|

59- UN CONDÓN EN LA CARTERA

LIBRETO

LOCUTOR A continuación, nuestro habitual espacio “El consultorio sexual de la doctora Miralles”.

CONTROL CARACTERÍSTICA CONSULTORIO

DOCTORA Amigas, amigos, ¿cómo están, cómo los trata la vida? ¿Llenos de amor y de entusiasmo? Estupendo. Pero recuerden siempre que una cosa es la pasión y otra la precaución. Y si no, que se lo cuenten a Sandy…

CONTROL MÚSICA ROMÁNTICA

CHICO Te quiero, Sandy, me muero por ti…

CHICA Yo también te quiero, Lolo, mi pololo…

CHICO Pues si me quieres, demuéstralo… ¿Lo hacemos, Sandy?

CHICA Claro que sí, mi amor…

CHICO Ay, te quiero, te quiero…

CHICA Pero antes…

CHICO ¿Antes qué?

CHICA ¿Tienes un condoncito, mi amorcito?

CHICO Un… un condón… espera… Creo que no… Pero no importa, yo me cuido…

CHICA Yo también me cuido, mi amor.

CHICO Pero, Sandy, no pasa nada… Soy tu pareja. No estoy con nadie más ni estoy enfermo.

CHICA No, Lolo. Hasta aquí nomás llegamos. Sin condón, nica.

CHICO ¿Cuál nica?

CHICA (MEDIA VOZ) Ni cagando.

ESTROFA PONTE EL SOMBRERO

DOCTORA Ponte el sombrero. Ponte el condón. La camisinha, como dicen en Brasil. Y esta chica, precavida, inteligente, le dijo a su novio que sin condón no hay din-dón… ¿Aló?

EFECTO TELÉFONO

ABUELA Y muy bien dicho, doctora. Porque luego, por esa irresponsabilidad, ahí tiene usted a las adolescentes embarazadas, las madres solteras…

DOCTORA Un embarazo no deseado o también una enfermedad de transmisión sexual… hasta el SIDA.

ABUELA Y yo me pregunto, doctora, si es tan fácil tener a mano un condón, ¿por qué los varones no quieren usarlo?

EFECTO TELÉFONO

DOCTORA Veamos ahora… ¿Aló?

CHICO La señora que llamó, como ya es mayorcita, no entiende. Porque cuando a uno le entran las ganas no va a ir a la farmacia… Se acaba el romanticismo, se enfría todo… Además…

DOCTORA Además, ¿qué?

CHICO Que no se siente lo mismo, doctora. Eso es como chupar un caramelo sin quitar el papelito…

DOCTORA Atiende, muchacho. Con un poco de creatividad, pueden convertir el condón en un juego y resulta simpático… Ella te lo puede poner…

EFECTO TELÉFONO

DOCTORA Hoy tengo muchas llamadas… A ver… ¿Aló?

CHICA ¿Cómo está, doctora Miralles?

DOCTORA Yo muy bien. ¿Y tú?

CHICA Ahora estoy muy bien. Pero antes, cuando estaba con mi novio, no. Él siempre se olvidaba del condón. Yo me negaba, él insistía. Así nos pasábamos peleando. Algunas veces, por cansancio, yo aceptaba tener relaciones a pelo, sin nada, pero luego yo era la que me angustiaba. Ellos no, a ellos no les importa. Ellos van a lo suyo. Si luego te quedas enferma o preñada, ya el pájaro voló del nido.

DOCTORA ¿Y qué hiciste, entonces?

CHICA Como le decía, ahora estoy muy bien. Yo llevo siempre en mi cartera un condón. O dos. Igual que llevo el pintalabios o el espejito, llevo mis condones. Así no hay miedo.

DOCTORA Excelente idea. Las chicas que estén escuchando este programa deberían hacer lo mismo. Un condón en la cartera. Por cierto, algunas dicen que les da vergüenza… ¿qué les aconsejarías tú?

CHICA Que es mejor un minuto de vergüenza que 9 meses de panza, ¿no?

EFECTO TELÉFONO

DOCTORA Veamos… ¿aló?

JOVEN Yo quiero felicitar a esa man que habló. Porque, doctora, a mí me pasaba lo mismo. Hasta un día.

DOCOTRA ¿Qué pasó ese día? Cuéntame.

JOVEN Mi flaco, para variar, se olvidó de la goma. Que le daba pereza ir a la farmacia.

DOCOTRA Y tú, ¿qué hiciste?

JOVEN Yo le dije: alcánzame la mochila, ahí tengo uno. Dice él: ¿cómo es que tú tienes condones en la mochila? Le digo: Los tengo porque tú no los tienes. Me dice: pareces una facilona, una tipa de la calle. Tú me estás engañando con otro. Yo le digo: ¿qué te pasa? ¿Me insultas por ser precavida? Deberías agradecerme. Y dice él: pues a mí con la discutidera, ya se me fueron las ganas. Y le digo yo: pues a mí también. Olvídate y raja. Yo no voy a estar con un hombre tan cavernícola y machista. Así que, calabaza calabaza cada quien para su casa.

DOCTORA ¡Muy bien, muchacha!… Qué gusto me da oírte. Y ojalá que otras chicas sigan tu ejemplo. No sean tontas. No se dejen engatusar con palabritas bonitas de los “lolos pololos”. Dicen que hombre precavido vale por dos. Pues entonces, mujer precavida vale por cuatro. ¡Hasta la próxima, chicas empoderadas!

BIBLIOGRAFÍA