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MEDIOS PÚBLICOS: ÁGORAS DEMOCRÁTICAS (2)

Radioclip en texto sin audio grabado.

Los protagonistas de un medio público son los ciudadanos y las ciudadanas, haciendo un ejercicio cotidiano de democracia participativa.

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La primera característica fundamental de una radio, de una televisora, de un periódico público.

Un medio público, por la elemental razón de ser costeado por la población, por todos los contribuyentes, se debe a esa población. No puede responder a una lógica comercial (ganar clientes) ni a una lógica partidaria (ganar votos) ni a una lógica religiosa (ganar devotos). Un medio público tiene que ser tan pluralista como laico.

La mejor imagen de un medio público es la antigua ágora griega donde se pensó la democracia. En realidad, necesitamos ágoras más democráticas que aquella, porque en la Atenas de Sócrates y Platón sólo hablaban los varones, nunca las mujeres. Sólo opinaban los ciudadanos blancos y ricos. Los esclavos africanos, los vencidos de las guerras, no tenían voz.

Y queremos escuchar todas las voces. Las voces que no se escuchan en otros medios. ¿Quiénes hablan en las emisoras, quiénes se ven en las televisoras de tu país? En Ecuador hicieron una curiosa encuesta. A lo largo de estos últimos años, apenas habían salido en los medios unas mil personas. Esos mil políticos, intelectuales y autoridades que hablan todos los días sobre todos los temas. ¿Y los 13 millones 999 mil ecuatorianos y ecuatorianas? ¿No tienen derecho a ejercer su libertad de expresión?

Un medio público, rompiendo ese peligrosísimo monopolio de la palabra, abre sus micrófonos y sus pantallas prioritariamente para esa inmensa mayoría silenciosa (¿o silenciada?), sin voz ni imagen pública.

Esencial, innegociable en un medio de comunicación, es que se escuchen todas las opiniones políticas, todas las expresiones culturales, todos los credos religiosos, todas las orientaciones sexuales, todos los idiomas (si en el país hay más de un idioma, como ocurre en casi todos los países de nuestra Patria Grande). Un medio que refleja en su programación la diversidad de la población que lo sostiene y a la que sirve.

¿Y a través de qué formatos se logrará esta intensa participación popular? Pensemos en foros ciudadanos sobre los mil y un desafíos que tiene que enfrentar a diario la gente de a pie. Pensemos en debates sobre temas de actualidad, sobre temas tabúes. En entrevistas individuales y colectivas. En encuestas. En mesas redondas y cuadradas. Espacios de opinión sin insultos para nadie, pero con total libertad para que cada quien diga lo que piensa. Los protagonistas de un medio público son los ciudadanos y las ciudadanas, haciendo un ejercicio cotidiano de democracia participativa.

Ágora ciudadana, no tribuna gubernamental. Ágora pluralista, no propaganda sectaria. Ágora popular, nunca elitista. Ágora sostenida con recursos del Estado, porque al Estado pertenece, pero que dispone de ingresos propios para asegurar la independencia editorial. Ágoras verdaderamente democráticas.

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