QUIEN MODERA, NO CONCLUYE

Radioclip en texto sin audio grabado.

¿Quieres conocer unos cuantos tips para que tus debates radiofónicos resulten más dinámicos?

El debate radiofónico es un formato especialmente atractivo y educativo. Escuchando posiciones contrapuestas, la audiencia ejercita los músculos del pensamiento propio.

Los debates, sin embargo, no se suelen practicar mucho en las emisoras. O se practican mal. ¿Las causas? Muchas. Sobre todo, la falta de pericia de quienes moderan.

Señalo, a continuación, los CINCO ERRORES más frecuentes en que incurren los moderadores y moderadoras de debates.

Quien modera, modera demasiado

Pone normas rígidas, que si un minuto para cada uno, que si la tiranía del reloj, que si ya agotó su tiempo, que aquí mando yo. Antes del programa, se establece la metodología, pero no hay que recordarla a cada momento cuando estamos en el aire.

Quien modera, no modera nada

Saluda y presenta a los invitados y después queda como espectador del diálogo (o de la bronca), mirando cómo la pelota va y viene de una cancha a otra. Ni tanto ni tan poco. El programa acabará descontrolado y seguramente la moderación se llevará algún pelotazo.

Quien modera, roba protagonismo

Un debate no es una entrevista colectiva. Los invitados pueden hablar directamente entre sí sin pasar necesariamente por las preguntas del moderador. Al principio, estas preguntas motivan el diálogo. Pero si la mecha se prendió no hay que seguir soplando.

Quien modera, no es imparcial

Se le nota su preferencia política. Favorece a un invitado, le permite más intervenciones, satiriza la otra posición. Así no vale. La parcialidad es lo menos excusable en esta labor periodística.

Quien modera, concluye

El formato debate siempre debe quedar abierto y que gane quien gane. No le corresponde a quien modera sacar conclusiones ni juzgar quién argumentó mejor ni quién tiene la razón. Los moderadores tampoco tienen que hacer esos odiosos “resúmenes” sintetizando las posiciones de cada cual. ¿Qué hacer, entonces, al final? Agradecer a los invitados, invitar a la audiencia a seguir discutiendo, y hasta la próxima.

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