lenguaje. No entrar en detalles morbosos que no añaden nada a la información. No es necesario decir por cuál costilla entró el puñal. Tampoco hay que inmiscuirse en la vida privada de las víctimas. Desde luego, se reservarán los nombres y los rostros de los menores de edad.
2. Darle contexto a la información. Es decir, ir de los “casos” a las “causas”. El caso es que un hombre asesinó a su compañera. Esto no es un crimen pasional ni un hecho aislado. Es un feminicidio. Un crimen de odio contra las mujeres. Al dar la noticia, hay que relacionar el caso con su causa: el ambiente violento y machista. Podemos echar mano de datos que permitan entender por qué ocurren estas situaciones extremas. La noticia de un borracho accidentado puede relacionarse con el exceso de bebidas alcohólicas o con la falta de control policial en las carreteras. La noticia de un padrastro que viola a su hija permite destapar el gravísimo problema del incesto, tan naturalizado en nuestra sociedad y del que casi nunca se habla.
3. Dedicar a estos sucesos, como máximo, un 20% del tiempo neto del noticiero. Y no ubicarlos en los primeros titulares, sino hacia el final del programa informativo, tal vez como una sección donde se dan a conocer accidentes y otras desgracias.
Si aplicamos estos tres criterios, lograremos un mejor balance en nuestros noticieros. Y en la sensibilidad de nuestros públicos.
Crónica roja: “la chica mala del periodismo”