SEÑORAS Y SEÑORES
El lenguaje permite modificar estereotipos y prejuicios.
Primera escena: En una sala de reuniones hay 10 mujeres. Una persona se dirige a ellas y les dice:
Como ustedes saben, señoras, mañana habrá elecciones y todas…
Segunda escena: A la misma sala de reuniones donde se encuentran las 10 mujeres, entra un hombre. La persona que se dirige a ellas dice: Y recuerden señores, que mañana todos…
Automáticamente, las 10 mujeres perdieron y cambiaron su identidad idiomática. Se convirtieron en señores. Su identidad idiomática termina en cuanto aparezca una persona del género masculino en escena.
Se usa el género masculino como neutro, como si abarcara ambos géneros. Una regla gramatical que refleja una visión del mundo y la lengua centrada en lo masculino.
Este androcentrismo se transmite en los textos escolares, en la literatura, en los libros de ciencia y en la historia, sin ninguna reflexión. La repetición y el reforzamiento de los valores sociales se hace desde el lenguaje. Así, se construye una sociedad donde las mujeres no existen por sí mismas, se construye un mundo dominado por los hombres.
“Pero del mismo modo, el lenguaje es una extraordinaria oportunidad para modificar estereotipos y prejuicios y puede transformarse en un medio efectivo de cambio cultural”
Si cambiamos el lenguaje, ganamos:
Relaciones equitativas: “Señoras y señores…”
Un lenguaje que no discrimine a nadie en relación a su sexo: “Los campesinos y las campesinas tienen derecho a la propiedad de la tierra…”
Visibilidad de las mujeres y de los hombres en oposición a la exclusión de las primeras: “Las niñas y niños juegan a la pelota…”
Nuevas palabras que enriquecen el lenguaje y nuestras relaciones: “La ministra, la jueza, la doctora, la humanidad, la niñez y juventud, los derechos humanos…”
Seres humanos valorados por sí mismos y no en relación con otros: “Los hombres y mujeres de ciencia…”
BIBLIOGRAFÍA
- Eulalia Lledó, Cambios necesarios, Isis Internacional, Santiago de Chile1997.
- Gloria Bonder, Los hombres no son los hombres, Dossier No 4 Mujeres y Medios de Comunicación, Buenos Aires 1995.
- Imagen de 200 Degrees en Pixabay