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LOS MERCENARIOS (10)

Radioclip en texto sin audio grabado.

En una emisora ciudadana necesitamos militantes del micrófono.

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Hay quien hace la guerra o el amor por dinero. Y hay también quien locuta por dinero. Acerquémonos ahora a esta clase de colegas.

Ya sabemos que nadie trabaja por amor al arte y que con la mística no se hace sopa. Locutores y locutoras, como cualquier obrero, viven de su trabajo. Y deben ser justamente remunerados por ello.

Repetimos: justamente. Porque en algunas emisoras, con el cuento de que están aprendiendo o de que son militantes voluntarios, no les dan ni para cubrir el pasaje. Eso tiene otro nombre: explotación.

De acuerdo, vivimos de nuestro trabajo y necesitamos tener un buen ingreso para alcanzar una buena calidad de vida. Eso está estupendo. Pero otra cosa es trabajar sin amor al trabajo.

Curiosamente, los mercenarios no suelen ser los peor pagados en la emisora, sino los que reciben los mejores salarios. Los que no tendrían de qué quejarse son los que se quejan más.

Y con mucha frecuencia, quienes ganan menos son los que cumplen con mayor responsabilidad y aguantan horas extras.

A los mercenarios se les conoce por la hora. Siempre llegan tarde a su trabajo. No les falta una excusa para la demora. El transporte estaba difícil, tuve una reunión de urgencia, se me murió el abuelito. ¿Cuántos abuelos tendrán, porque cada mes se les muere uno?

Los últimos en llegar pero los primeros en salir. Terminado el turno, no pueden quedarse un minuto más porque tienen otra reunión de urgencia… o van al velorio del abuelito.

Los mercenarios y mercenarias nunca tienen tiempo para colaborar en nada de la emisora…

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Oye hermano, ¿puedes grabarme una cuñita?
-¿Ahora? Imposible, loco. Estoy saliendo a un compromiso muy importante.
-Pero si es sólo un minuto. Ven, vamos a cabina…
-Lo siento, loco, es que tengo una emergencia…
-Está bien, a lo mejor te puedo conseguir algo…
-Ahora estamos hablando. A ver, dime… ¿cuánto hay?
 

Esa es la única pregunta que les interesa: ¿cuánto hay? Están metalizados. Tienen dólares en los ojos. Si una emisora farandulera les ofrece un poco más, allá van. Si un político corrupto les paga por grabar mentiras, allá van. Para estos mercenarios del micrófono, lo único que cuenta en la vida es el dinero.

En una emisora ciudadana no podemos trabajar con mercenarios ni mercenarias. Necesitamos militantes del micrófono. Necesitamos compañeros y compañeras con ilusión, con ganas de colaborar, de formar equipo, que no miren tanto el reloj. Colegas que no vengan a cumplir con un horario, sino a empeñarse en un servicio en favor de la comunidad.


¿Conoces esta clase de locutores y locutoras en tu radio? ¿Tienen arreglo?


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BIBLIOGRAFÍA

  • Locución en la radio popular, ALER, Quito 1991.